Una boda, otro torneo

Ser Brynden Tully se encontraba en el Vado Rubí. Allí seguían con el unos pocos hombres del Tridente y del Norte. Y aquel caballero enorme proveniente de Occidente. No habían dado con nada ni con nadie. Brynden ya había deducido que no encontrarían ni un rastro. Para él todo había sido un acto orquestado, pero no sabía por quien. Había desechado la idea de los hombres de las montañas del Valle, no tenían la conciencia de que los Stark pasarían por aquella ruta. Y aunque tenía otros nombres en su cabeza, no había dicho nada a nadie, hasta que se encerrase con Hoster nuevamente.

Esos días había compartido sus idas y venidas junto a Brandon Stark, y había llegado a la conclusión de que la partida de Cat no sería tan difícil para él. No consideraba al Stark un caballero…pero tampoco lo era, pues el seguía a los Viejos Dioses. Aún así lo consideraba un hombre que parecía bastante centrado. Esperaba que su sobrina estuviese segura con él. Aquellos eran sus pensamientos cuando un hombre llegó desde el Oeste, montado a caballo y todo raudo.

Le dio un pergamino que desenrolló en poco, tras ver que venía dado con el sello de los Tully de Aguasdulces. Quizás eran noticias sobre la desdichada del Norte. Pero pronto se dio cuenta de que no. Las noticias de Desembarco del Rey llegaban a él con rapidez, tanto como las de la boda que se daría en Aguasdulces. Hizo ademán de tender el pergamino a Brandon Stark…pero lo pensó mejor. Lo enrolló y lo guardó para él.

- Debemos marchar a Aguasdulces ya. Hay aún un camino largo hasta allí.- Fue a ensillar a su caballo…y en el camino tomó al Stark por el brazo. Pronto, Brynden Tully le hizo conocedor al otro de lo ocurrido en Desembarco del Rey.

No llevaba la cuenta de los días que llevaba en las tierras de los ríos, buscando a su querida Lady Barbrey, la ira lo consumía en algunos momentos y maldecía a menudo a quien hubiese orquestado aquel acto pues después de hablar en multitud de ocasiones con Ser Brynden ya no albergaba esperanza de que unos pobres malnacidos fuesen a ser encontrados, sino que alguien con mayor influencia había tendido un negro velo en aquel acto.

No eran pocas las veces que Cat se le venían a la cabeza, la hermosa doncella de Aguasdulces con la que debía desposarse, tras la marcha de su familia al Norte él había decidido quedarse allí para una vez dada por finalizada la misión de búsqueda acudir a conocer más a fondo a su prometida. Mientras eran incontables las veces que Brandon se interesaba en preguntar al Pez Negro por su sobrina, pues la curiosidad era uno de los aspectos que más despuntaban en el heredero de Invernalia.

Pocas lunas habían pasado tras el fín del torneo cuando parecía que Poniente se agitaría de nuevo, pero esta vez con el estruendoso paso de los ejércitos pues un mensajero había llegado raudo al campamento para entregar una misiva a Brynden que no tardó en dar orden a Brandon de marchar hasta su hogar y no era para menos cuando éste le hizo sabedor de las noticias al iniciar el camino “El Rey Loco, corto calificativo para ese malnacido” pensó Brandon mientras aumentaba el ritmo al paso de su montura.

-Ser Brynden, sois hombre de honor sin duda, y mucho más sabio que yo… así que supongo que sabéis lo que esto significa. Se ha acabado la paz del Rey. - Pues todos sabían que Dorne no iba a permanecer inmóvil ante tal atropello.

Los Frey no habían reparado en gastos, pues el acontecimiento así lo requería. A su llegada a Aguasdulces carretas con vinos de todo poniente y oriente, manjares, y obsequios para todos, en especial una imponente armadura conmemorativa de la unión de los Ríos para su señor, hacían cola para entrar.

Al frente de la comitiva El viejo Frey tenía un brillo especial en los ojos, pues con esta boda los Rios y con ellos los Frey ganaban fuerza. Y era menester la unión, pues al parecer los tiempos venideros se atisban turbios si no oscuros.

Gerion observaba cómo montaban las tiendas Lannister mientras degustaba una cerveza tostada que llenaba de espuma sus bigotes; a su lado varios hombres de confianza jugaban a los dados mientras que otros daban órdenes a los que organizaban el pabellón del León.

Mientras, aprovechando que Gerion quería disfrutar de su pinta, Jaime y Cersei paseaban su amor por la zona del Torneo; ella sabía que atraía todas las miradas ya no sólo por su innegable belleza sino por la envidia que suscitaba el que estaba casada con Jaime. A su manera, pensaba Cersei, estaba al nivel de los Targaryen puesto que sólo ellos habían tenido el privilegio de poder casarse con su familia. Jaime paseaba a su lado con ella del brazo, embutido en una magnífica armadura dorada y una larga capa roja.
Era un tanto provocador ver a los dos gemelos pasear con tal descaro por entre las tiendas seguidos de hombres de Lannister a modo de guardias y si lo hacían por la inocencia de sus quince años o porque no estaba su padre para meterlos en cintura sólo lo sabían ellos.

El Torneo de Aguasdulces no podía igualarse al que se había dado hacía poco tiempo en Harrenhall, eso era algo que nadie dudaba, pero sin embargo había sido capaz de aglutinar a muchos hombres del Tridente dispuestos a la justa. Los estandartes de los Tully, los Whent y los Frey eran aquellos que más altos estaban, uno como anfitrión y Señor Supremo del Tridente, y los otros dos como las casas que unirían sus destinos en pos del Tridente. La mayoría de las casas banderizas del Tridente estaban allí, pero también había llegado una comitiva de Occidente, y el Rey había enviado a dos capas blancas como Oswell Whent y Willem Darry para participar en el torneo.

Hoster Tully, espectador directo el torneo de Harrenhall, había dispuesto que el fin de tal torneo sería el de honrar a la futura esposa, sin corona de flores que entregar a nadie más que a ella, y aquellos que se unieron a la liza aceptaron tal propuesta. Por supuesto, tanto los Frey como los Whent partían con mayor interés, tratando de imponerse a hombres con gran experiencia en las justas.

Fue en el primer día cuando cayeron algunos caballeros de menor valía que el resto. Así Ser Quincy Cox, Ser Emmon Frey, Ser Hugo Vance o Ser Emmon Frey fueron de los primeros en abandonar la justa. Pero alguna sorpresa hizo a muchos comenzar a cuchichear. Lo primero fue el tremendo golpe que recibió Lord Jonos Bracken, atizado por Ser Desmond Grell. Todo vino dado por una mala caída que le hizo recibir un tremendo golpe en el cuello. Por suerte fue llevado rápidamente ante manos del maestre y se recuperaría…aunque aún después del torneo tendría que quedar en cama en el feudo de los Tully. Tras el primer día de justas tres nombres quedaron fuera del resto del torneo. Tanto Jaime Lannister como Gerian Lannister no pudieron hacer valer su gallardía, aún con la armadura dorada del más joven de los leones. Tampoco Brandon Stark tendría que volver como justador, ni el joven Mooton, amigo del Príncipe Targaryen.

De tal manera el siguiente día se llevaría a cabo el final del torneo con ocho caballeros como ganadores de aquellas justas. Ser Ronald Vance se enfrentaría a Ser Brynden Tully, el Pez Negro. Ser Desmond Grell lo haría a uno de los hombres del Rey, Ser Willlem Darry. El otro capa blanca, Ser Oswell Whent, lo haría con una de las grandes sorpresas, Ser Desmond Chambers. Y la última justa sería entre Ser Aenys Frey y Lord Jon Connington.

Las justas de Aguasdulces se resolverían ese mismo día. Los hombres y mujeres del Tridente se arremolinaban para ver a los caballeros que llevarían a cabo la últimas justas en sus caballos.

Y pocos defraudaron en aquel lugar. Al final se contaban a unos pocos entre favoritos, y esos fueron los que llegaron hasta las últimas rondas. Ser Brynden Tully, el Pez Negro, se enfrentaría a Lord Jon Connington, un hombre que tenía la confianza de Rhaegar Targaryen. Sin duda el lance tuvo mucha expectación, pero la gente que allí se encontraba vitoreaba, sin descanso, al Pez Negro. Él mismo había estado en Darry y se había encargado de apaciguar las aguas. Todos hablaban bien de él y allí donde iba era bien recibido en aquellas tierras. El joven señor de la tormenta era un buen caballero, era la verdad, pero la experiencia aún no llegaba hasta él, cosa que si haría con los años. Finalmente fue el Pez Negro quien consiguió descabalgar al Grifo, tras el intercambio de cinco lanzas, haciendo que este tocase suelo. El Tully se apresuró a preocuparse del otro hombre, y ofreció su hombro para ir al lugar donde, una vez terminado el duelo, descansar.

El otro lance reunió a aquellos que representaban a los Whent de Harrenhall y a los Darry, de Darry. Dos hombres provenientes de Desembarco del Rey, hombres cercanos al mismísimo Aerys Targaryen. La disputa entre ambos no duró demasiado. Ser Oswell Whent era superior a su contrario. No demasiado, pero superior al fin y al cabo, y tras tres lanzas el Darry tuvo que apearse del caballo para no sufrir otra lanza más en su armadura.

Lo cierto era que tener a dos hombres de los Ríos en aquella posición final provocaba que sus gente se sintiesen seguros y orgullosos. Por un lado Brynden Tully, el apodado Pez Negro, y por otro una Capa Blanca, Oswell Whent. Muchos no sabían a quien apoyar. Era difícil teniendo tal decisión por delante, aunque aquellos que alzaban su voz por Brynden eran más, pero por poco. La justa duró hasta siete lanzas, y cuatro partió Oswell Whent, y tres Brynden Tully. La oportunidad de hacer caer al otro se alternó, pero no fue hasta la última rota por Oswell, que el Tully de Aguasdulces perdió el equilibrio y tocó suelo.

Ser Oswell Whent fue el vencedor, y de esa manera alguien de la familia de los Whent de Harrenhall daría la corona de flores a la recién esposa, Moyra Whent. La dicha estaba en todos lados…