Para hacer esta misión necesitaba la que estoy haciendo en la 22. Si se termina con éxito, entonces tendrá lugar esta.
POV:
Tyrion Lannister
Tokens:
- El recuerdo de Castamere: La Casa Lannister ejerce una gran influencia política en Poniente, implacables contra aquellos que les traicionan.
- Lealtad de la Rosa: Lord Mace ha prometido luchar junto a la Casa Lannister a cambio de numerosos casamientos, derechos de conquista para Ser Garlan Tyrell y diferentes puestos en el consejo para Lord Mace Tyrell y Lord Paxter Redwyne. Acuerdos generosos y la complacencia de vasallos leales como Lord Randyll Tarly.
- Casa cadete (AGOTADO): Son muchos Lannister los que operan en segunda línea. Esta facción, representada por Kevan Lannister, es menos orgullosa por lo que suelen pasar más desapercibidos. No destacan en nada en particular pero siempre encontrarás un Lannister capaz de llevar el nombre de su familia un poco más lejos.
Objetivo:
Restablecer la moral de las tropas acampadas frente a la ciudad.
Misión:
Por el camino se recogen prostitutas de todos los burdeles e incluso se anima a las señoras viudas de la zona de los ríos a unirse a la comitiva a cambio de unas buenas monedas. Comida y mujeres siempre animan a los soldados. Además, la llegada de hombres de refuerzo se espera que animen a unos hombres que saben que están cerca de liberar a un rey, con todo lo que eso supone.
Una vez en el campamento Lord Mace Tyrell brindará por el joven Ser Lancel, tan injustamente tratado y por las victoria pasadas y futuras del León y la Rosa. En ese mismo brindis se anunciará que Ser Garlan Tyrell es el nuevo señor de Aguasclaras tras anunciar la deserción de los Florent. Así comienza la primera de muchas recompensas que tendrán los señores del Dominio peleando por la casa Lannister.
Roleo:
Ser Melwyn Sarsfield era un auténtico putero, casi tanto como Tyrion. En los banquetes de Roca Casterly fue el primero en enseñarle que la mácula de un caballero era más oscura y olía peor que en sus libros. Fue la principal razón para dejar de lado los libros de fantasías y aventuras que había leído de niño y se decantase por tratados y libros de historia. Si bien es cierto que amargó su gusto por la lectura, le otorgó uno nuevo del que gozaba desde entonces cada vez que podía.
Entró en el campamento y fue recibido como nunca antes. Por un instante llegó incluso a sentirse querido. Tras el carromato en el que iba le seguían decenas de muchachas de buen ver. Algunas eran más dolorosas de mirar fijamente pero, tras tantas semanas de marcha y batallas y gracias a la distorsión de grupo, para muchos aquellas fueron las mujeres más bellas que habían visto en mucho tiempo. Las muchachas portaban cestas con frutas, además de las hortalizas, el grano y las tinajas de vino que completaban cada carromato. Todo ello era muy diferente a los alimentos que habían conseguido forrajear en los últimos días.
Aquella noche se celebraría una especie de banquete, si se comparaba a la ración normal de un soldado, ante las puertas de una ciudad que había rendido sus murallas por el hambre. Sin duda la guerra traía poéticas contradicciones.