Política general: elecciones 28 de Abril

Soy muy pesimista, sí, que le voy a hacer, y cada vez recurro más a la opción de no pensar -actitud cobarde, que dirían algunos- porque así al menos me permito descansar. No es sólo ya por las noticias que tienen la desgracia de llegar a mis oídos, si no por mi percepción cada vez mas negativa de la sociedad en la que vivo, reforzada por la observación de mi entorno más cercano. Es la sociedad del “yo, yo y yo”: todo está supeditado a la satisfacción inmediata de los placeres y necesidades del individuo, se invita a vivir en un hedonismo perpetuo, a estirar la adolescencia hasta límites obscenos, conceptos como el legado son objeto de risa. Eso explica que para el español joven de mi generación los hijos sean vistos como una carga que sólo consume tiempo y dinero, que las relaciones sentimentales se hayan mercantilizado y hayan pasado al grupo de cosas que son también de usar y tirar, sin importar el daño personal, o que tenga esa imperiosa necesidad de competir y de aparentar ante el mundo que lleva una vida plena y feliz llena de éxitos.

Yo, una persona totalmente mediocre y carente de cualquier virtud que me confiera valor no soy quién para juzgar esas actitudes, cada cual es libre de hacer con su tiempo en esta tierra lo que considere oportuno, pero lo único que pido es ser consecuente con ellas, y si, por ejemplo, tuviste la oportunidad de formar una familia y tener hijos y no lo hiciste porque decidiste vivir la vida, luego no lamentes que años después no haya nadie para pagarte una pensión. Puedes decidir comprarte ropa nueva cada vez que llega la temporada de ofertas o una nueva moda, pero luego no tengas el descaro de criticar a una industria esclavista de cuyos precios bajos y oferta de productos te has aprovechado. Y yo, en lo personal, veo muy poca conciencia sobre la responsabilidad de nuestros actos, porque muchos quieren estar en misa y repicando. De la derecha no espero nada, pero de la izquierda que dice ser reformista en este país sí, y sus cabecillas lo único que dan son ganas de llorar. Y tampoco pienses que a nivel de la baja militancia el nivel es mejor.

Esta frase sólo la he leído en burdos panfletos anticomunistas y se la atribuyen a Lenin, yo en lo personal pienso que es burda propaganda para denigrar su persona, pero resume muy bien mi punto de vista al respecto: “El hambre destruye no solamente la fe en el Zar, también en Dios”. Nada va a cambiar hasta que el bienestar que hoy conocemos se vaya por el retrete, cuando la gente no tenga nada que perder estará mentalizada para matar, pero sobre todo y más importante, para morir; y es entonces cuando se llevarán a cabo los cambios profundos que quizá alumbren un mundo mejor. Quiera Dios que no tengamos que vivir tiempos de tanta penuria. Creer en que las masas se levantarán por libre voluntad es a mi parece utópico: nunca las masas han tenido acceso a tanta información y nunca la opinión pública ha sido tan manipulable como en nuestros tiempos. Mientras la mayoría de la población tenga asegurada techo y comida, se agarrará a cualquier clavo ardiendo que le preste el sistema y se intentará convencer de las cosas le podrían ir peor, de que en el fondo, es afortunado de poder vivir así porque tiene las necesidades más básicas cubiertas. Sólo una persona de extraordinaria fortaleza mental o totalmente aislado de los medios de comunicación y las redes que nos invaden 24/7 con su infecta propaganda consumista puede resistirse a esa tentación. Y aún así, igual hay otras cosas que te atan. ¿Mandarías todo a tomar por culo y saldrías a matar tú solo con tus padres aún vivos? ¿Les darías la amargura de saber que has muerto por nada? Imagino que al final te queda el poner tu pequeño granito de arena, sí, el pensamiento reconfortante de saber que, al menos, has vivido un día de acuerdo a tus ideales, aunque sepas que estás yendo contra una marea que no vas a poder capear.

En fin, no comento más porque lo mismo son delirios de un pobre loco y desde fuera sólo doy vergüenza ajena. Perdón por el tocho y todo eso.

Quién os mandaba preguntar.

Gestión, la del PSOE, solo superada en lo catastrófico por la de Ayuso en Madrid. Y pensar que Casado hubiera estado al frente del gobierno durante todo esto, me da sudores fríos. No es un “y tú más” de todo a cien porque una cosa no justifica la otra, solo hace el conjunto más triste si cabe. La realidad es que la gestión política del Covid-19 ha sido, en román paladino, un crimen contra la humanidad. No por maldad ni por intereses espurios, al menos en su mayoría, sino por pura y simple negligencia. Por la absoluta incapacidad de los actores políticos para estar a la altura de sus cargos y la responsabilidad que conllevan.

La diferencia entre un país como Grecia que ha capeado el Covid-19 con toda tranquilidad (aunque el daño económico parece inevitable; pero el dinero se recupera, las personas no) y un caso como el de España, Italia, UK, o ya pasando a los que juegan en otra liga totalmente distinta, como USA y Brasil, es sencillamente que el confinamiento se decretó pronto, en vez de tarde. Que en vez de intentar “tranquilizar” a la población asegurándoles que “no había nada que temer”, el gobierno se lo tomó mucho más en serio que los propios griegos, y tomaron medidas que en su momento no se entendieron. Y todo fue bien. Porque eso era lo que había que hacer.

“¡Pero Jaime, es que aquí el virus llegó muy pronto! ¡Ellos tuvieron tiempo para ver las barbas de su vecino cortar, y pudieron reaccionar mejor!”. Ya, eso les exime de un ínfimo porcentaje de la culpa, pero es que resulta que en China en enero habían cerrado ciudades enteras y habían recluido a la población en sus casas; a lo mejor eso les debería haber dado una pista de que esto iba en serio y requería medidas radicales, de una naturaleza que en Occidente no habíamos conocido en generaciones.

“¡Pero Jaime, es que China nos ocultó información! ¡Por eso no pudimos reaccionar!”. Pues no la debieron de ocultar muy bien si todo el mundo, excepto al parecer los gobiernos occidentales, sabíamos en Enero lo que estaba pasando allí y seguíamos las noticias al respecto con interés.

“¡Pero Jaime, la curva ha bajado! ¡La sanidad no se ha desbordado salvo en Madrid y alguna cosa! ¡Hemos vencido al virus!”. Diez días antes habríamos tardado la mitad, y no habrían muerto decenas de miles de personas que sí han muerto. Diez días antes es la diferencia entre Grecia y España. Lo único que ha impedido al gobierno de España decretar el confinamiento diez días antes, y no hablemos ya del tema de permitir partidos de fútbol y manifestaciones porque es para ponerse a llorar, ha sido su incompetencia, su arrogancia y su ceguera.

“¡Pero Jaime, peor es lo de Bolsonaro!”. Parco consuelo ese. Pero lo de Bolsonaro es peor, sin duda.

En fin, yo lo que veo es que Occidente ha recibido una muy necesaria, que no por ello deseable, bofetada de realidad, que según se la daban han ido reinterpretando como que eran ellos los que estaban dándole un golpe de cara en la mano a la realidad. Y la ciudadanía, en su mayoría, ha tragado. Y todo sigue, y seguirá, esencialmente igual. El discurso político, más allá de cambiar temporalmente de tema, no ha variado un ápice y los bandos están cada vez más atrincherados. La lección que aprenderemos de todo esto es que China es mala.

Y cuando en 5 o 10 años un señor de Wuhan se coma un pangolín para cenar, volverá a pasar exactamente lo mismo que ha pasado. Porque Occidente es invencible y la luz de la democracia le ilumina el camino. No tiene nada que temer de amenaza alguna; nada podría derrotarnos. ¿Y China? China, malísima. El otro día me golpeé el dedo gordo del pie contra la puerta por culpa de China.

A mi de lo que más me ha gustado de esta crisis es cuando Turquía nos requisó los respiradores y los machos ibéricos saltaron diciendo, literalmente, “que hace Sánchez que no le declara la guerra a Turquía!!” jajajajaja… Pobres ignorantes que viven de las leyendas de Lepanto

Una guerra es poco para Turquía. No por los respiradores, en general. Yo no juzgo a nadie por su procedencia, raza o etnia EXCEPTO a los turcos. Cagondios que alguien les bombardee ya.

Había un señor el Grecia que decía que si encierras a la gente en una cueva y les meas encima pensarán que llueve.