Misión 18: Terrores diurnos

PoV

Larys Strong

Larys padeció de un pie equinovaro durante toda su vida, el cual arrastraba cojeando. Larys es un hombre reservado, pero amable cuando le es necesario. Raramente habla en las reuniones del Consejo Privado, prefiriendo siempre escuchar. Sin embargo, cuando habla, lo hace con elocuencia, compartiendo palabras de gran importancia. Como Consejero es enigmático y astuto. Larys es una persona asustada y su miedo proviene de los dragones; por extensión, cree que los Targaryen son lo que mantiene a los dragones en Poniente y, por ello, deben caer para que caigan las bestias. En realida da Larys el orden de quien cae antes no le importa, siempre que desaparezcan tanto los dragones reales como aquellos que los llevan como emblema.

Tokens

Pastor

El clérigo conocido como Pastor sirve lealmente a Larys, su valedor y el único que lo protege de una muerte segura.

Ejércitos

No.

Objetivo

Preparar misión. En concreto quiero que los desembarqueños empiecen a temer a los dragones pero que les cale la idea de que pueden derrotarlos.

Misión

Pastor será sutil y paciente, no se dedicará a clamar a los cuatro vientos que los dragones - las criaturas, no los Targaryen - son seres malignos ya que no quiere cometer el error de atraer de nuevo la atención de la Fortaleza Roja y sus perros de presa. Así que cuando hable sobre las profecías y los designios de los Siete, no nombrará a Aegon - ni a Rhaenerya - pero cuando mencione calamidades la gente comenzará a mirar al cielo. Además, escogerá un lugar idóneo para predicar: de espaldas al Pozo Dragón: nada como escuchar rugidos y oler a mierda de dragón como para que cale el mensaje.

Localización

Desembarco del Rey.

Roleo

Cerca de Pozo Dragón, al caer la tarde, una pequeña multitud se había congregado alrededor de una figura conocida entre los callejones de Desembarco del Rey. Pastor, el clérigo manco, alzaba su única mano mientras su voz resonaba con fuerza entre las sombras que el crepúsculo proyectaba sobre la colina. Las paredes destrozadas del Pozo, ennegrecidas por el fuego, servían de telón de fondo para su discurso, que atraía tanto a los desesperados como a los curiosos.

Hermanos y hermanas —comenzó, su tono grave y solemne—, os hablo de los tiempos oscuros en los que nos encontramos. Calamidades han caído sobre nuestra tierra, como una tormenta que no cesa, golpeando sin piedad nuestros hogares, nuestras familias, nuestras vidas.

Los rostros de la multitud, algunos cubiertos por capuchas andrajosas, otros jóvenes y asustados, lo miraban con atención. Las palabras de Pastor tenían una cualidad hipnótica, como si cada sílaba estuviera impregnada de una verdad profunda, una advertencia que no podían ignorar.

En estos días, los monstruos caminan entre nosotros —continuó, sus ojos encendidos por una furia controlada—. Monstruos que no se contentan con los huesos del pasado, sino que buscan devorar nuestro presente, y si no les ponemos freno, destruirán nuestro futuro. Bestias que no conocen piedad, que con su aliento arrasan campos y ciudades por igual, dejando cenizas en lugar de vida. La bestia que es la guerra.

Un murmullo recorrió la multitud, muchos de ellos intercambiando miradas nerviosas. Nadie lo decía en voz alta, pero todos sabían de lo que hablaba, o mejor dicho, de lo que no se atrevía a hablar directamente. Las sombras de dragones y reyes se cernían sobre sus palabras como fantasmas invisibles.

Estos portentos del infierno —continuó Pastor, su voz más intensa—, han traído consigo solo sufrimiento y miseria. Los campos que una vez florecían ahora están secos, las aguas que antes saciaban ahora están manchadas de sangre. Y aquellos que alguna vez prometieron protegernos, ahora nos esclavizan con su poder y su ambición desmedida. Pero yo os pregunto, hermanos, ¿quiénes son los verdaderos monstruos?

Las palabras resonaron en el silencio expectante, como si la misma ciudad estuviera conteniendo el aliento. Nadie se atrevía a responder. La mirada de Pastor barría el grupo de fieles, buscando en cada rostro, en cada alma, algún signo de despertar.
Un viento frío barrió la colina, levantando el polvo y las cenizas del suelo, añadiendo un toque ominoso al discurso del clérigo.

Recordad, hermanos, que las calamidades no son eternas. Todo poder, por grande que sea, puede ser desafiado, puede ser derrotado. Los monstruos que hoy nos aterrorizan tendrán su final, como todos los monstruos que los precedieron. Pero para eso, debemos ser fuertes, debemos mantener la fe en que el mundo no está condenado. Que la justicia, tarde o temprano, caerá sobre aquellos que traen ruina a nuestra tierra.

Al terminar su sermón, Pastor dejó caer su única mano hacia un lado, respirando profundamente, como si la misma furia de sus palabras lo hubiera agotado. Los presentes asintieron en silencio, sus mentes trabajando febrilmente para unir las piezas de su discurso. Sabían de lo que hablaba, sabían lo que sugería, pero Pastor, astuto como era, no había mencionado ni nombres ni símbolos. No había invocado a los dragones ni a los Targaryen, pero sus palabras habían pintado una imagen clara para todos los presentes.

Mientras el grupo comenzaba a dispersarse lentamente, Pastor se quedó de pie ante el Pozo Dragón, mirando su maligna silueta, y prometiéndose que lo vería en ruinas.

Las palabras de pastor parecen tener efecto en la ciudad (en vez de preparar misión estoy usando un reloj, 3/12, cuando se llene asaltar el pozo dragón con una turba será factible) pero no sin complicaciones, los hombres de Otto están demasiado cerca de descubrir la conexión con Larys, solo queda un camino, cortarla.

Escoge, o Sangre y Queso se comen un nivel de daño y Pastor es destruído (o bien asesinas al señor o simplemente le ignoras, lo que mejor te apetezca, pero pierdes control sobre el culto)

O Pastor se come un nivel de daño y le digo a Hightower qué pastor eres tú.

Pastor es destruído. Sangre y Queso sufren un punto de daño.

Quisiera saber si se me permite hacer una misión para “destruir” a Pastor a mi manera, es decir, para minimizar el daño narrativo y convertirlo en una ventaja (decirle a Otto que atrapé a Pastor confabulando con Daemon y por eso lo eliminé).

Mientras no abuses te diría que ni hagas misión, simplemente narra. Confío en ti.

La clave es que el culto sigue vivo, aunque debilitado y tú ya no tienes control sobre él

Haré misiones para que el reloj del Pozo Dragón avance.