PoV
Daemon Targaryen
La vida de Daemon Targaryen ha estado muy lejos de satisfacer sus propias expectativas.
Osado, ambicioso y peligroso, vagabundeó por el Consejo Privado como Consejero de la Moneda y Consejero de los Edictos hasta encontrar su lugar como Comandante de la Guardia de la Ciudad. Allí armó y pertrechó a los soldados, dotándoles de capas doradas y valiéndose de una brutalidad desmedida para mantener la seguridad de la capital.
Daemon es un hombre complejo, carente de cualquier atisbo de escrúpulos y dispuesto a hacer lo necesario para alcanzar sus objetivos. Por ello, no son pocos los que piensan en Maegor “el Cruel” al pensar en el Príncipe Canalla. Sin embargo, Daemon Targaryen es mucho más que eso.
¿Por qué la querencia de obtener la Corona? Es una muy buena pregunta y para la que no hay una respuesta sencilla.
Igualmente, esa aspiración poco a poco se ha ido alejando de él (exilio mediante) como acercando (matrimonios) hasta el lugar que nos ocupa, a un paso de convertirse en rey consorte. ¿Suficiente para él? Quizás, pues cree posible cogobernar junto a Rhaenyra, quien siempre necesitará una espada firme a su lado… aunque los pasados anhelos puede que no hayan llegado a desaparecer.
Tokens
Lady Miseria, el Gusano Blanco
Antigua bailarina lysena que fue amante y concubina del príncipe Daemon llegando a llevar en su vientre la semilla real. Tras años en su tierra natal, regresó a Desembarco del Rey donde se ha hecho un nombre en los bajos fondos y prostíbulos, capaz de encontrar a la persona adecuada para cada trabajo y enterarse de los secretos mejor guardados.
Estas capas nos las dio Daemon, y no cambian; son doradas por los dos lados (Karyl)
Pese a haber pasado más de dos décadas del momento en que Daemon ocupó la Capitanía de la Guardia de la Ciudad, su recuerdo sigue muy presente entre los jóvenes reclutas a los que inspiró y que a día de hoy ocupan puestos de mayor responsabilidad dentro de los defensores de la ciudad. Hombres leales a su comandante y que no dudarán en mostrar lealtad al que fuera su Comandante llegado el momento.
De maleantes y demás calaña (Hans)
Lecho de Pulgas es un lugar donde se puede encontrar lo peor sin escarbar demasiado. Sin embargo, si uno está dispuesto a buscar con ahínco, la desesperación abre horizontes inimaginables en cuanto a la degradación de la moral se refiere. Asesinos, espías y en general personas inmorales dispuestos a cualquier cosa por el pago adecuado conforman este grupo que no duda en cumplir las órdenes si el pago es adecuado.
Ejércitos
No hay ejércitos implicados.
Objetivo
Hacer propaganda pro negra o anti verde (según lo veas) por lo sucedido en Valleoscuro. El objetivo principal es recuperar el (-1) en reputación de los Negros, no de Rhaenyra en particular (ya que en Desembarco la odian), sino del bando en sí mismo.
Si no fuera posible, empeorar la reputación de Criston Cole.
Misión
Pongo todos mis esfuerzos propagandísticos al servicio de la causa.
Los Capas Doradas deben andarse con mucho ojo. Sólo fuera de su turno, en confianza y en una taberna, dejarán que se suelte la lengua. Lo harán con otros capas doradas con menos filtro que ya hayan bebido lo suficiente como para que la idea cale pero no tanto como para que se le olvide. Ellos beberán, pero no tanto como para perder el control de la situación.
— Abordarán el problema desde la siguiente óptica: se pondrá en tela de juicio la ofensiva llevada a cabo por Lord Criston Cole, quien creía que con dos dragones y sus huestes tendría una victoria fácil y se encontró Valleoscuro totalmente defendido y con dos dragones: Meleys, más pequeña que Fuegosueño y Arrax, más pequeño que Fuegosolar. Ni tan siquiera fueron necesarios Caraxes o Syrax. De no ser porque los negros quisieron evitar una sangrienta batalla porque aún buscan métodos pacíficos, al contrario que Lord Criston Cole, seguramente hubieran perdido y la ciudad hubiera quedado a merced de Rhaenyra.
Las prostitutas de Mysaria adularán a los valientes soldados que han regresado con vida, y enfatizarán lo mal que lo hubieran pasado si les hubiera pasado algo, dejando caer de forma muy sutil que según se escucha en las calles, la campaña fue demasiado arriesgada y que Lord Criston Cole no valoró los riesgos, y que de no ser por la piedad de los Negros aquello hubiera sido una masacre. Enfatizo lo de palabras dulces y sugerentes, buscando conducir a los valientes soldados a esa conclusión, no siendo ellas quienes las pronuncien.
Mis estimados vagabundos, maleantes y demás, moverán esos mismos rumores en los bajos fondos, aprovechando sobre todo cuando los ánimos estén caldeados por la falta de alimento y se haya consumido alcohol en exceso. Enfatizarán que Lord Otto Hightower manda hombres a la muerte y que sólo la piedad de los Negros evita masacres. Primero fue Aemond perdiendo en un duelo y mandando quemar al justo ganador y después esto…
Finalmente, se hará una colaboración entre maleantes y guardias reales. En uno de estos momentos en los que los ánimos hayan sido caldeados y hayan conseguido que alguien ajeno a mi token se deje llevar por las soflamas incendiarias, un grupo de capas doradas que estará coordinado hará acto de presencia para darle una brutal paliza de forma que parezca que los Verdes ordenan acallar las verdades. Tan pronto aparezcan los capas doradas, mis queridos maleantes se esfuman.
Localización
Esta misión tiene lugar en Desembarco del Rey.
Roleo
Los bandazos que estaban pegando los Verdes no hacían sino jugar a su favor. Realmente, hasta donde sabía el Gusano Blanco, los Negros tampoco estaban haciendo demasiado. Sabía que Daemon había reunido a las topas, y que la diplomacia se movía. Pero los resultados de aquellas negociaciones no habían llegado a Desembarco del Rey, con lo que no era tanto el material del que la mujer disponía para mutar la opinión pública. Le había quedado muy claro que Rhaenyra era odiada mientras el patán de Aegon era ovacionado.
Por fortuna, Valleoscuro estaba resultando un granero de acontecimientos que podían servirle de carnaza para el populacho. Primero la deshonra del príncipe Aemond. Y ahora, cuando el rey se dirigía junto a todas sus fuerzas, dragones y soldados, a sanar el orgullo herido de su causa, se habían encontrado una ciudad defendida hasta los dientes y dos dragones dispuestos a hacer frente al rey y a la reina, de forma que habían tenido que regresar con el rabo entre las piernas.
Era sabido que no había habido piedad por parte de los Verdes. Ellos habían acudido a rendir la ciudad, y si esta se resistía, destruirla hasta los cimientos. Y sólo el verse ante la certeza de perder los había acobardado. Ya que de no ser así, hubieran aprovechado la oportunidad para quitarse a dos dragones de encima, principalmente cuando Caraxes estaba a saber dónde.
Ahora tenía que sembrar aquella historia en los oídos adecuados, de forma que se propagase como el fuego en un campo de trigo en pleno verano.