- Janos Slynt era el Capitán de la Guardia Dorada, mi reina.- Petyr se había sentado en su asiento, quedando ante los dos hijos de Tywin Lannister. Y eso nunca daría tranquilidad al contrario.- Un hombre acostumbrado a recibir órdenes de donde según viniese el oro, y no la autoridad.- Un oro que él había apostado sobre el mismo Slynt.
- Vuestro hermano ha jugado de manera valiente. Y parece haber conseguido el mejor de los resultados. Pero hasta que no hemos sabido de su resultado, era Janos Slynt quien comandaba a dos mil hombres en Desembarco del Rey, sobre quien debía de existir control, por el bien de todos los que habitamos aquí. Bien podría haberse dado una situación contraria y peligrosa- Y no estaba falto de veracidad.
- Como bien sabéis, mi reina, he actuado muchas veces en nombre de nuestro querido Rey Robert Baratheon. Siempre en su nombre, aunque no siempre fue un hombre que quisiese ocuparse de todos los asuntos que atañen a la Moneda. Tediosos para alguien como Robert Baratheon, interesado en asuntos mucho más…- ¿Cómo decirlo?- …interesantes.
- El conocimiento es poder, Majestad. Y la Corona necesita del mayor poder posible para contrarrestar a todos los enemigos que tiene en la actualidad. Saber que Janos Slynt sería fiel a las monedas de la Casa Real era primordial. ¿No creéis? Actué para ello.
- Espero crear mi propio lugar, Majestad. Algunos tienen la suerte de nacer en la familia apropiada, otros buscan sus propios caminos.