Mision 39. Por Antigua

PoV
Leyton Hightower

Token
Lord Leyton

Misión
Convocar los ejercitos de Bulwer y Cuy
Ejercito || Bulwer || Leva
Ejercito || Cuy || Leva

Roleo
Las tropas de Antigua debían reforzar sus posiciones en la ciudad. Las noticias, nefastas, venidas desde Atranta no hacían sino presagiar un mal futuro para la ciudad. Sus murallas eran altas, resistentes y en más de mil años no habían caído una sola vez, pero para ello hacía falta hombres para protegerlas. Por eso Lord Leyton, tras las malas noticias envió nuevos mensajeros a sus vasallos más díscolos, aquellos que no habían querido luchar contra el dragón. Por supuesto el señor del Faro no olvidaba quién le había servido con mayor diligencia y quien no, pero de todo ello ya se encargaría en el futuro. El mensaje era claro.

Antigua os necesita, es posible que los Hijos del Hierro u otro enemigo traten de tomar estos muros. Vuestros hombres son necesarios. Acudid a la llamada de vuestro señor y todo lo sucedido en el pasado quedará ahí, en el pasado. Haced honor a vuestro juramento y defended la ciudad.
Lord Leyton Hightower

Objetivo
Reunir cuantras tropas se pueda para mantener Antigua preparada de un ataque.

Ruta + Tiempos de movimiento

Un ejército de tamaño 1 necesita 2 días y 2 horas para ir desde Refugio del Girasol hasta Antigua

Cruzará 5 hexágonos de llanuras en 50 horas marchando normalmente

Un ejército de tamaño 1 necesita 20 horas para ir desde Corona Negra hasta Antigua

Cruzará 2 hexágonos de llanuras en 20 horas marchando normalmente

Todo esto ya queda claro, todo lo que tengas en la tabla y quieras que esté en Antigua cuenta con ello, comprueba que todo esté bien que vienen curvas.

Voy a reutilizar este hilo. Lord Velaryon os envía un mensaje, la Flota Real ha puesto en fuga a los Greyjoy y ahora demandan justicia por la traición de la ciudad del Faro, una flota ingente se agolpa en el canal de los susurros.

Alrededor de 200 galeras.

Puedes hablar con @hammer_ortiz

Tras la negociación fallida con Lucerys Velaryon se procederá a defender la ciudad usando todas las tropas que quedan tras el ataque Greyjoy.

Como preparativo se amontonarán los escombros de la anterior batalla en las calles más estrechas dejando una especie de camino único por el que puedan pasar las tropas de Lucerys. Se colocarán arqueros en los tejados para hostigar al enemigo. La defensa estará preparada para ir retirandose de isla en isla conforme vayan superando las posiciones de los hombres de Antigua hasta acabar en Isla Batalla. Allí los supervivientes se refugiarán en el Faro dispuestos a aguantar un largo asedio. Por supuesto lo primero que se hace es enviar cuervos a Desembarco del Rey para informar a Rhaegar de la situación en Antigua.

Pasos de la defensa

Se defenderá el muro tratando de impedir que entren en la ciudad. Se usaran todos los hombres disponibles para este fin.

Una vez se empiecen a ver superados los hombres de Antigua se iran replegando de manera ordenada hacía la siguiente posición pasado el puerto.

Se irá repitiendo la maniobra sucesivamente, cortando accesos a las islas y dejando un único camino practicable para no poder ser flanqueados por las tropas de Lucerys.

El último paso es refugiarse en el Faro para resistir un largo asedio. Supongo que dada la descripción de los libros del Faro este puede resistir una larga temporada.

Extras

Si da tiempo se intentará evacuar la ciudad, mujeres, niños y demás se marcharán hacía Sotomiel para dejar la ciudad en manos de los combatientes.

Joder tío, mira que ya es el final de la partida…cómo se nos olvida poner los tokens, los pov, como siempre vaya. Eso es sin duda más importante que la descripción de la misión, que también…me cuesta 3 veces más resolver.

Te pido de nuevo disculpas, al reutilizar el hilo este para la batalla entendí que usarías lo mismo que para la anterior. Fallo mio que ahora te resuelvo.

PoV
Leyton Hightower

Token
Lord Leyton
Riqueza del Faro
Leyton el dorado (agotado)
Antigua, ciudad del conocimiento
La Ciudadela

Tropas

Lord Velaryon dio las órdenes y Ser Lyn se apresuró a dirigir el desembarco para tomar las diferentes playas de Antigua, separados por sectores los campesinos de la tormenta junto a los marineros veteranos de Estermont y Tarth preparaban el asedio a la ciudad, Lord Estermont en persona se encargaba de dirigir los preparativos. Mientras tanto los mercenarios de la Casa Martell esperaban cumplir aquellas promesas que recibieron al principio de la guerra, riquezas conquistando una de las ciudades más imponentes de Poniente. Sus contratistas habían caído en desgracia pero servir al señor e Marcaderiva parecía un negocio mucho mejor. Corría la cerveza a escasos metros de las murallas, en sus tiendas, mientras esperaban a que el grueso de los marineros del Mar Angosto desembarcaran y prepararan las escalas, las mofas para con el señor del Faro eran repetidas una y otra vez, nadie se cansaba de recordar el desprecio que el Lord Almirante de la Casa Real había tratado a uno de los hombres más poderosos de los Siete Reinos, el que muchos decía que había envenenado la mente de su cuñado para elevar al trono a la Casa Targaryen.

Durante más de un año Antigua había florecido y se había relamido ante la idea de convertir el Mar del Ocaso en el nuevo centro del reino, desplazando la hegemonía comercial que hasta ahora ostentaban las islas del Mar Angosto. En aquel enfrentamiento final se jugaba mucho más, la guerra había terminado y Lord Lucerys lo sabía, por aquella razón había rechazado cualquier pacto, nadie le culparía por aquello, ¿por qué iba a creer unos garabatos en un papel atribuidos al Príncipe Rhaegar? Por lo que a él respectaba el rey seguía siendo Aerys, los Hightower seguían siendo unos traidores y tanto Marcaderiva como Marea Alta esperaban una suculenta porción del saqueo que vendría tras la caída de la ciudad. Por su parte, Lord Leyton, veía como sus sueños de grandeza se esfumaban, como lo habían hecho la vida de sus dos hijos, ambos habían peleado con honor y ambos habían perecido ante aquel demonio, si sobrevivían tardarían muchos años en olvidar los habitantes de la ciudad el terror que eran capaces de sembrar las naves de los hombres del hierro. Prácticamente la mitad de la flota enemiga había desembarcado en la playa para cuando Lord Leyton llegó a la ciudad, los ánimos de los harapientos guerreros estaba por los suelos.

  • Llegó el momento -avanzaba apesadumbrado pero con un aura de determinación-, sacad a las mujeres y los niños por la puerta norte, que cierren las puertas si se acerca el enemigo. Lord Beesbury, Sotomiel será su destino, cuidad de los nuestros si la ciudad cae.

El discurso fue sombrío, práctico, nadie esperaba sobrevivir. Multiplicaban por cuatro su número y tras una batalla como la del día anterior nadie en su sano juicio esperaba que pudieran resistir una defensa efectiva. Las cornetas sonaron, casi 20.000 armas se lanzaban contra sus murallas. Llegaba a su fin la dinastía más antigua conocida en poniente.

Los primeros en lanzar los garfios y trepar por las escalas fueron los mercenarios, las mejores tropas de tierra que disponía Lord Lucerys, los más sedientos de sangre, al frente de ellos Euron Greyjoy, riendo y chillando mientras rajaba cráneos con su hacha. El ímpetu de los primeros compases de la batalla favoreció a los asaltates, pese a las decenas de bajas que se amontonaban frente a las murallas los defensores se estremecieron ante la visión de aquel hombre, otra vez ese maldito pirata cuya fuerza no podía venir de otro lugar que desde el mismísimo desconocido. Más los defensores no desfallecían, habían tocado fondo y pelearían hasta la muerte por aquella ciudad. Aquel día no se peleaba por un rey u otro, se peleaba por la vida, por el conocimiento, era la batalla final, que se libraba entre la sádica y errática conducta de los grandes señores frente al irresoluble enigma de la resilencia de los vencidos. Poco a poco el asalto perdió empuje y la guardia de la ciudad contuvo el primer envite. Los hombres de la Tormenta peleaban con menos ímpetu, el normal para los hombres que luchan únicamente por deber y los mercenarios del Príncipe Mor, a costa de muchas bajas, contuvieron su sector.

El final del día trajo algo de desconcierto, nadie se esperaba aquello, pronto se hizo patente que los hombres condenados a morir resistirían hasta el final y que la muerte debería disfrutar de unos agónicos días para recibir su premio, haciendo enloquecer a más de uno tras las murallas. Los Archimaestres de la Ciudadela se implicaron, una grata sorpresa para Lord Leyton, que agradeció en su fuero interno no haber prendido fuego, en un arranque de locura, la mayor fuente de conocimiento de los Siete Reinos. Quizás aún hubiese esperanza. Aquí y allá los más sabios insuflaban valor a los más abatidos, los acólitos curaban las heridas superficiales y los maestres suministraban la Leche de la Amapola a los defenestrados. ¿Cuantos días podrían aguantar así?

Durante siete días los marineros de la Flota Real murieron en las murallas de Antigua, haciéndose patente que no disponían del número suficiente de hombres para rendir la ciudad al asalto. Al octavo día Lord Slwyn Tarth pidió audiencia con el capitán de la flota, dándole a entender que sus bajas habían sido demasiado elevadas para seguir atacando y que Lord Estermont se encontraba en un estado de extrema gravedad y que los médicos auguraban que no pasaría de aquella noche, hasta las heridas más insignificantes en campaña podrían resultar mortales. Lord Lucerys maldijo su suerte y enfiló el camino hacia las tiendas de los Greyjoy, los algo más de 1.500 isleños que se les habían unido en aquella campaña. Al llegar no pudo contenerse, los muy cobardes estaban a punto de embarcarse en sus rápidos barcoluengos y cerrar la ciudad. Las palabras de Euron Greyjoy enfurecieron al Lord Almirante hasta el punto de olvidar que había ido hasta allí sin escolta, en un arranque de ira. Esta ciudad del demonio no caerá. Volved a casa, follad con vuestra mujer, vivid otro día.

Desde luego el veterano Lord Lucerys no estaba acostumbrado a que lo ninguneasen de aquella manera y cuando quiso llegar a las manos para detener a aquel indeseable un puñal de dos palmos de longitud se hundía en sus entrañas y un aliento putrefacto le hablaba al oído. Tendríais que haberme escuchado, se me da bastante mejor matar que morir.

El octavo día de asedio acabó con un gran funeral donde se quemaron los centeneras de cadáveres y se honraron la muerte de Lord Lucerys y Lord Selwyn. Lord Esterdmont quedaba ahora al mando del asedio y los algo menos de 10.000 efectivos que quedaban con vida. En la ciudad, algo menos de 2.000 exhaustas almas se mantenían en pie haciendo lo propio, Lord Mullendor había fallecido y pese a la alegría que dio observar como un par decenas de embarcaciones abandonaban las playas todos sabían que aquel ritmo sería insostenible durante mucho tiempo.


Pues esoEuron Greyjoy se ha pirado y con el sus hombres. Sabes que más de 2.000 defensores han muerto y también unos 10.000 hombres tuyos.

Lyn Corbray de la Guardia Real está al mando ahora y con el Lord Estermont y Ser Richard.

Estoy fuera el finde. Necesitas alguna orden o algo? Por si quieres ir mas rápido y no hacer esperar a nadie basicamente.

Nah, de momento no, tus órdenes son supongo resistir todo lo que puedas hasta que Rheagar consiga parar esto. Si no se ha parado ya…

Si, pero si no hay hombres suficientes retirada a Isla Batalla recogiendo lo que pueda valer para resistir allí. Hay que ganar tiempo