Noches en Bastión de Tormentas

Robert se puso cada vez más rojo a medida que leía la misiva. “¡Maldita sea!” Gritó mientras arrugaba el papel y lo lanzaba al suelo. Miró hacia el suelo y musitó “Mataré a Rhaegar”. Apretaba fuertemente los puños “Mierda Ned, estoy hundido. Necesito vino. ¿Quién será el padre? ¿Como ha podido acceder Lyanna a eso?” Empezó a beber y a vaciar multitud de jarras de vino en la alcoba mientras lloraba. “Ned, mis vasallos se burlarán de mí si se sabe. El venado cornudo, el chiste se cuenta solo. ¡Malditos sean los Siete!”. Robert estaba fuera de si y cuando hubo vaciado unas cuantas jarras más fue hacia el bosque de dioses tambaleándose y le dijo a Eddard Stark que necesitaba tomar el aire. Se alejó pensativo de las torres de Bastión envuelto en la pena y la fría rabia.

Por el camino dio algunos tragos más a una bota cuando vio a Ashara Dayne recostada al lado de una de las bóvedas. “La mujer de Eddard ahora…” pensó “Cuánta envidia me da, es realmente hermosa. Y fiel… aunque ahora mismo no confío en ninguna mujer. Veamos a que se atreve.” Alzó la voz para saludarla y se acercó a ella. “Buenas noches, hermosa dama. Da gusto ver vuestros ojos aunque vuestro cuerpo no le va a la zaga.” Ashara ríe “Sois muy cortés Lord Robert. Espero poder complacer a mi marido.” Robert estaba muy ebrio y los senos de aquella mujer, cubiertos por fina seda le estaban mirando y llamándole. “¿Está coqueteando conmigo? Sin duda.” Robert la agarró de los hombros y la besó mientras agarraba sus senos y metía sus manos bajo la ropa. “Por favor, Lord Robert, aquí no, que pensará mi marido.” Ashara era incapaz de resistir la fuerza del mayor de los Baratheon. “Te gustará nena, lo estás pidiendo.” En seguida Ashara estuvo semidesnuda y Robert la penetraba ruidosamente sobre el suelo. Los gritos y los gemidos llenaron el bosque de dioses de Bastión de Tormentas. Al cabo de unos minutos oyeron la voz de Eddard que los miraba atónitos. “¿Robert, qué estás haciendo?” El señor de Bastión de Tormentas se abrochó los calzones mientras miraba a su amigo que hacía poco le decía que era un hermano. “Mierda Eddard esto es una cagada, no sé qué hacer.” Robert, estás follándote a mi mujer". “Ella se me insinuó, es muy ligera. TODAS ELLAS LO SON, YA LO VES” Eddard se lanzó contra Robert y lo derribó. “Estás muy borracho.” Era cierto pero Robert lo negó. “!Estoy bien, suéltame. Necesito más vino, necesito olvidar a Lyanna.” Eddard estaba agarrándole y no pudo evitar el formidable derechazo que lo dejó sin aliento y lo lanzó para atrás. “Eddard lo siento” Dijo Robert al observar a su amigo sangrando por la boca y tumbado en el suelo.

Ashara había desaparecido. Rompió a llorar. Miraba al suelo. “Estoy hundido. Mataré al maldito Rhaegar. Y a Aerys. Me da igual como pero te juro que estas manos acabarán con la lacra.” Se arrodilló junto a su amigo que ya se levantaba. “Eddard, lo siento, estaba como loco.”