Misión XXXIX: Será por las malas

PoV

Daemon Targaryen

La vida de Daemon Targaryen ha estado muy lejos de satisfacer sus propias expectativas.

Osado, ambicioso y peligroso, vagabundeó por el Consejo Privado como Consejero de la Moneda y Consejero de los Edictos hasta encontrar su lugar como Comandante de la Guardia de la Ciudad. Allí armó y pertrechó a los soldados, dotándoles de capas doradas y valiéndose de una brutalidad desmedida para mantener la seguridad de la capital.

Daemon es un hombre complejo, carente de cualquier atisbo de escrúpulos y dispuesto a hacer lo necesario para alcanzar sus objetivos. Por ello, no son pocos los que piensan en Maegor “el Cruel” al pensar en el Príncipe Canalla. Sin embargo, Daemon Targaryen es mucho más que eso.

¿Por qué la querencia de obtener la Corona? Es una muy buena pregunta y para la que no hay una respuesta sencilla.

Igualmente, esa aspiración poco a poco se ha ido alejando de él (exilio mediante) como acercando (matrimonios) hasta el lugar que nos ocupa, a un paso de convertirse en rey consorte. ¿Suficiente para él? Quizás, pues cree posible cogobernar junto a Rhaenyra, quien siempre necesitará una espada firme a su lado… aunque los pasados anhelos puede que no hayan llegado a desaparecer.

Daemon en persona es el protagonista de esta misión.

Tokens

Daemon Targaryen, el Príncipe Canalla y señor de Lecho de Pulgas

Daemon Targaryen no es el príncipe al uso. Desde su juventud, el rostro de Daemon era conocido entre ladrones, jugadores y prostitutas.

Carente de cualquier tipo de escrúpulos, nunca ha tenido reparos en deshacerse de aquellos que se interponen en su camino, lo que le ha granjeado una oscura reputación y un aura que recuerda a Maegor “el Cruel”.

Es un token tipo personaje, Daemon en persona persigue a su sobrino.

Daemon Targaryen y el arte de la guerra

Los intereses del príncipe Canalla nunca han estado ligados al gobierno. Desde joven destacó en el ámbito marcial, razón por la que su abuelo Jaehaerys I le hizo entrega de la espada Hermana Oscura, la cual siempre le acompaña (incluso cuando el protocolo exige lo contrario). Más allá de torneos o su posición como Comandante de la Guardia de la Ciudad, donde Daemon se labró su renombre en la guerra fue en la campaña en los Peldaños de Piedra (que duró tres años) donde junto a Corlys Velaryon se hizo con el control de las aguas costeras e islotes que separan Poniente del Reino de las Tres Hijas.

Unido a ello de forma indistinguible se encuentra la experiencia a lomos de su dragón Caraxes, siendo el único jinete de dragón vivo que ha conducido a su dragón a un conflicto bélico real.

Es un token tipo equipo. Los conocimientos militares de Daemon, su experiencia y su renombre son útiles para darle muerte a Daeron.

Daemon Targaryen, el Rey de los Peldaños de Piedra

La campaña en los Peldaños de Piedra granjeó amistades y enemistades al príncipe Targaryen. Si bien el Reino de las Tres Hijas y Dorne lo consideraron un enemigo declarado, Daemon se ganó el aprecio de los Velaryon y de otras ciudades libres, como Pentos, donde viviría su segundo exilio.

Sin embargo, además de renombre, experiencia bélica y amistades en Essos (y nuevos odios en una figura que levanta pasiones), el Targaryen también ganó una pequeña fortuna que le permite mantener vivas sus propias aspiraciones.

Daemon venció a Craghas Drahar en un duelo a muerte en esta campaña (decapitándolo), con lo que su experiencia en situaciones comprometidas es considerable.

Caraxes, el Anfíptero de Sangre

Caraxes fue el dragón del príncipe Aemon Targaryen primero y de Daemon Targaryen después. Es una bestia enorme (de la mitad del tamaño de Vhagar), roja y delgada y se trata de un dragón terrorífico, entrenado para la batalla de más de 75 años de edad.

Caraxes y Daemon hacen una dupla mortífera al ser la pareja viva más experimentada a la hora de volar en situaciones de peligro y la única con experiencia real de combate sobre un dragón.

Ejércitos

  • Caraxes (Alzado) , en Rocadragón [Numeroso +1, Dragón, Veterano +4] FUE: 84.0

Objetivo

Alcanzar a Daeron y darle muerte o capturarlo.

Misión

Daemon se lanza a por Daeron.

La tormenta juega a nuestro favor. De no ser por eso, Daemon lo hubiera dado por imposible, pero un dragón joven como Tessarion, presumiblemente herido, pierde la ventaja de su velocidad.

Si lo alcanzamos, nos abalanzamos sobre él. Ahí ya me da igual qué pase. Si lo matamos, muerto está. Si le obligamos a que aterrice, también bien. Lo que sea.

El punto es que he invertido demasiado tiempo como para echarnos atrás. Luchamos a muerte.

Está lloviendo, con lo que nada de gastar energías con llamaradas. Combate cuerpo a cuerpo, buscando desgarras las alas de Tessarion.

Localización

Esta misión sucede después de la Misión XXXVII: Punta Zarpa Rota, cerca de Punta Zarpa Rota y en dirección al Valle.

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Roleo

Lo había intentando. Nadie podría decir que Daemon Targaryen no empleó la vía diplomática a la hora de abordar a su sobrino. Pese al nulo afecto que sentía por los vástagos de Alicent Hightower, aquel muchacho no dejaba de llevar la sangre de su hermano; su propia sangre. Y al contrario que los mayores, era una víctima de las decisiones de otros. Si Daeron se hubiera rendido, lo hubiera convertido en su cautivo y le hubiera perdonado la vida, permitiéndole vestir el negro. Además, los dragones no les pertenecían. Eran un recurso de la casa Targaryen. Cuando Daeron muriera, Tessarion podría encontrar otro jinete.

Pero no había sido así. Su sobrino, terco y desconfiado, había huido. No le culpaba. Era lo normal. Sin embargo, sin saberlo, había desaprovechado su única oportunidad. En otras circunstancias, podría haber escapado. La velocidad de un dragón joven podía haber sido suficiente para escapar de Caraxes…

La lluvia arreciaba. Un jinete inexperto y un dragón herido batiéndose contra la tempestad. Quizás incluso se matasen ellos solos. Pero Daemon se tenía que asegurar. Había invertido demasiado esfuerzo en aquella búsqueda como para echarse atrás. A fin de cuentas, si los verdes perdían un dragón, Valleoscuro habría merecido la pena.

Aunque pareciera imposible las lluvias continuaron con incluso más fuerza y Daemon no veia nada, pero sabia que el muchacho habia partido hacia el norte y Caraxes era un cazador nato, su presa no se escaparia esta vez.

Dieron giros y revueltas, perdiendo el rumbo en ocasiones, con Caraxes rugiendo en desafío a los elementos. El tiempo se volvió un borrón de relámpagos y sombras, de fuerza y tensión. El frío se colaba hasta los huesos de Daemon, y la tormenta casi lo cegaba, pero su determinación era feroz. Cuando parecía que el rastro de Tessarion se desvanecía una vez más, un destello de fuego azul se vislumbró a lo lejos, surcando la oscuridad de la noche como una señal.

Con el nuevo rastro el rey consorte cruzó las últimas leguas que le separaban de las costas del Valle y pronto comprendió el destino de su presa, Puerto Gaviota refulgía como la joya más brillante del Valle y alli, en su centro, en la plaza del mercado, Tessarion descansaba. Daemon no lo dudo ni un segundo, ¿a quién servían los Grafton? se preguntó. Muchos mensajes confusos, pero nada importaa más que su presa.

Caraxes tomó tierra con un rugido ante la sorpresa de todos los presentes, un puñado de guardias corrieron a su encuentro pero una poderosa llamarada consumió sus cuerpos y la plaza se vació con premura. Solo Daemon y su presa quedaban.

T … Tío― el joven principe tartamudeó mientras trataba de voler subir a Tessarion que siseaba ante Caraxes ―¿Qué haces?

Daemon no habló, con un simple gesto incitó a Caraxes y este se lanzó a por su presa. Tessarion era joven y ágil, se revolvió en el suelo, usado los edificios y callejuelas a su favor pero el dragón rojo no tenía compasión alguna y con garra, cola y mandíbula derribaba muros y destruía lo que la pequeña dragona usaba como escudo. Poco a poco la plaza empezaba a llenarse de nuevo, la guardia de Puerto Gaviota dudaba de como actuar, pero al frente de ellos hombres de los Royce y los Grafton organizaban a los arqueros que empezaron a hostigar a Caraxes, sin ellos la lucha estaba terminada, pero aunque eran tan solo una molestia para el dragón Daemon necesitaba toda su atención para evitar ser ensartado. Pero el príncipe Daeron estaba en la misma tesitura y Caraxes lo obligó a lo que queria, que emprendiera el vuelo.

La joven Tessarion era rápida, mucho más que Caraxes, pero el terror la inundaba y no sabía bien lo que hacía. Tomó rumbo al sureste, hacia la bahía, esperando perder a su agresor en la oscuridad, pero nada iba a hacer que el rey consorte perdiera su presa. Tras varias horas de vuelos las garras de Caraxes tomaron el ala de Tessarion y todo quedó sentenciado en unos segundos. La poderosa mandíbula del Anfíptero de Sangre rodeó el cuello de la dragona que, en sus últimos estertores desgarró el costado de su asesino, allá donde Vhagar había abierto sus heridas.

Alcanzas a Daeron y a Tessarion, en Puerto Gaviota, la guardia se os echa encima, tomáis los cielos sobre la bahía de os cangrejos, tus presas mueren, bueno, o al menos eso crees. Sus cuerpos se hunden en la bahia de los cangrejos y no los vuelves a ver. Caraxes está herido, y cansado, vuelve a Los Susurros, donde toma tierra y se echa a dormir en las ruinas del castillo. Queda retrasado hasta el Jueves 31

Tienes deberes, usa mi relato Misión XXXVII: Punta Zarpa Rota - nº 6 y el de aquí, para componer un roleo sobre la muerte de Tessarion y Daeron y publícalo antes del domingo, por fa. Y hazlo mejor que yo, que me ha quedado muy cutre.

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:saluting_face:

El finde pongo el roleo.

Queda retrasado hasta el Jueves 31

El lunes ya puedes ir a donde quieras, por si no está claro con los retrasos

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