Aprovecho este hilo para una nueva misión en Doncella Rosada.
PoV : Meggan Ríos
Token : Meggan Ríos: Es ella misma la que lo hace. Juan Palomo´s style.
Obejtivo :
Ya me he infiltrado en Doncella Rosada y me tienen como una de los suyos. Es hora de dar un siguiente paso y no es otro que preparar una posible entrada de Harry Hoare.
Meggan seleccionará a los guardias que crea que son los más fáciles de manipular o de sobornar; cuando los tenga escogidos, hará lo necesario: follárselos, prometerles que se los follará, darles dinero, amenazarlos o prometerles oro a raudales.
A cambio de les pedirá que cuando ella les diga, le permitan la entrada a unos amigos suyos que deben esconderse en Doncella Rosada. Les contará una milonga sobre hombres que son perseguidos por enemigos ocultos y que necesitan refugio pero que no quiere que lo sepan los Piper porque podría ponerles en apuros igualmente. Les convencerá para hacerles creer que será poco tiempo, una o dos noches, y que son pocos y apenas se notará.
Y si les pillan, ella asumirá toda la culpa.
Si tengo éxito, cuando llegue Harry con sus hombres, se les permitirá entrar - me da igual la forma siempre que entren sin problemas y sin llamar la atención - y a partir de ahí es cosa de Harry.
Roleo:
Meggan sirvió más vino a Fred, uno de los hombres de Doncella Rosada y no el más listo de ellos. Al inclinarse para vertir la bebida, sus senos colgaron de forma provocativa y parecía que la mujer no era consciente de cuánto enseñaba.
El soldado la acercó de un tirón y la sentó sobre sus muslos riéndose oscenamente.
– Meg, ¿por qué no habías venido antes a Doncella Rosada? Me gustaría haberte conocido toda mi vida.
– Ojalá hubiera podido, Freddy, pero me retuvieron. Y me hicieron cosas malas. – La falsa inocencia de la mujer caló en los dos guardias que la escuchaban que pusieron cara de enojo. – Sólo gracias a unos amigos pude escapar de mis antiguos dueños.
– ¡Brindo por tus amigos que permitieron que vinieras aquí!
– A ellos les debo todo. Todo. – Para darle énfasis a sus palabras, se apretujó contra Fred y notó la clara erección de este. – Y soy una mujer agradecida. Tengo que devolverles el favor a ellos. Y a cualquiera que me haga un favor, claro.
– Por ti haría lo que fuera, Meg. – Dijo el compañero de Fred relamiéndose y envidiando a su amigo.
– Gracias. Os creo.