Parlamento de Sarsfield

Por el lado del rey Stannis:
Stannis Baratheon
Edmure Tully
Brynden Tully o Yhon Royce por el lado Arryn
Jon Umber

Por el lado del aspirante Aegon:
Aegon Targaryen
Oberyn Martell

Roleo como si fuera Yohn Royce, pero si se cambia a Brynden poco más o menos me da.

Mantengamos un poco el órden, no necesitamos 14 mensajes de una línea por persona. Vamos uno a uno y si tenemos que agilizar se habla por Whatsapp y se añade un roleo que lo sumarice, idealmente pondremos esto en público en el futuro.

He lanzado una moneda y ha salido cara.


Ser Edmure picó espuelas y se adelantó a sus acompañantes con un simple gesto para con su alteza Stannis. Portando el estandarte arcoiris ascendio la pequeña colina que los separaba y tras descabalgar, planto la bandera en el suelo con dificultad, sus heridas aún le mantenían debil y su brazo izquiero apenas colaboraba en la tarea.

Tras unos instantes, los jinetes alcanzaron el punto designado y descabalgaron. Por primera vez Aegon Targaryen y Stannis Baratheon se veían las caras. Fuera lo que fuese que aconteciese los libros de historia hablarían de aquél encuentro.

Mis señores― comenzo a hablar Ser Edmure, la providencia le había concedido el papel de mediador y no lo iba a abandonar ―Esta es una reunión difícil, no estamos aquí para hablar de legitimidad, sino para encontrar un camino conjunto para que se haga justicia con Tywin Lannister y sus perros y, si fuera posible, encontrar una forma de alcanzar la paz para Poniente.

Ser Emure cogión un venado de plata de su bolsa y lo mostró a los presentes ―Creí que era la mas adecuada― La moneda era antigua, del reinado del primer Aegon y mostraba su rostro en el anverso y el venado de Orys el manco en el reverso. La lanzó al aire y mostró el resultado a todos, el rostro del conquistador. ―Aegon, tomad la iniciativa.

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Verde los parlamentarios.

Violeta ejército Aegon y aliados.

Naranja ejército Stannis y aliados.

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Aegon VI Targaryen vio al jinete de Aguasdulces avanzar por la ladera con el estandarte arcoiris y esperó hasta que llegó a la cima, montado en su caballo blanco con Oberyn y Garlan a sus costados. Lucía la armadura que le habían confeccionado para la conquista y que según los cronistas era idéntica a la del conquistador.

Al ver cómo el pendon arcoiris era clavado en el suelo miro a sus acompañantes - vamos - dijo viendo cómo Oberyn aseguraba el saco que llevaba atado a la silla y azuzando a su montura para que empezase a trotar colina arriba. El día era claro y soleado y Aegon disfrutó la cabalgada, sereno y tranquilo pues tenía un buen presentimiento.

Stannis y sus acompañantes llegaron a la par por la otra vertiente de la colina. Aegon descabalgó sin dejar de observar al hombre que ocupaba el trono de hierro. - ¿A qué debemos en Occidente tan maravillosa visita? - preguntó irónico pues ya conocía la respuesta.

Si vuestro propósito aquí es enfrentarme Stannis, podemos dar por finalizado este parlamento, si por el contrario es Tywin Lannister, ya podéis marcharos por donde habéis venido - dijo haciéndose a un lado para que su tío mostrará la sorpresa que traía en el saco.

Tywin Lannister capitulará ante mi. Será juzgado en los próximos días si Occidente no sufre más daños y yo lo defiendo de quienes lo amenacen. A ese acuerdo llegamos hace unos días y así os lo transmito ahora - anunció a los hombres que tenía frente a él, mirando especialmente al que se proclamaba rey - si volvéis ahora al Tridente en paz ninguno sufrirá daño alguno, lo juro. Todos viviremos para ver cómo el león recibe su merecido castigo, incluso vos podréis ser participe siendo uno de sus jueces ser Edmure. ¿Os lo prometí no es cierto? - preguntó el rey Targaryen tras su anuncio.

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Tras el gesto de su sobrino Oberyn cogió el saco que llevaba junto a su corcel de la arena y sacando dos cabeza de ella, de una en una, y las tiró a los pies del caballo de Lord Edmure Tully - Ahí otros como estas dos escorias alimentando la tierra y los gusanos de donde venimos, pero sus cabezas os harán ver qué Rey es el que cumple lo que promete y ejerce justicia para sus vasallos. - las cabezas de Ser Armory Lorch y Ser Gregor Clegane, “La Montaña”, yacían ahora ante el equino del Señor de Los Ríos.

Oberyn Martell se mantuvo al lado de su sobrino, de su Rey y del Rey de los Siete Reinos , alerta ante cualquier movimiento extraño, aunque confiaba de sobra de la gallardía y el honor de los hombres que tenía enfrente, aunque estuvieran del lado que no debían.

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Le habéis hecho un favor al reino, llevo tratando de dar caza a la escoria de Gregor Clegane desde hace meses. Poniente es un lugar más cálido ahora. ¿Puedo preguntaros el destino de las rentas de la Torre Clegane? Si aceptáis mi sugerencia, distribuir sus rentas para con los campesinos que han sufrido a sus manos, que el apellido Clegane deje un mínimo de paz tras la marcha de su señor.

Ser Edmure rodó la cabeza de la Montaña de vuelta al príncipe Oberyn, pese a que era una victoria para los suyos no tenía buen gusto en la boca. Sentía que este era el momento en que todo se torcería. Pero había ganado, por lo menos una pequeña victoria.

Sin más, el caballero de Aguasdulces dio un paso atrás, no era a él a quién le tocaba llevar el peso de esta negociación, las palabras de Stannis se esperaban.

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-Ser Edmure habla con sabiduría. - Stannis Baratheon se adelantó. Sentía, no era la primera vez, el peso del trono que había conquistado con tanto sufrimiento como un lastre sobre su espalda. Familia, Deber, Honor, decían las palabras de los Tully. A las tres había honrado él. También a la furia de su propia Casa. Un reino al que tenía derecho y una responsabilidad que no había querido y, sin embargo, debía seguir acometiendo. -Yo, Stannis de la Casa Baratheon, el Primero de su Nombre, os agradezco vuestra acción. La Montaña y Lorch iban a arder en una hoguera por sus crímenes. La Justicia ha triunfado.

Sus ojos azules se clavaron en Aegon ¿Targaryen? Podía serlo. El cuerpo del niño, decían los rumores, había sido una masa informe de huesos ante la brutalidad de los hombres de Tywin. Pero fuera o no impostor, tras él se hallaban ejércitos suficientes para disputar el dominio de Poniente.

-He venido a hacer justicia con la Casa Lannister, en defensa del Reino y de la Casa Tully, Señora de los Ríos y fiel vasalla del mismo. He venido a dar fin a la guerra que ha asolado Poniente desde hace casi un año, cuando Cersei Lannister, a la que pronto se dará juicio, asesinó a mi hermano, el legítimo Rey, tras haberle mentido sobre su descendencia. Y he venido a hacer que los Siete Reinos vuelvan a ser prósperos, como lo fueron antaño, antes de que vuestra Casa los llevara a la decadencia y a la guerra.

Una última oportunidad para la paz. La sacerdotisa roja le había mostrado las llamas. La sangre derramada, los hombres cayendo, el viento del norte soplando sobre Poniente. Un cuervo blanco que traía el invierno. Pero también le había mostrado un corazón en llamas y un guerrero de espada luminosa que derrotaba a la oscuridad.

-Soy el legítimo Rey de los Siete Reinos, por derecho de sangre y conquista. Tywin Lannister habrá de ser juzgado por sus crímenes, sí, pero por la Justicia Real, para asegurar que sea cumplida. - Miró a Oberyn Martell, la víbora, y a Loras Tyrell, el gallardo caballero de las flores que había acompañado a su hermano. - No quiero una masacre. He perdido a dos hermanos. - Loras pareció estremecerse, aunque fuera por un segundo. - He perdido hombres y las tierras han visto suficiente destrucción. Os conmino a bajar las armas, jurarme lealtad y que hagamos justicia juntos.

El momento decisivo. La oferta que había meditado durante una larga noche. Ser Davos le había recordado el deber de un Rey. Melisandre la larga noche. Sus señores vasallos su voluntad de seguirle. Y Stannis Baratheon había recordado su deber con el reino, como siempre había hecho.

-Os ofrezco que seáis el siguiente en la línea sucesoria tras mi hija Shireen y su descendencia, tal y como le ofrecí a mi hermano en su momento. Os ofrezco la paz y la justicia para Occidente que todos, vos, la Casa Martell y la Casa Tully y los Ríos, desean. Os ofrezco dos puestos en el Consejo Real, para solidificar esta alianza. - La parte más dura. El lugar que había llamado hogar durante tanto tiempo, a pesar del insulto inicial. - Y os ofrezco ser Señor de Rocadragón, el sitio ancestral de vuestra Casa. Bastión de Tormentas me debe lealtad como señor de la Casa Baratheon. Todo esto será vuestro si hincáis la rodilla, me juráis lealtad y hacéis que Poniente pueda recuperar la grandeza del pasado.

Por el Reino…

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Oberyn volvió a meter las cabezas en el saco y las volvió a asegurar en su montura tan pronto Edmure se las devolvió… aquellas cabezas serían bañadas en brea para que se mantuvieran el máximo tiempo posible y así ser expuestas junto con el resto de su cuerpo por todo Dorne. Tan pronto las recogió volvió a montar en su corcel y continuó escuchando a sus interlocutores.

Y no hubo que decir más hasta que las palabras de Stannis lo sacaron de sí después de escuchar su proposición, una blasfemia de principio a fín - Lord Stannis Baratheon, el Rey Stannis I del embuste… - dijo con un tono sombrío con furia en los ojos - mi sobrino es joven, quizá Edmure tampoco llegue a recordar al igual que los jóvenes Tyrell, pero los demás fuimos testigos de la guerra del usurpador. Puede que os creáis digno del trono, pero ofrecéis lo que no es vuestro ni por derecho, ni por linaje… pues ante los desaparecidos Vyseris y Daenerys Targaryen, aquí está el legítimo heredero del que puede dar buena cuenta un hombre aún más honorable que vos mi señor, el propio Ser Jon Connington puede dar cuenta de la verdad de su linaje… de como vuestro hermano dilapidó la fortuna heredada de los Targaryen y de como una afrenta personal del difunto Robert Baratheon desató el desastre que nos ha traído hasta aquí. -

Respiró hondo, pues la sangre le llevaba a querer desatar una batalla para la que no estaban allí, y posteriormente escupió al suelo - Me puedo imaginar lo mucho que habréis ofrecido a estos hombres si sois capaz de ofrecer promesas vagas - “tras Shireen y su descendencia”… maldito bastardo hereje - pero qué buscáis además del pago a los daños que os han hecho los Lannister y que nosotros tenemos a mano resarcir Ser Edmure?. - dijo mirando al pelirrojo Tully - dónde queda el honor del valle Lord Royce? - dijo al honorable Señor de Piedras de la Runa ** - Y vos Lord Umber, a las órdenes de quién marcháis, dónde está el Guardián del Norte?. El único y verdadero Rey se encuentra ante vosotros y no a vuestro lado. Juradle lealtad y no se derramará más sangre que la de aquellos que deben pagar por sus pecados. La Casa Martell no se doblegó ante el Conquistador, ni se doblegará ante el Usurpador. -**

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Yohn Royce se había mantenido en silencio en todo momento. No era él quien debía tomar el parlamento. Y no lo hubiese tomado, si no hubiese sido recriminado directamente por Oberyn Martell.

- El Honor del Valle se hizo patente cuando un Rey Loco trató de llevarnos a todos a la desgracia, Oberyn Martell. Vos sois joven para saber de aquellos tiempos, pero sin duda, en vuestra estancia en la Ciudadela, pudisteis saber de ello. No fue una afrenta de Robert Baratheon. No mintais. Y si no lo creéis, podéis preguntar a Jon Connington, la Mano que aceptó todas las órdenes, ciego a la locura de un Rey que fue capaz de ver arder almas inocentes en su trono de piedra.- Yohn Royce era algo mayor ya, pero sus manos enormes, y su armadura de bronce le daban un aspecto muy representativo en todo Poniente. Y por sobretodo, una mente que recordaba muy bien aquella guerra pasada.

- Yo justé frente a Rhaegar Targaryen. Tu padre.- Esta vez se dirigió al supuesto Targaryen. Aceptar que era quien decía ser era una cuestión de fe.- Lo conocí y se quien era. Quizás mejor que ese Rey Loco. Quizás hubiese sido mejor. Pero Rhaegar luchó con valentía, Rhaegar luchó con nobleza. Y Rhaegar murió.- Sentenció.- Es el honor de los Targaryen el que desapareció, ahogado por las decisiones de vuestro Rey Loco, mi señor, entre fuego en Desembarco y las aguas del Vado Rubí. El honor de los Targaryen se fue y pedís ahora que todos lo recordemos con simples palabras y fe.- Paró por un par de segundos en los que pensó en sus próximas palabras.- La guerra no tiene porque traer el honor, Aegon Targaryen. La venganza, tampoco.

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Aegon vio la cabeza de Clegane rodar y no pudo evitar que una sonrisa se dibuja de en su rostro. - Está vez sí estuvo seguro de que era yo - dijo en un murmullo lleno de rabia. Mil veces lo hubiera matado y mil veces hubieran sido pocas. Sin embargo no era momento de regodearse en ello y dejó de mirar los ojos vidriosos e inertes para volver a centrar su atención en Stannis.

El joven Targaryen iba a responder pero su tío Oberyn se adelantó. El muchacho rey sintió todo el odio y la rabia contenida de su tío durante media vida por lo que había pasado en la guerra del usurpador y guardó silencio. Aprovechó para montar en su caballo y miró a Stannis desde lo alto de su montura. - Ya habéis oído todos a mí tío. Si queréis paz Stannis volved a los ríos y dejadme a mí este asunto. Sino aquí continuaremos lo que empezaron vuestro hermano y mi padre. No romperé mi juramento con los hombres de Occidente, Dorne y el Dominio - dijo Aegon subido a su caballo. - Un hombre debe medirse por las promesas que cumple, no por las veces que dice ser algo. Un juramento me ata a esta tierra y su gente y tengo decidido cumplirlo hasta el final- dijo Aegon mirando a su tío para irse. Parecía todo dicho y no iba a quedar sino combatir.

Sin embargo el caballero del Valle habló antes de que se fueran y Aegon lo miró por primera vez - a vos no os he pedido nada distinto al resto. ¿No aceptáis? De acuerdo. No pienso entrar en vuestras provocaciones. Aquí he venido a otra cosa que a recibir lecciones de historia que ya conozco y que no he pedido, y menos de vos. ¿Alguien desea algo más? ¿Queréis acordar el trato que recibirán los cautivos y los derrotados Stannis? - comento esperando sobre su caballo la respuesta de su adversario.

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Ser Emure oyó las palabras de Aegon con tristeza, era inevitable pero aún tenía en su fuero interno la esperanza de que todo pudiera llegar a resolverse con las palabras.

La guerra parecía inevitable, y con tantos otros peligros que se avecinaban ¿de que serviría tamaña pérdida de hombres? Ser Edmure reunió su confianza y miro a su rey, Stannis rechinaba los dientes pero, con un gesto, le dejó claro que permitía las palabras de Ser Edmure.

Al final todos creemos tener razón, pero la razón solo se cimienta con la fuerza de las armas. Que así sea, pues, que la lucha entre el dragón y el venado nos traiga al mejor rey que Poniente pueda esperar pero, antes hay problemas más graves de los que ocuparse. Habéis firmado un pacto con el mismísimo demonio, puede que Lord Tywin se entregue y podáis juzgarle, ¿pero acaso creéis que Ser Kevan o Ser Tygett son mejores? Hasta ahora no han sido más que los agentes de su hermano, pero son tan sibilinos y mentirosos como el primero y no puede ser nuestra lucha la que les devuelva a una posición de primacía.

Ser Edmure sudaba mucho, su rango le decia que era el igual de los allí presentes, pero sabía perfectamente que no era así. Esos hombres le sacaban 20 años y todos eran veteranos de varias guerras, quizás con el que tenía más en comun era con el joven dragón, caballeros del verano los había llamado su tío muchas veces. Y lo cierto es que lo eran, pero la guerra endurecía pronto a todos y esperaba que Aegon lo comprendiera.

Habláis de que Occidente os jura lealtad, ¿hasta cuando? ¿Qué pasará cuando alguien le ofrezca algo mejor? Queda una última esperanza de terminar con esto, retiraos de Occidente, las fuerzas de Stannis lo harán también y los hombres de los ríos los pacificarán. A cambio ni Occidente ni los Ríos participaran en la guerra civil que se avecina. Y cuando todo sea resuelto encontraremos un Lannister no corrompido por la víbora de Tywin que gobierne Occidente en nombre de quien sea rey. Permitidme hacer justicia, joven dragón, no os dejéis engatusar por el apoyo de los hombres de Lord Tywin, pues no es más que un espectáculo de sombras. Cualesquiera que sea las seguridades que requiráis, o las condiciones sobre los juicios estoy más que dispuesto a aceptarlas. Tan solo queremos pacificar Occidente.

¿Son esos los hombres al lado de los que queréis cabalgar?

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Eso deberán decidirlo ellos ser Edmure, no nosotros. Si tratamos a los hombres como villanos, acabarán siéndolo. Yo quiero creer algo distinto. Muchos de los hombres que me han cuidado y protegido durante toda mi vida, que me son leales hasta la médula son bastardos o exiliados. Gente que si os nombrase seguramente consideraseis ruines, quizás solo por apellidarse Colina, Mares o Piedra. Kevan Lannister se acogió a mi oferta, la misma que hice a cada hombre libre de los Siete Reinos, perdón y justicia. No romperé mi promesa pues a diferencia de vuestros compañeros y vos mismo es lo único que tengo mío - dijo refiriéndose a su palabra. Jon Connington había educado de un modo muy particular al Targaryen.

Aegon sonrió a Edmure, quizás hasta de verdad se preocupaba por él pero sus posiciones estaban demasiado alejadas y simplemente se encogió de hombros - si me equivoco con ellos moriré, quizás del mismo modo que mi abuelo, por una espada Lannister, quién sabe. Quizás entonces sepamos todos quién es el rey que merece el trono. Quizás os equivoquéis vos pues os han hecho sufrir y vuestra visión sobre ellos está empañada por el odio. Supongo que ya lo averiguaremos. En cuanto a Occidente, conocéis mis condiciones, yo las vuestras y aunque me gustaría, no habrá acuerdo ser Edmure - dijo Aegon resignado, le habría gustado evitarlo pero la trucha iba a enfrentarlo de la mano del venado.

Son los que acudieron a mi llamada, el resto me negasteis - respondió a su última pregunta, volviendo la grupa de su caballo para marcharse y finalizar el parlamento.

No había dado ni dos paso cuando la voz de Edmure sonó de nuevo a su espalda - Lord Tywin tiene prisionero a mi amigo Patrek Mallister, heredero de Varamar. Os ruego os atengais a su rescate, el león impío se ha negado a ello - oyó que le pedía. Freno en seco y sobre la silla de montar se giró para mirarlo - Si sigue preso de Tywin vuestro amigo será liberado de inmediato. Nos veremos en la batalla caballeros - dijo despidiéndose con la mano Aegon, bajando la colina por donde la había subido.

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Así fuera entonces. La corona y la justicia en Poniente se decidirán en el campo de batalla.

-Sea entonces, Aegon Targaryen. Si no queréis la paz, que sean las armas las que decidan nuestro derecho a preservar esta tierra. - Lo miró, una última vez. - Que los vencidos sean tratados con honor y que los vencedores piensen en los hombres del Muro, que defienden los reinos de los hombres.

Picó espuelas. Los estandartes en movimiento ya.

-Hacéis mal confiando en Tywin Lannister, Aegon. Un león boca arriba sigue siendo peligroso.

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