Sobre el Ojo de los Dioses

Hacía apenas unas horas que el sol habia despuntado, los bosques en la costa del Ojo de los Dioses ardían bajo el fuego de Caraxes y Vermithor mientras que los hombres tomaban posiciones bajo las murallas del castillo Ala de Plata trataba, cansada y herida, de mantener a raya a Vhagar. Pero era una causa perdida, Alyn sabia que no podía ganar esa batalla, pero no necesitaba ganarla, tan solo necesitaba ganar tiempo hasta que el rey consorte cumplera su palabra.

Cientos de metros por debaja, el joven Kermit Tully cruzaba la llanura con premura, hasta tomar posición en una improvisada atalaya y lanzar una flecha al cielo. Una flecha que estalló en humo verde por cortesía del maestre de Aguasdulces. La señal convenida hizo reaccionar a Daemon con premura que dirigió a sus bestias de nuevo a Harrenhal.

El azul del cielo comenzó a cubrirse de nubes grises amenazando tormenta, las lluvias habían sido incesables las pasadas semanas, pero donde los hombres esperaban el ruido de los truenos y el azote de la lluvia una calma tensa llenó Harrenhal, por primera vez en años, nieve, al sur del cuello.

Vhagar retrocedió unos cientos de metros mientras el príncipe Aemond rumiaba sus posibilidades, frente a él Caraxes, Vermithor y Ala de Plata, sabía lo que aquello significaba, pero … ¿qué otra opción tenía?, tomó aliento y se dispuso a entrar en batalla cuando, un punto azul pálido, casi invisble contra el cielo refulgió. Aemond sonrió, si caía lo haría luchando codo con codo con su hermana.

Con un gesto Daemon Targaryen se despidió de Daenys Mares, con quién había compartido sus días y noches de exilio autoimpuesto y descendió cortando el viento hacia su sobrino Aemond que jugaba con Ala de Plata, Alyn de Casco suspiró de alivio al ver llegar a Caraxes y con presteza voló hacia Vermithor que esperaba la llegada de Fuegosueño.

Sobre el papel los bastardos tenían todas las de ganar, Vermithor era tan grande como Fuegosueño y Ala de Plata era una bestia rápida pero la reina Helaena llevaba volando una década y sus rivales tan solo unas semanas. Alyn y Daenys trataron de mantener la distancia, jugando al baile que habían aprendido de la mano de Daemon, un baile destinado a mantenerlos vivos, pero Helaena y Fuegosueño habían perdido la capacidad de jugar cuando Jehara, Maelor y sus dragones murieron ante la turba. La reina descendió en picado ignorando las llamas de ambos y clavó sus garras y fauces en el lomo de Vermithor para inmediatamente, impulsándose contra la herida bestia enzarzarse contra Ala de Plata.

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Mientras, a las afueras de Harrenhal las líneas de campesinos forzadas a avanzar por sus señores se rompieron al chocar contra la bien defendida línea de los Tully. Los hombres de Árbol de los Cuervos y de Los Gemelos llevaban semanas clamando justicia y venganza contra los Bracken, y sabiendo era su oportunidad se lanzaron a la carga mientras que Ser Elmo Tully se vio obligado a seguirles para no abandonar a sus hombres.

Pero en frente no tenían a un cualquiera, Ser Simon Strong tenia más veteranía en su pellejo que el resto de los ejércitos ribereños y alzado sobre su enjuto palafrén supo recomponer a sus hombres para recibir la carga sabiendo que sus triquiñuelas estaban a punto de surtir efecto. Lord Samwell Blackwood fue el primero en sentir el efecto de los proyectiles del castillo, docenas de catapultas, balistas y otras máquinas abrieron fuego simultáneamente descargando fuego y furia sobre las líneas de los Blackwood que inmediatamente se rompieron, pero nada podía detener ya la marea de miles y miles de hombres que cargaban colina abajo hacia las posiciones de los Strong y los Bracken.

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Aemond tenía un plan, no era complejo, pero dependía de que el odio de su tío nublara su juicio. Voló hacia el sur, hacia Harrenhal, para que los hombres de los Strong apoyaran su lucha. Pero Daemon supo ver las intenciones de su sobrino y respondió tomando altura, lo que obligó a Vhagar a seguirlo, pero la vieja bestia era demasiado grande para seguirle el paso a Caraxes quien, cuando ganó la suficiente altura volvió a lanzarse contra su sobrino.

El príncipe Aemond recibió a su tío obligando a Vhagar a descargar toda su llamarada, pero Caraxes era una bestia ágil y la evitó para inmediatamente estrellarse contra Vhagar, mordiéndole el cuello y ambos dragones comenzaron a descender del cielo, sin dejar de luchar. La mandíbula de Caraxes se estrechó poco a poco alrededor del cuello de Vhagar incluso cuando los dientes de este arrancaron las alas de Caraxes y sus garras le abrieron el vientre. Sabiéndolo todo perdido Daemon saltó de su silla, Hermana Oscura en mano y la descargó sobre la cara del príncipe Aemond instantes antes de que ambos chocaran contra la superficie del lago.

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La lucha seguía frente a los muros de Harrenhal, tras la estratagema de Simon Strong, cuyo estandarte había caído ante el avance de Ser Jonos Vance, la compañía de Elmo había tratando de flanquear con la caballería para desatar un golpe devastador contra los hombres de los Strong, pero Lady Bertha Darry y sus hombres los detuvieron en seco mientras Lord Humfrey Bracken avanzó con los caballeros de Seto de Piedra tomando las posiciones de Ser Jonos. La carnicería pareci no tener fin pero cuando los cuernos sonaron y Lord Allan Beesbury y los hombres del Dominio alcanzaron la lucha todo parecía perdido para los de Aegon II.

Y por unos instantes lo estuvo, pero una lluvia de sangre negra cubrió las líneas que quedaron congeladas cuando Ala de Plata golpeó el suelo con Fuegosueño sobre ella. El dragón de Heleana estaba malherido, sólo muñones quedaban donde habían estado sus alas y la mitad de su rostro había desaparecido revelando hueso y tendones, pero eso no le impidió devorar el corazón de Ala de Plata ante la multitud e inmediatamente después descargar su llamarada contra las lineas de los negros que no tardaron en tocar retirada.

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