PoV
Larys Strong
Descripción del PoV
Lo hace en persona
Tokens
El Patizambo
Descripción del token
En persona
Consejero de Rumores
Descripción del token
Usa los contactos que tiene dentro de la Fortaleza Roja
Conspiración de la Ciudadela
Descripción del token
Usa recursos de los Maestres
Secretos de la Fortaleza Roja
Descripción del token
Para poder moverse sin ser visto
Ejércitos
No
Objetivo
Tener preparado un veneno en el vino para poder brindar con Rhanerya y Corlys y morir todos.
Misión
Larys pedirá a los maestres algún veneno tipo Lágrimas de Lys. Suficiente para matar a varias personas. También antídoto, si existe, para mí. Si no hay antídoto, el plan sigue pero Larys no sobrevive.
También buscará a alguien de confianza entre los coperos de la Fortaleza Roja y arreglará que sea él o ella quien sirva vino en la reunión que tengan Rhaenyra y Corlys con él.
Cuando esté todo listo, saldré de la Fortaleza Roja, simulando que acabo de llegar a Desembarco, y pediré una reunión con la reina y Lord Velaryon para jurarles lealtad o que me ejecuten, me da igual, siempre que bebamos todos del vino envenenado que he preparado. Para que no sospechen de mí, seré el primero que beba el vino.
Esta es, posiblemente, mi última misión. Queda pendiente, si acaso, resolver que el Padre Gamliel trate de acabar con los dragones vivos que por lo que sé son Syrax y Bruma; debido a que Rhaenyra espero que muera y que no sé si Bruma tiene jinete, creo que puede pasar.
Localización
Fortaleza Roja
Roleo
La lluvia caía suavemente sobre los tejados de la Fortaleza Roja, creando un murmullo constante que servía como el disfraz perfecto para las sombras que se movían en sus pasillos. En el corazón de aquella maraña de intrigas, Larys Strong aguardaba en una pequeña sala de piedra, iluminada solo por un candelabro casi agotado. Su postura era tranquila, pero sus dedos tamborileaban sobre el borde de la mesa con un ritmo lento, como si estuviera orquestando una sinfonía invisible.
Primero llegó una joven sirvienta, de rostro delgado y manos temblorosas. Se quitó el delantal antes de entrar, limpiándose el sudor de la frente, consciente de lo arriesgado que era estar allí. Larys la recibió con una leve sonrisa y le entregó una bolsa de cuero, que tintineó con el sonido inconfundible de monedas de plata.
—¿Sabes lo que tienes que hacer? —preguntó, con una voz calmada pero cargada de intenciones.
La sirvienta asintió, sin atreverse a levantar la mirada pero consciente de que Larys la despidió con un gesto. La joven recogió la bolsa y desapareció tan rápido como había llegado. Larys permaneció inmóvil un instante, sus ojos hundidos fijos en la puerta antes de que esta se abriera nuevamente.
El siguiente visitante fue el Maestre Dunstan, un hombre bajo con el cabello ralo y gris. Larys lo observó cuidadosamente mientras el hombre se inclinaba con torpeza, costaba adivinar que aquel hombre conspiraba contra alguien, mucho menos contra los Targaryen.
—Los suministros están donde los pediste. ¿Y el próximo paso? —preguntó Dunstan, tratando de esconder su nerviosismo.
—Debemos asegurarnos que no hay antídoto y, de haberlo, no es eficaz —hizo una pausa, dejando que su voz adquiriera un tono helado—, Y elimina cualquier rastro que pueda vincularte conmigo. Si fallas en esto, el próximo nombre en la lista será el tuyo.
El Maestre asintió con rapidez y se retiró, sudando más que la joven sirvienta. Larys permaneció en la sala, con la mirada fija en el candelabro. Su plan avanzaba como las piezas de un sitrang bien jugado, y cada peón tenía un propósito. Había sido paciente, pero ahora, con los cimientos de la Fortaleza Roja temblando bajo las tensiones de la guerra, era el momento de actuar. Algo definitivo. Algo que cambiaría el curso del juego para siempre.
El sonido de la puerta cerrándose lo devolvió a la realidad. Se levantó con calma, apagó el candelabro y se fundió con las sombras de la Fortaleza Roja, como si nunca hubiera estado allí. Pero sus órdenes seguían vivas, sembrando intrigas y peligros que pronto estallarían en una sola jugada maestra.