Misión II: paz en el interior, paz en el exterior

Objetivo:

Reunir a los cabezas de las principales familias de los Nathulinos para informarles de la llegada de emisarios lorelanos y decidir cómo proceder, en aras de pacificar las tensiones internas.

POV:

Arëon, el Joven

Tokens:

El Joven: Arëon, después de la pérdida de su padre, ha sido capaz de mantener la paz entre las facciones pro-lorelanas y anti-lorelanas, así como entre aquellos que creen que se ha ido demasiado lejos en el cambio de las tradiciones. A pesar de su juventud, el caudillo es un hábil negociador, carismático y presto a la resolución de problemas, especialmente por vía de la palabra, dejando que sea su hermano o su guardia quienes se ocupen de problemas militares. A pesar de los retos que se avecinan, pocos caudillos en la larga historia de Nathul han tenido las cualidades que él tiene para sobreponerse a la adversidad.

Utilizado como representación del carisma y habilidad diplomática de Arëon para evitar un desgarro interno ante el cambio en el equilibrio de fuerzas de la isla con la llegada de los lorelanos.

Misión:

Arëon informará a los jefes de las familias de la llegada de los lorelanos, de sus emisarios y de que ha mandado a su Senescal a hablar con ellos, mientras que ha entablado contactos con las tribus de Izila y Rivendall para evitar el derramamiento de sangre. Es especialmente importante que los Värregor, tradicionalistas, guerreros y que desconfían de los sureños, estén a bordo de un plan pacifista que impida una guerra devastadora.

Mapa y movimientos:

En la propia Nathul. La fortaleza más lejana es la de los Värregor y la de los Innerei, a 3 hexágonos atravesando los campos y dos hexágonos de colinas. Eso hace que, en pequeños grupos: (3x8) + (2x5) → 34 horas en que llegue todo aquel convocado.

Roleo:

Un concilio de familias.

Por primera vez desde hace cinco años, cuando su padre había perdido la vida en las costas de la Isla. Por primera vez desde que tuvo que someter la oposición de los Varrëgor, que querían pronta venganza contra el antiguo aliado, hablándoles de la necesidad de preservar el futuro y no de quemarlo en la pira funesta de la venganza del presente. Por primera vez desde que tuvo que liderar no solo en el frente, sino en su propia casa.

No esperaba un concilio pacífico. Los Varrëgor querrían no dar ni media concesión a los lorelanos. Aliarse con Rivendall para echarlos. No entendían el poder militar de los sureños, el precio al que la coalición los había echado la última vez. No pretendía subyugarse, pero sí evitar una catástrofe que volviera a mandar a las madres plañideras a los campos y a los niños a coger las espadas.

Miró el pequeño tablero de oëfnech que se situaba sobre su mesa. Una pieza representaba la montaña, otra a los espíritus del bosque. Otra al soldado desconocido, otra a la madre que lloraba…un juego transmitido durante generaciones en Nathul y que pretendía reflejar los golpes, giros y decisiones de un conflicto.

No permitiría que su pueblo se desvaneciera en las brumas del tiempo.

Todas las familias se reúnen en Nathul (asume el señor más heredero y un puñado de hombres de escolta).

Poca opinión ha trascendido, pero los más intranquilos sobre el tema son los Nervân , no parefen confiar dle todo en tu liderazgo.

Los Varrëgor parecen dispuestos a todo, si tuvieras que pedírle a alguien que te siguiera al fin del mundo sería claramente al Jarl Elros, un muchacho joven, su padre murió en un accidente de caza el año pasado con su hermano mayor y el liderazgo le ha caído encima como una losa.

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