- La Corona de Viñas y Flores
Los Reyes del Dominio descienden directamente del Alto Rey de los Primeros Hombres, Garth Manoverde, que como cuentan las leyendas guió a su pueblo a Poniente, siendo el primer humano en poner jamás el pie los Siete Reinos. Y no es lo mismo ser, por derecho de linaje, la primera casa de Poniente en importancia, que descender de un porquerizo. O de un bucanero. El poder de los legendarios Gardener sobre su reino es absoluto e incontestable. En la imaginación de las gentes, no hay gran diferencia entre Los Siete y el Rey.
- El Príncipe Edmund y Sus Alegres Compañeros
La marabunta de jóvenes amigos, compañeros, admiradores, aduladores y vagos en general que acompaña a Edmund comparte ciertas características con una plaga de langostas. No arrasa los cultivos allá por donde va, pero sí que puede secar la bodega de un castillo en apenas un par de noches. Más allá de su función animando cualquier fiesta, cabe recordar que esta compañía de jóvenes caballeros tiene el mejor equipo que el dinero puede comprar, sobrada experiencia en torneos, y un entusiasmo inigualable por las cargas de caballería en formación.
- Ser Theo Tyrell
El primogénito de Harlan Tyrell. Amigo y consejero del príncipe Edmund, su fría sensatez suele resultar un contrapunto a las ideas más exuberantes de Edmund. Tiene sus detractores entre los partidarios del príncipe, que le consideran un aguafiestas, pero Edmund lo conoce desde pequeño y sabe, por una dilatada experiencia, que debería hacerle caso cuando le dice que no es buena idea hacer algo. El joven Theo puede resultar a primera vista algo frío y hasta arrogante, pero quienes más lo tratan saben que tiene una mente preclara.
- El Largo Brazo del Lord Mayordomo
Harlan Tyrell lleva ocupándose del día a día del reino, para alivio del Rey Mern, durante la mayor parte de su vida, y conoce el Dominio mejor que a su mujer, a la que ha dedicado mucho menos tiempo que al reino. Incluyendo las horas de sueño, que ya no suelen ser muchas. Su buena administración le ha ganado más partidarios que detractores en Altojardín y el reino, y es difícil que pase algo sin que a él le lleguen noticias de primera mano de algunas de sus fuentes. Y es difícil que sus siempre sensatas y razonables recomendaciones no hagan mella en los señores del reino.
- La Prosperidad del Dominio
El Dominio no tiene, ni necesita, minas de oro. Su oro son los campos de trigo que se extienden hasta el horizonte, y toda la gente a la que alimentan. Con un clima suave y estable, todos los años son un buen año en el Dominio, y por mucho que los señores se afanen en celebrar torneos, banquetes y dispendios varios, el dinero en las arcas se acumula y se acumula. Con el reino en paz y la buena gestión financiera de Harlan, la sala del tesoro se está desbordando y hay pocas obras o proyectos que la opulenta Casa Gardener no pudiera costar.
- El Granero de Poniente
Sin el Dominio, Poniente moriría de hambre. No todo Poniente, está claro; pero buena parte de la alta población de reinos tan escarpados y baldíos como los que rodean al Dominio vive de la comida que crece en sus vastos campos. Siempre que se la sigan vendiendo, claro. ¿Y si ya no lo hicieran? Pues en ese caso más les valdría encontrar alguna alternativa pronto, o sus mercados quedarían vacíos de cereales, verduras y hortalizas. Conviene no enemistarse con el Dominio, o no con el invierno acercándose, al menos. Podría ser un error fatal.
- Sam el Salvaje
El joven Ser Samwell Tarly, heredero de Colina Cuerno, se está forjando rápidamente una leyenda por su destreza marcial y su gusto exacerbado por la violencia excesiva. Descrito como “el puto loco del mandoble valyrio” por alguien que solo vivió cuatro segundos más, Sam el Salvaje es un hombre sencillo y leal al que le gusta el vino, reír a carcajadas y las buenas historias. Hasta que pasa algo, la cólera le nubla la vista, y un rugido animalesco comienza a crecer en su garganta. Entonces conviene correr. Edmund lo conoce bien y lo aprecia, pero para ser sinceros, a veces le da bastante miedo.
- El Príncipe Bohemond “el Bello”
El segundo hijo del Rey Mern es un joven grácil y apuesto, aunque su sobrenombre lo debe más a su exquisito gusto en el vestir e impecable arreglo personal. Una rareza entre los Gardener, que suelen ser más de placeres sencillos, Bohemond es un joven culto e inteligente cuyos comentarios incisivos suelen dar en el clavo. Choca a menudo con Harlan Tyrell, de cuya lealtad no está muy seguro. Bohemond posee también una cierta extrañeza en sus maneras que a unos les repele y a otros les atrae, sobre todo a “otros” de unas preferencias concretas.
- Caballeros de Cuento de Hadas
El Valle fue la cuna de la caballería, el Dominio es su hogar. Al Dominio le acompaña una cierta reputación de comportamiento caballeresco que es útil a la hora de negociar con otras casas o reinos, que saben que en principio los señores del Dominio suelen cumplir su palabra y actuar de buena fe. O al menos ese es el estereotipo. Como suele decirse, “cría buena fama y échate a dormir”, aunque quizá el Rey Mern se haya tomado la segunda parte demasiado literalmente y debería recortar una o dos siestas de su jornada habitual.
- Nuestro Castillo es Nuestro Caballo
El Dominio no es defendible. Es mayormente llano, en una posición central, y los castillos son más bonitos que efectivos. Es una posición radicalmente distinta a la de otros reinos, así que el Dominio no se defiende: ataca. Y se les da muy bien. Una carga de caballería del Dominio es el pináculo de la fuerza militar en los Siete Reinos, salvo que fuera a aparecer pronto algo aún más destructivo, como quizá una lagartija sobredimensionada voladora que escupiera fuego. Pero salvo que algo tan descabellado como eso haga aparición, los caballeros del Dominio no tendrán rival.
Conste que me levanto a las 7 y aquí estoy. Dadme un punto de trama extra o algo.