Una aparición sorpresa

Por un largo e indeterminado instante pareció que la sangre correría frente a los muros de Aguasdulces, pero finalmente Lord Hoster habló y calmó los ánimos, con sus palabras había salvado la vida de decenas, quizá de cientos. A pesar de todo, el rostro de Ser Oswell estaba desencajado, ¿qué se pensaba aquel viejo? Llamarles a ellos mentirosos, con gusto habría ensartado a aquel orgulloso de mierda para después mearse sobre su cadáver. Pronto sus obligaciones lo despertaron de aquel sueño, últimamente le pasaba más de lo que desearía. Maldita capa blanca. Tras los discursos de Lord Walder y Lord Hoster los ánimos se apagaron y fue entonces cuando varios de los señores de los ríos fueron a presentarle sus respetos a Ser Wilem Darry, a preguntarle cuestiones varias y a ofrecer su ayuda para conducir a Lord Hoster a Desembarco y asegurar que se producía un juicio sin incidentes. Decenas de caballeros menores así como los señores de Mooton, Roote y Keath se personaron ante el Maestro de Armas y se pusieron a su servicio.

La confusión era más que patente entre los señores de los ríos, muchos señores veían a Lord Hoster y deseaban desenvainar las espadas y ensartar a aquellos que se atrevían a enturbiar la vida de los ríos. Sin embargo todo comenzó a calmarse cuando tras saludar a su padre con una leve inclinación Catelyn Tully comenzó a recorrer las gradas y los campos de liza. Pronto una grupo nada desdeñable se encaminaba hacia el castillo. Los hombres de Blackwood, Bracken, Rygger, Grey y PIper flanquearon a la Dama de Aguasdulces y los abandonaron a todos. Fue en aquel entonces cuando los más avispados pensaron en el hermano del acusado, el Pez Negro. Aquel caballero había sentido los problemas antes que ningún otro y para cuando preguntaron por él solo su rastro quedaba en las cercanías de las lizas.

Junto a los ribereños menores que se unieron a la compañía se situaron las guardias de la casa Lannister, Frey, Whent, Connignton y Darry. Antes de comenzar la marcha todos quedaron pendientes de los movimientos de Brandon Stark, el lobo salvaje del Norte. ¿Acudiría a Desembarco a reclamar justicia para su querida examante, creería en la inocencia de su futuro suegro? Nadie pudo saber que pasaba por la cabeza del Stark, cuya mirada atravesó el campo repleto de hombres hasta encontrarse con la de Lord Hoster. Pasaron unos segundos que parecieron horas y finalmente las varias de decenas de los hombres del huargo se encaminaron hacia el castillo de Aguasdulces sin mirar atrás.