Nathul

Amparados por los bosques del oeste de la isla, los Nathulinos han sido un pueblo tradicionalmente abierto tanto al intercambio comercial como al expansionismo militar. Replegándose a la seguridad de la arboleda cuando las tornas cambian, mantuvieron tratos con los lorelanos durante la última estancia de los mismos en la isla, y defendieron su presencia en la misma. Abiertos, pero a la vez desconfiados, y comerciantes, pero también guerreros, ven en los espíritus del bosque la guía para caminar por el tiempo de oscuridad en el que se sume Fiska

Familia

Arëon Nathul, el Joven (21), Caudillo de Nathul
―Audëbud Innerei (18), su esposa.
―Vïngolf (2), su hijo mayor y heredero
―Asagrid (1), su hija

―Fïordis Nathul, la Dama de la Guerra (18)
――Lugech Athedel, su esposo (24)
――Ignel, su hijo mayor (3)
――Claudia, su hija menor (1)

―Sigurd Nathul, la Espada del Bosque (17)
――Hilda Varrëgor, su esposa (17)

Arëon Nathul, el Joven, Décimo de su nombre. El caudillo de Nathul heredó una difícil papeleta después de la muerte de su padre. Ignel, el Negociador, había logrado mantener una alianza provechosa con los lorelanos, que saltó por los aires tras la Revuelta y su muerte en combate. Cinco años después de aquello, sigue teniendo que coser las divisiones provocadas por la alianza y la muerte de tantos hombres en combate. A pesar de su juventud, y de haberse rodeado no solo de más druidas y aedas que su padre, sino de mujeres en sus tropas y su propia Guardia Forestal, ha conseguido mantener una precaria paz entre facciones. Sin embargo, las tensiones ante un posible retorno de los conquistadores llegados más allá del mar y las pugnas entre tradicionalistas y los llamados “renovadores” pueden quebrar la calma que, por ahora, se extiende entre las montañas y el bosque.

Alto Druida Stékär Varrëgor. El hijo mayor de Durnfech Corazón Condenado, alto señor de los Varrëgor, parecía destinado a heredar el poder y riquezas de su familia. Sin embargo, y después de la Revuelta, el que fuera un gran guerrero y líder militar decidió abandonar las armas y entrar en comunión con la naturaleza, uniéndose a las filas de los druidas y progresando a gran velocidad para acabar siendo considerado como el gran líder espiritual de todo Nathul. Silencioso y frecuentemente ausente en reuniones, cuando está presente aparece como una sombra del joven Caudillo y parece abogar por un mayor retraimiento de los asuntos del oeste del continente. Los que lo han visto caminar entre los bosques dicen que los espíritus vagan junto a él y que comulga con poderes que van más allá de este mundo.

Eirunn, la Senescal de la Guardia Forestal. Una hija de nadie que alcanzó gloria durante la Revuelta, al participar en varias de las últimas batallas y salvar no solo a muchos hombres en una emboscada cerca del puerto, sino poniendo a salvo a dos lorelanos solo con la fuerza de su espada. Desde entonces ha sido el estandarte de la mayor participación de mujeres entre las tropas de Nathul, y ella misma ha alcanzado el rango de Senescal de la Guardia Forestal, siempre con su arma presta para defender a su señor. Sin embargo, allí donde la fuerza de las armas no la ha podido tocar, los rumores que corren por las tierras de Nathul dicen que debe su posición a sus dotes en la cama, sea con Arëon o con otro miembro de la familia real bien posicionado. Eirunn, de normal extrovertida y de modales poco refinados, jamás ha comentado sobre esto, si bien es cierto que nadie se atreve a debatir el tema en presencia de su filo.

Bajo las Montañas: Las tribus de Nathul florecieron bajo las grandes montañas del oeste de la Isla, que ellos llaman Vändalore y representan un lugar de refugio y protección. Cuando ha habido guerra, los hombres y mujeres de Nathul se han refugiado en las montañas y en las lindes de los bosques, y de las entrañas de la tierra surge el material para luchar, protegerse, construir y comerciar. Vändalore aparece reflejada en los escudos de madera, en las ropas y los estandartes. Es un recuerdo omnipresente de la supervivencia de una tribu unida.

El Bosque de Arëon: Aunque las montañas fueron la cuna de la tribu, el bosque de Arëon, donde el primer caudillo reunió a las facciones enfrentadas para darles un sentido de unidad. Dentro de sus lindes los druidas y las aedas comulgan con los espíritus del bosque, y recaban su sabiduría para asesorar al caudillo y su consejo. Por las noches hay luces que zigzaguean entre los árboles, y muchos enemigos han creído ver el bosque moverse y figuras centelleantes acechar en la niebla para extender su manto protector sobre los hombres de Nathul.

Muros de escudos: Una estrategia ha sido común a todas las campañas militares de los Nathulios desde hace muchas generaciones: el yunque y el martillo. El yunque son formaciones compactas de guerreros que se juntan con su abigarrada colección de escudos, armas y armaduras para proteger a los arqueros, que disparan desde la distancia, diezmando las filas enemigas. Décadas de práctica han llevado a que esta formación sea vivida y respirada por niños y hombres desde la más tierna infancia.

Acechantes forestales: Siguiendo los preceptos militares de tantas generaciones atrás, la conexión con el bosque no ha hecho sino acrecentar la puntería legendaria de los hombres y mujeres de Nathul. Agazapados entre los árboles esperan a aquellos que desafían su ley, y las flechas vuelan antes de que el enemigo pueda detectarlas. A campo abierto, el entrenamiento de los disparos en la oscuridad y las emboscadas forestales sirve para que las salvas vuelen unidas en busca de puntos débiles en las armaduras de los enemigos.

El paso al Oeste: Enclavada en un punto estratégico entre el mar, los ríos, el puerto y la parte occidental de la isla, la tribu de Nathul ha aprovechado esta situación para hacer de sus tierras un lugar obligatorio de paso para toda caravana proveniente de diversos puntos de la isla. A pesar de las reticencias de algunos tradicionalistas, muchos de sus habitantes creen que el comercio ha mejorado sus vidas, trayendo riquezas, armas, armaduras e incluso pequeño lujos de tierras que, a pesar de lo pequeña que es la isla, muchos quizás nunca visitarán.

Cónclave de los bosques: Arëon se ha hecho rodear de un cónclave de hombres y mujeres sabias, druidas y aedas, que complementan a sus asesores militares y económicos. El caudillo cree que le proporcionan una ventana a lo divino, una perspectiva a los espíritus de los bosques y sus presuntos poderes de adivinación. Una suerte de protección celestial que le permita ganar capital político y militar en los tiempos que se avecinan. Los druidas y aedas, por su parte, disfrutan de tranquilidad en su comunión con el bosque, y un grado de poder que no podrían haber imaginado hace años.

La Espada del bosque: Sigurd, hermano del caudillo, es el mejor guerrero entre el mar y las montañas. Cuando cayó su padre él abrió un camino de sangre, aun a su temprana edad, para rescatar el cuerpo y poder darle justa sepultura bajo Vändalore. Ahora, con el paso de los años, sus habilidades no han hecho más que crecer al ritmo de su reputación. Disciplinado, casado solamente con su espada, y letal, se oyen rumores acerca de su apoyo a las familias más tradicionalistas y su insatisfacción con el rumbo que lleva su hermano, aunque nadie se ha atrevido a hablar con él de este tema a la cara, so riesgo de perderla.

El Joven: Arëon, después de la pérdida de su padre, ha sido capaz de mantener la paz entre las facciones pro-lorelanas y anti-lorelanas, así como entre aquellos que creen que se ha ido demasiado lejos en el cambio de las tradiciones. A pesar de su juventud, el caudillo es un hábil negociador, carismático y presto a la resolución de problemas, especialmente por vía de la palabra, dejando que sea su hermano o su guardia quienes se ocupen de problemas militares. A pesar de los retos que se avecinan, pocos caudillos en la larga historia de Nathul han tenido las cualidades que él tiene para sobreponerse a la adversidad.

Oro de Lorelan (3 usos): obtenido en pago por los servicios de Nathul en Alba Julia. Metal precioso, poco común en la isla, pero bien valorado por mercenarios, artistas, trabajadores y todo tipo de hombres. Aunque para los hombres y mujeres de Nathul no se trate de lo más importante, sus líderes son conscientes de la importancia de las monedas en momentos precisos.