Rumores Imperiales

— Una gran delegación elfa ha llegado a Mariemburgo y, según se cuenta, el Consistorio de la ciudad les ha abierto las puertas de tal manera que algunos dirían que más que las puertas, les han abierto otras partes.

— Mutaciones en el Drakwald. Algunos pueblos y aldeas del Drakwald han visto recientemente aumentada su tasa de mutaciones

— Según se cuenta, una gran fuerza de los Caballeros Pantera fue destruida en el bosque del Drakwald por las fuerzas del Caos. Sin duda se trataría de caballeros pecadores, pues ni Sigmar ni Ulrik estuvieron de su parte.

— En las tierras de Averland han comenzado las obras en los diques. Se prevé que el control de las aguas favorezca enormemente los cultivos de los años venideros.

— Parece ser que el Emperador Karl Franz se encuentra estos días en Middenheim, quizá quiera meter en vereda a Boris Todbringer tras su airada respuesta al decreto Volkmariano.

— Parece ser que aún a día de hoy, todavía hay gente que no etiqueta sus misiones como #ABIERTA, lo cual hace que estas se retrasen indefinidamente

— La delegación elfa ha partido de Mariemburgo. Quizá las reuniones no fueron tan fructíferas como se esperaba o quizá las habladurías de taberna tengan razón y los elfos hayan vuelto a abandonar a los hombres a su suerte.

— Los Hombres Bestia se mueven. Los saqueos, asesinatos y violaciones de estos seres han crecido en los últimos días, sobre todo cerca de Carroburgo.

— Un WAAAGH como el que no se ha visto en años está arrasando la zona Noreste del Imperio. La provincia de Ostermark implora ayuda al Emperador, pero, según se cuenta, el hereje Boris Todbringer lo tiene secuestrado, pues quiere ocupar el trono…

— Las tribus Pielesverdes se reúnen en las Montañas Grises, ingentes cantidades de goblins y otros seres al mando de uno pequeñajo que ha demostrado su astucia en incontables ocasiones.

— Los enanos siguen como antaño hicieran, preocupándose más de sus inventos y tecnología que de los problemas reales del Imperio. Nada se sabe del Gran Rey, pues la fortaleza de Karaz-a-Karak sigue tan silenciosa como siempre.

— Hay quien dice que los Cazadores de Brujas del Oeste del Imperio tienen peor humor que de costumbre. Como si eso pudiera ser cierto. Todo el mundo sabe que el humor de la Inquisición no puede empeorar porque no lo tiene.

— Los elfos han sido declarados persona non grata en Averland. Se han dado casos de linchamientos y asesinatos a esos “orejas picudas demasiado pagados de sí mismos”

— El WAAAGH de Grimgor Piel’ierro ha aplastado a las fuerzas combinadas del Rey Matador y Osterland. El Rey Thorgrim Custodio de Agravios tiene algunos más que apuntar cuando termine de montar torneos.

— La desolación de los Hombres Bestia continua hacia el Este. No parecen encontrar resistencia a su paso.

— Los pueblos del Sur de Wissenland han sido arrasados por los Goblins. Se teme la llegada de otro WAAAGH por el Sur del Imperio.

— Según se cuenta, el barón Otto y Josef Bugman se han aliado para montar una empresa cervecera. Un cervecero de Wittenhausen asegura que el ingrediente secreto es sangre pielverde.

— Los ejércitos del Emperador se reúnen, gracias a Sigmar. Una gran fuerza, más de 30000 hombres se están preparando para hacer frente a los numerosos peligros que acechan estos días.

— Según se cuenta el hereje Boris Todbringer está tanteando a los demás Condes Electores para rebelarse contra el Emperador.

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Los rumores de esta semana han sido escasos, casi todo el mundo estaba cruzando puentes.

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Tres personajes parecen haber visitado numerosos hogares en el Viejo Mundo, sin que conjuro alguno los pudiera detener. Tan extraño evento ha parecido provocar un pequeño parón en el tiempo, pero los mejores magos de Ulthuan, los Desiertos del Caos, Lustria y los Colegios de la Magia, unidos en un estadio de Blood Bowl preparado para la ocasión, están deshaciendo el entuerto. Se espera que mañana haya pasado.

– Las huestes del Imperio han dado muerte a incontables bestias al nordeste. Los bardos cantan loas al valor de los Caballeros del Lobo Blanco.

– Se dice que los elfos caminan de nuevo por las calles de Altdorf, algo que no se había visto desde la Gran Guerra contra el Caos.

– Al norte, se rumorea que la zarina de hielo ha comenzado a moverse. Kislev apresta sus armas ante amenazas desconocidas, ¿o serán meros ejercicios de práctica?

– Gloriosa victoria de las armas imperiales contra los pielesverdes, acabando con la amenaza presentada por los millares de goblins que se reunían en territorio del Imperio. ¡Larga vida a Karl Franz!

– ¿Qué ha sido del caudillo que atemorizó al Imperio hace unos meses? Valerosos reporteros de todos los diarios de Reikland, Averland y más allá se han internado en los confines del Viejo Mundo en su busca. Ninguno ha regresado.

Las noticias corren como la pólvora. La ciudad de Nuln ha caído ante los Hombres Bestia seguidores del Caos. Los pocos supervivientes hablan de seres monstruosos y terribles demonios que campan a sus anchas por los antaño salones de la Condesa Emmanuelle.

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El cielo por todo el Viejo Mundo se tornó grisáceo la semana pasada. Ha llovido durante varios días seguidos, y la noche ha caído mucho antes en varias ocasiones. Afortunadamente, la breve tormenta parece que ha pasado, y el sol de la primavera ilumina de nuevo el Imperio.

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El Fin de los Tiempos ha llegado.

Por el Viejo Mundo la noticia se esparce como la pólvora de Nuln, ahora un recuerdo de la ciudad gloriosa que antaño fue. El caos resurge. El caos se alza. En los densos bosques de Talabecland, los hombres se internan con miedo a talar para llevar leña al hogar. El Drakwald parece estar oscuro, y la nieve que cae en Kislev se ha tornado de un color carmesí.

El Fin de los Tiempos ha llegado.

Predicadores en cada pueblo grande, puerto y ciudad cantan acerca de la llegada de aquel que profetizaban vendría a destruir la obra de Sigmar. ¿Ha sido la herejía de Ulric la que ha traído esto?, ¿ha sido la arrogancia del Gran Teogonista?, ¿dónde está el Emperador de los hombres?

El Fin de los Tiempos ha llegado.

En Athel Loren los elfos de los bosques han emergido de sus fronteras para hacer frente a las bestias que golpean el sur de Bretonia. Los caballeros se reorganizan para lanzarse a la carga contra la plaga. Estalia y Tilea se alzan en armas ante el peligro procedente de los desiertos de Arabia y más allá.

El Fin de los Tiempos ha llegado.

Llegan rumores a los puertos, donde muchos se agolpan en busca de un pasaje hacia el Nuevo Mundo o la seguridad del mundo en las afueras de la Puerta del Águila de Lothern, la capital de los elfos. Dicen que el Rey Brujo de Naggaroth ha enviado sus Arcas Negras a su tierra natal. Que Ulthuan vuelve a sentir el fuego de la guerra después de muchos años de paz.

El Fin de los Tiempos ha llegado, dicen. Y los hombres buscan salvación.

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Allí estaba Marienburgo, la joya corrupta del Noroeste del Imperio, que había pervivido por siglos y que había llegado a conquistar su independencia frente al mayor reino de los hombres. Era el bastión que dividía al Imperio y a Bretonia, la ciudad de los mercenarios, los mercaderes y la extensa colonia élfica. La ciudad en la que había desembarcado Teclis, Archimago de Ulthuan, hace casi un año. Una ciudad condenada.

Los tambores de guerra ya se escuchaban cerca. La gigantesca flota procedente del Oeste se dejaba ver en toda su extensión. No eran decenas, sino cientos de barcos. Algunos estilizados, otros grotescos. Algunos cargados de hombres y otros con demonios correteando por las cubiertas, arrastrándose por las bodegas o subidos a los puestos de vigía. De cuando en cuando, algún virote o cañonazo recorría la costa y venía a hundirse cerca de donde estaba la magra flota marienburguesa. La mayoría de embarcaciones privadas habían huido, y en las murallas solo quedaban unos cuantos valientes, dispuestos a defender su ciudad con la vida.

Las puertas, por su parte, estaban abiertas. Un río de almas se apretaba por las calles, provocando avalanchas, pisotones y muerte aquí y allá. Habían llegado nuevas de los elfos, pidiendo una evacuación ordenada. ¿Pero quién podía mantener la calma ante la llegada de la muerte? En la distancia se oían ya los cuernos de guerra retumbando, y muchos veían cómo la flota parecía tomar la forma de un kraken que se abalanzara contra el puerto interior, destruyendo todo a su paso.

Mujeres y niños huían mientras algunos defensores tomaban las espadas y se preparaban en las almenas. El horizonte estaba cubierto de oscuridad. Algunos enemigos ya habían desembarcado y se preparaban para la marcha por tierra. Armaduras y armaduras negras. Una legión aparentemente interminable, que en pocas horas estaría en Marienburgo. Era el final.

Desde el Este soplaba un viento más fuerte aun, probablemente movido por la magia. Las olas se agitaban con fiereza, como transportando algo hacia la ciudad condenada…

Marienburgo ha caído. Las hordas de refugiados se dispersan por el Imperio en busca de un lugar donde sobrevivir a lo que está por venir.

Al norte, se rumorea que una gran coalición de bárbaros ha llegado a Kislev, y que pone en peligro el reino de la Zarina de Hielo.

Se dice que se ha vuelto a oír el rugido de los dragones en el norte del Imperio. Los hombres están convencidos de que el Fin de los Tiempos se acerca.