Todo había comenzado antes de los que Ser Gwayne habia querido, «si tan sólo los hombres hubieran marchado algo más rápido, o los exploradores no hubieran tenido problemas con esos estúpidos comerranas» pensó, pero la suerte estaba echada y el enemigo les esperaba en lo alto de la colina. Ser Gwayne Hightower y Lord Criston Cole habían debatido por horas el plan a seguir y todo el castillo de naipes había colapsado por no haberse movido lo suficientemente rápido. Pero no quedaba nada más que hacer, informaron al rey y la reina, que rápidamente tomaron los cielos y marcharon a comandar ambas alas del ejército mientras Lord Ormund Hightower se desgañitaba para que los miles de hombres del Dominio mantuvieran la línea.
En lo alto de la colina Lord Cregan Stark dio sus ordenes y nadie se atrevió a contradecirle, aún invictas, sus tropas estabas listas y ansiosas para la batalla y ni siquiera la llegada de la reina a losmos de Syrax le quitó el mando de los ejércitos.
Hacia ya media hora que los arqueros norteños golpeaban las líneas de los verdes, pero pese al infatigable liderazgo de Sara Nieve los hombres del Dominio continuaban marchando colina arriba al encuentro de los hombres de Lord Cregan Stark y, una vez más, las hombres chocaron en las tierras de Harrenhal.
En el este las Lanzas Libres de Tyrosh marchaban bajo el liderazgo de Ser Gwayne Hightower, que las habia reclutado personalmente hace muchas lunas y guiado hasta la liberación de Antigua y ahora en los ríos. Soldados profesionales, capaces y entrenados, se desgajaron del grueso del ejército rodeando la base de la colina con claras intenciones de amenazar el flanco de los norteños. Pero Lord Alan Beesbury, que tenía el mando en ese flanco, no dudó en dar las órdenes y salirles al paso con sus hombres.
En el oeste Lord Roderic Dustin empujaba a sus tropas a mantener la marcha constante, alineados con los hombres de Lord Stark pero pronto tuvieron que detenerse pues Lord Criston Cole, liderando a los hombres de los Strong y Bracken se lanzaron a la carga buscando venganza por todo lo que habian sufrido.
En los cielos Fuegosolar fue recibido con llamaradas por Bruma y Syrax. La primacía de Rhaenyra era innegable, Syrax era el más grande de las bestias allí reunidas y Bruma rivalizaba en tamaño con Fuegosolar, cuyo morro, cuello y costado aun presentaban las heridas del fuego de Meleys. Pero Aegon y su montura ya habian demostrado ser guerreros feroces y Helaena junto a él no dudaron ni un momento y contra toda lógica se lanzaron sin temor alguno contra sus enemigos. Rhaenyra pronto se vio sobrepasada, era la primera vez que luchaba en estas circunstancias y el tamaño de Syrax no era rival para la fiereza de Fuegosolar, pero sabiendo que todo se decidía allí espoleó a la bestia y aceptó el reto de su medio hermano.
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Ambas fuerzas continuaban presionando, reemplazando las numerosas bajas con hombres de la retaguardia sin que ningun lado pareciera ceder. Sabiendo que no tendria mejor oportunidad Ser Elmo Tully espoleó a sus caballeros y abandonó el grueso de las tropas para rodear a sus enemigos por el llano y caer con fuerza contra las tropas de Lord Criston Cole que, con valentía, recibieron la carga sin romperse. Pero la superioridad del enemigo era clara y pronto no pudieron hacer otra cosa que replegarse hacia el centro mientras Lord Cole y el puñado de hombres de armas de Harrenhal que aun le seguian defendian la retirada. Ansioso de sangre, Lord Roderic Dustin se lanzó hacia el comandante de la guardia real y marcando una línea en el suelo con su espada lo retó a un duelo.
Lord Alan Beesbury por su parte trataba desesperadamente de mantener la línea con sus hombres, pero Ser Gwayne y las Lanzas Libres habian maniobrado a la perfeccion y habia tenido que sacrificar mucho para poder si quiera hacerles frente. Tras varias horas los hombres de Granmesa ―que se habian llevado lo peor de la batalla hasta el momento― rompieron filas cuando Lord Alfred Merryweather murio bajo la lanza de un mercenario sin nombre, y con ellos, como un domino, todo el flanco cayó, pieza a pieza.
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Lord Cole sonrió, Lord Roderic Dustin yacia frente a él, el corte en su pecho era profundo, ese hombre no viviría más de unos segundos, pero su sonrisa desaparecion cuando miró a su alrededor. Ninguno de los hombres que le acompañaban quedaban en pie y solo el honor de los norteños le habian permitido terminar su duelo, pero nade les impedía avanzar hacia él. Nadie le exigió la rendición, y ni por un instante pensó en pedirla.
Fuegosolar por su parte, herido y cansado apenas conseguía mantener a raya a sus enemigos, si bien ambos dragones sangraban profundamente cortesia de sus garras. Aegon sabia que no podía ganar, pero podía asegurarse de no perder, Heleana lo beso con pasión y tomo las riendas de la bestia forzándola a tomar altura pese a quedar expuesta al fuego de sus enemigos y, tras ganar la posición, se lanzó en picado contra Syrax. Addam dudó un instante, habia visto la furia de Fuegosolar y no queria sentirla en primera persona, y un instante era todo lo que Aegon necesitaba. Fuegosolar clavó sus garras en Syrax que a su vez mordió la gargante de su rival y ambos cayeron a plomo desde el cierlo mientras Aegon, espada en mano, saltó hacia Rhaenyra.
―¡Puuuuuuuuutaaaaaaa!― su grito resonó por toda la campiña mientras descargo su espada contra su medio hermana que apenas tuvo tiempo de tratar de esquivar el ataque. Ambas bestias seguian cayendo mientras Aegon trataba de acabar con la vida de su hermana cuando Addam Mares reaccionó y se lanzó a la lucha justo a tiempo para que la llamarada de Bruma acabara con Aegon cuando se disponia a descargar el golpe final para con Rhaenyra.
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Mientras, la batalla continuaba, alrededor de las bestias que habian caido muy cerca de la línea del frente. Fuegosolar yacía muerto, con la cabeza separada del cuerpo mientras que Syrax respiraba profundamente tratando de levantar el vuelo y Bruma, con un ala rota, descargaba su fuego contra las líneas de sus enemigos. Pero con el flanco de Lord Beesbury roto todo se desencadenó muy rápido y pronto, hombre a hombre, los seguidores de Rhaenyra comenzaron a romper sus líneas. Incapaz de rescatar a sus dragones Rhaenyra y Addam no tuvieron más remedio que retirarse con las tropas mientras Ser Gwayne Hightower tomaba la colina por un rey que yacía muerto en algun punto del campo de batalla.