PoV
Larys Strong
En persona
Tokens
El Patizambo
Es ofensivo llamarle patizambo
En persona
Consejero de Rumores y Lord Confesor
Es algo así como espía, chivato y torturador
AGOTADO
Sigue contando con sus agentes para hacer las detenciones que se requieren, sobre todo al respecto que no se escapen.
Ejércitos
No
Objetivo
Detener a los capitanes partidarios de Daemon y encerrrarlos/ejecutarlos.
Misión
Viene de aquí.
Teniendo en cuenta esos datos, pido ayuda a estos dos:
- Puerta del Dragón, capitán Ser Arlen Tormenta (leal a Aemond)
- Puerta de Hierro, capitán Ser Joryn Velmont (leal a Aemond)
Para junto al resto de leales pillar a estos:
- Puerta Vieja, capitán Ser Moryn Tarth (leal a Daemon)
- Puerta del Lodazal, capitán Karyl Mares (leal a Daemon)
- Puerta del León, capitán Ellyn Mares (leal a Daemon)
- Puerta del Rey, capitán Ser Rowen Fell (leal a Daemon)
La idea es concertar una reunión de capitanes para preparar la defensa de Desembarco ante un posible asedio de norteños. No se espera que llegue Karyl Mares porque los de la Tormenta quieren pillarlo. Una vez los capitanes estén reunidos, tendré preparados hombres para prenderlos con ayuda de a los leales a Aemond. No se les dice a nadie lo que va a ocurrir salvo a mis agentes. Y no quiero darles oportunidad para rendirse, si dudan en entregar sus armas y rendirse, se les somete con toda la brutalidad necesaria.
Localización
Fortaleza Roja
Roleo
*El eco de los pasos de Larys Strong resonaba en la silenciosa cámara mientras sus dedos delgados rozaban las piezas de sitrang sobre el tablero. Las sombras danzaban a la luz de las velas, alargadas y distorsionadas, reflejo de las intrigas que llenaban la Fortaleza Roja. Movía las piezas con calma meticulosa, empujando algunas, dejando caer otras. No había oponente en la silla vacía frente a él, y la disposición en el tablero carecía de toda lógica aparente. Un Lancero de color negro rodó hasta el borde de la mesa antes de caer al suelo con un sonido seco. *
*—Demasiado predecible… —susurró Larys, con una sonrisa imperceptible mientras desplazaba una torre blanca hasta el centro del tablero, solo para golpearla después, derribándola. *
*De repente, sin previo aviso, levantó la mano y golpeó el tablero con fuerza. Las piezas volaron en todas direcciones, cayendo al suelo y rodando hasta perderse en las sombras. Larys permaneció inmóvil, su mirada perdida en el caos que había creado, como si contemplara las consecuencias de un plan que solo él comprendía. *
*La puerta se abrió lentamente, y un sirviente, pálido y tembloroso, asomó la cabeza. El silencio era opresivo, y el hombre tragó saliva antes de hablar: *
*—Mi Lord… La reina madre, la señora Alicent, solicita su presencia. *
*El sirviente no pudo evitar estremecerse bajo la dura mirada de Larys, cuyos ojos parecían atravesarlo, evaluándolo, juzgándolo. Durante unos segundos que se hicieron eternos, Larys no dijo nada. Luego, su expresión cambió, el frío desdén transformándose en una máscara de cordialidad. *
*—Por supuesto. No haré esperar a la reina madre. *
*Se puso de pie con la misma calma con la que había jugado su extraña partida. Antes de salir de la habitación, Larys sacó una pieza blanca del bolsillo de su túnica: el Pueblo Llano. Lo sostuvo entre sus dedos por un momento, observándolo con detenimiento, y luego lo lanzó al aire, como si la decisión de su destino ya no le importara. La pieza giró, atrapada en el juego de luces y sombras, antes de caer al suelo y perderse entre las otras piezas dispersas. *
Sin mirar atrás, Larys cruzó la puerta, su silueta deslizándose como un espectro en la penumbra. La partida aún no había terminado, pero el tablero sobre el que se jugaba era mucho más grande que aquel de madera y marfil.