PoV
Lady Mysaria
Mysaria es una mujer notablemente pálida, venida de Lys y que fue amante de Daemon cuando este estaba casado con Rhea Royce. Cuando quedó encinta y el príncipe le hizo entrega de un huevo de dragón, Viserys mandó a su hermano de vuelta a Piedra de Runas mientras Lady Miseria volvía a Lys, perdiendo el bebé por el camino.
Años después, la mujer regresó a Desembarco del Rey donde ha sabido moverse para convertirse en una verdadera influencia entre prostitutas y en los bajos fondos, preparada para aprovechar las oportunidades que el inminente conflicto puede presentarle.
Mysaria le entrega un mensaje a Karyl a través de una de sus prostitutas (sí, Karyl es putero) para informarle de qué reclutas pueden ser más proclives a sus intereses para que pueda colocarlos en los puestos adecuados.
Tokens
Lady Miseria, el Gusano Blanco
Antigua bailarina lysena que fue amante y concubina del príncipe Daemon llegando a llevar en su vientre la semilla real. Tras años en su tierra natal, regresó a Desembarco del Rey donde se ha hecho un nombre en los bajos fondos y prostíbulos, capaz de encontrar a la persona adecuada para cada trabajo y enterarse de los secretos mejor guardados.
Mysaria le entrega un mensaje a Karyl a través de una de sus prostitutas (sí, Karyl es putero) para informarle de qué reclutas pueden ser más proclives a sus intereses para que pueda colocarlos en los puestos adecuados.
Daemon Targaryen, el Rey de los Peldaños de Piedra
La campaña en los Peldaños de Piedra granjeó amistades y enemistades al príncipe Targaryen. Si bien el Reino de las Tres Hijas y Dorne lo consideraron un enemigo declarado, Daemon se ganó el aprecio de los Velaryon y de otras ciudades libres, como Pentos, donde viviría su segundo exilio.
Sin embargo, además de renombre, experiencia bélica y amistades en Essos (y nuevos odios en una figura que levanta pasiones), el Targaryen también ganó una pequeña fortuna que le permite mantener vivas sus propias aspiraciones.
Lady Mysaria utiliza oro para que sus agentes puedan sobornar a quien sea necesario para obtener información.
Estas capas nos las dio Daemon, y no cambian; son doradas por los dos lados
Pese a haber pasado más de dos décadas del momento en que Daemon ocupó la Capitanía de la Guardia de la Ciudad, su recuerdo sigue muy presente entre los jóvenes reclutas a los que inspiró y que a día de hoy ocupan puestos de mayor responsabilidad dentro de los defensores de la ciudad. Hombres leales a su comandante y que no dudarán en mostrar lealtad al que fuera su Comandante llegado el momento.
Se han ido colocando colaboradores afines en los puestos adecuados, y pese a que Criston Cole ha metido sus zarpas, debo mantener un control todavía importante de la Guardia. Por esa razón, me valgo de esa influencia para cumplir el objetivo.
Ejércitos
No hay ejércitos implicados.
Objetivo
Mantener el control ante la siguiente información:
Y aprovechar la coyuntura del reclutamiento para recuperar el punto de daño (realmente el objetivo es este aprovechando que entra gente nueva, pero creo que van de la mano).
Misión
Aprovechando que la Mano quiere engrosar las filas de la Guardia de la Ciudad con, previsiblemente, los más desesperados de la ciudad, nos cuidamos de que aquello que pueda valer la pena (por compartir intereses) acabe cerca de nuestra ala protectora, y la bazofia acabe en otras manos.
Para ello, los agentes de Misarya investigarán los orígenes de los nuevos reclutas, y cuando encuentren algo que merezca la pena, harán llegar el mensaje a Karyl para que los ubique en los lugares más adecuados.
Localización
Esta misión tiene lugar en Desembarco del Rey.
Roleo
Sangre nueva. Al parecer, los últimos disturbios habían preocupado enormemente a la Mano del Rey, quien no había dudado en reclutar nuevos integrantes para la Guardia de la Ciudad. Por desgracia, nada bueno podía salir de aquel estercolero. Tras la última hambruna, que había soliviantado la moral de los ciudadanos, sólo los más desesperados aceptarían la capa dorada en un momento como aquel. Y aquello era a la vez una oportunidad para atraer nuevos hombres a su causa, como un riesgo de perder el recién adquirido control sobre el ejército que defendía aquella maldita ciudad.
Sin embargo, Karyl nunca se había lamentado por lo que el destino le separaba. No es que fuera optimista, sino que se limitaba a sobrevivir. A mantener la cabeza sobre las aguas pútridas de aquella bahía. Y en aquel momento, en lugar de perder el tiempo en lamentos, se había preparado para quedarse con lo poco que pudiera valer de la nueva hornada de reclutas. Quizás fuera como buscar una aguja en un pajar, pero que la Mano estuviera tan desesperada como para ampliar la guardia era buena señal. Aquellos incapaces serían los primeros en desertar llegado el momento… lo que contribuiría al caos que sembrarían cuando su único Comandante diera la orden.