La noticia había corrido por toda Qarth como la pólvora: la Casa de los Eternos había sido consumida por las llamas, y la Madre de Dragones había emergido de ella, indemne. Los brujos clamaban venganza, y exigían sangre por sangre. Otros no llegaban tan lejos, aunque se mostraban hostiles. El Gremio de Especieros ya había solicitado en público la expulsión de Daenerys. Los Sangrepura, antaño cordiales, ahora se mostraban nerviosos e incómodos. Quizá habían recordado que tener dragones merodeando en los alrededores resultaba peligroso. No querían invitados incómodos que alterasen la paz dentro de sus muros.
En cuanto a Xaro Xhoan Daxos, había pasado de ser un espléndido anfitrión a resultar una molestia constante. Cuando el comerciante comprendió que no tenía posibilidad ninguna de comprar uno de sus dragones llegó a la conclusión de que no ganaba nada manteniéndola dentro de sus salones. Los últimos mensajes que le había mandado habían sido a través de su senescal, cada uno más frío que el anterior. Le pedía que se fuera de su casa, que estaba cansado de alimentar a ella y a los suyos. Incluso le llegó a sugerir que le devolviese los regalos que le había hecho, porque los había aceptado de mala fe. Daenerys sabía que escucharía con júbilo el reporte de su senescal cuando le notificase su marcha.
Y por supuesto, no podía olvidar a sus dothrakis, a su khalasar. Su vida estaba en las llanuras de cielo abierto, no encerrados entre casas y murallas. Muchos ya habían recuperado la fuerza y vigor que tenían antes de la brutal marcha por el Desierto Rojo y empezaban a estar inquietos. Era cuestión de tiempo que empezasen a provocar desórdenes y desmanes. No, estaba claro, tenía que salir de Qarth antes de que fuera demasiado tarde. La pregunta era hacia dónde. Porque a pesar de todas las experiencias por las que había pasado, seguía siendo, en el fondo, una reina mendiga. Tenía muchos títulos y muchas pretensiones, pero no tenía riquezas ni ejércitos con las que hacerlas valer, pues sus dragones aún eran muy jóvenes. Y aquello le hacía sentir impotente y furiosa.
Ahora miraba al mar, reflexiva y pensativa. De fondo se escuchaba el bullicio del puerto de Qarth, con sus marineros cargando búcaros llenos del célebre paparajote qarthiense y otras exquisiteces, y las protestas de sus más fieles seguidores. Les había hecho partícipes de su próximo destino y expresaban su descontento. Era algo que, por otra parte, esperaba. Ni siquiera ella tenía claro que fuera el curso de acción más prudente, pero, ¿qué alternativa tenía? Al menos el viaje sería lo suficientemente largo y seguro como para dar tiempo a sus hijos a crecer un poco.
—Khaleesi, por favor, os lo suplico —Ser Jorah se arrodilló y puso una rodilla en tierra. No era normal en él mostrar tanta vehemencia, y menos, en público—. Reconsiderad vuestra decisión.
—Asshai es una tierra de demonios, brujos y monstruos de los más profundos abismos —declaró Rakharo, mostrando su aprobación—. Jorah el Ándalo dice bien, khaleesi. No vayáis.
—Todo el mundo lo dice —corroboró Jhogo—. Es una tierra oscura y malvada, abandonada por los dioses.
—Todo eso no me asusta —respondió Daenerys con firmeza—.La vida me ha puesto por delante pruebas más duras, y las he pasado. Donde otros han perecido, yo he triunfado. Así que os vuelvo a preguntar, ¿por qué no debería ir, entonces?
—Porque el rey Robert ha muerto —respondió Ser Jorah con decisión, adelantándose a los jinetes de sangre—. Los perros del Usupador se pelearán a dentelladas por los restos de su cadáver. Lo que debemos hacer es apresurarnos en conseguir espadas y regresar a los Siete Reinos, cuando aún estén granados para la conquista. Alzad los pendones de vuestra Casa y muchos acudirán a luchar a vuestro lado… mientras la guerra civil dure. Pero esta no durará eternamente, y por ello, os debéis de dar prisa, antes de que sea tarde.
«Mi oso, siempre tan leal, dándome buenos consejos». Sí, aquello, en apariencia, era lo racional. Había recibido la noticia un par de días después de salir de la Casa de los Eternos. Un marinero de las islas del verano, negro como el tizón, con lágrimas de emoción emanando de sus ojos por haber podido contemplar a los dragones. ¡Qué felicidad había sentido el aquel momento! El Usurpador, aquel que le había arrebatado todo cuanto su familia tenía, muerto, al fin. Solo lamentaba que no hubiera podido acabar con él ella misma en persona.
—Tenéis razón, mi buen ser —concedió Daenerys—. Pero, ¿dónde voy a conseguir tal ejército? Ya habéis visto lo que ha pasado aquí, en Qarth. Los qarthienses me han agasajado con oro y especias, pero siempre que les he pedido barcos y espadas, han huido como cervatillos asustados.
—En la Bahía de los Esclavos, en Astapor —respondió Jorah al instante—.Dad buen uso al oro y a las ofrendas con la que los qarthienses nos han obsequiado. Allí podréis reclutar mercenarios y comprar a la mejor infantería del mundo conocido: los Inmaculados. Los ghiscaris aún recuerdan bien a la vieja Valyria. Para cuando lleguemos a Astapor, los dragones ya habrán crecido lo suficiente como para resultar peligrosos y no una curiosa atracción de feriante. Estarán encantados de veros marchar, y os darán regalos, como hacen con los khals que merodean amenazantes por sus ciudades. Saben que es más prudente pagar unas cuantas monedas de oro para evitar verse involucrados un conflicto incierto.
—El barco que os llevará a Asshai está ya aquí, Daenerys —le recordó con solemnidad Quaithe de la Sombra. A través de la máscara roja lacada, sus ojos oscuros brillaban—. No estará atracado en puerto mucho más tiempo. Tenéis que decidiros ya, antes de que sea tarde.
—Mi buen caballero —Daenerys tomó los brazos de Ser Jorah y le obligó a levantarse. Los dos se miraron fijamente, cara a cara, con intensidad—. Sin duda, los consejos que me habéis dado son buenos. Y creedme cuando os digo que os escucho y que sois la persona en quién más confío. Os habéis convertido en una suerte de segundo padre para mí.
» Pero si hubiera seguido al pie de la letra vuestros consejos, no sería la Madre de Dragones, pues no me habría adentrado en las llamas de la pira en la que ardía mi sol y estrellas. Soñé que un gran fuego haría eclosionar a mis dragones y así sucedió. Si os hubiera obedecido, jamás habría entrado en la Casa de los Eternos y habría escuchado sus voces llenas de sabiduría. No soy una mujer corriente, ser. Mis sueños se cumplen. Mi determinación ahora es la misma que la que tenía entonces. Debo ir a Asshai.
Ser Jorah acusó el golpe, pues sabía que todo lo que decía era cierto. Emanó un profundo suspiro, pero seguía sin darse por vencido. «Es tan fiero como testarudo»
—Los dragones pueden morir. Incluso los más hermosos y fuertes —respondió Jorah con una voz cansada. Le lanzó una mirada llena de tristeza—. Mi reina, os lo suplico. No podría vivir en un mundo en el que no estuvierais vos —Daenerys abrió los ojos, visiblemente sorprendida por la revelación, pues sabía que no era una simple exageración para dar más fuerza a su discurso—. No vayáis a Asshai. Por favor. Por favor…
En ese momento, Daenerys se separó de él y volvió a apartar su vista al mar. «Si vuelvo la vista atrás, estoy perdida». Inspiró fuerte y se giró hacia su khalasar, que contenía el aliento, a la espera de saber su próximo destino. Y entonces, tomó su decisión.
—Para llegar al oeste debo ir hacia el este. Para avanzar habré que retroceder, y para tocar la luz he pasar bajo la sombra —recitó de memoria Daenerys, entonando como si fuera una profecía antigua y olvidada—. Mi lugar está en Asshai. Allí encontraré respuesta a todas mis preguntas. Allí me será revelado el camino para retomar mi legítima herencia y mi destino. Pero no obligaré a nadie a acompañarme en contra de mi voluntad. El que quiera marchar, es libre de hacerlo ahora.
PoV
Daenerys Targaryen
Si vuelvo la vista atrás, estoy perdida.
La vida de Daenerys Targaryen ha estado teñida por la tragedia desde que vino al mundo. Cuando era apenas una recién nacida quedó huérfana de padre, madre y hogar. A los cinco años su tutor y protector, ser Willem Darry, murió, dejándola a ella y a su hermano desamparados a su suerte en tierra extranjera. Se vio obligada a crecer a la sombra de un hermano amargado que pagaba sus frustraciones con ella, mientras vagaban por las Ciudades Libres en busca de una ayuda que nunca llegaba para regresar a Poniente. Fue vendida con trece años como esposa a un Khal, y cuando parecía que había alcanzado por sorpresa la felicidad al lado de su esposo, quedó viuda y perdió a su hijo por las malas artes de una curandera.
No obstante, una llama ha empezado a brillar intensamente en lo que aparentemente es un profundo pozo de oscuridad. Daenerys ha conseguido traer de vuelta a los antiguos dragones de los valyrios. Ahora es La Que No Arde, Madre de Dragones. Tiene ahora una certeza sobre el destino que los dioses han puesto sobre sus hombros. Y piensa cumplirlo, cueste lo que cueste.
Tokens
Daenerys Targaryen
El último vástago vivo conocido de la Casa Targaryen ha resultado ser una mujer talentosa, firme y voluntariosa. Aunque es la heredera legítima al Trono de Hierro de Poniente, sólo los Dioses saben hacia dónde le guiarán sus pasos. Entre tanto, el mundo contiene el aliento, expectante.
Un nuevo mundo
Los sucesos que han ido acaeciendo en su vida han ido convenciendo a Daenerys más y más de que ella ha venido a este mundo para cumplir una labor trascendental. Ella es La Que No Arde, Madre de Dragones, un instrumento para construir un mundo mejor para toda la humanidad, y combatirá firmemente a quiénes se opongan a ella.
Quaithe de la Sombra
Una domadora de sombras de Asshai de poderes tan enigmáticos como su apariencia, que oculta tras su máscara. Al parecer, quiere guiar a Daenerys en la búsqueda de su verdadero propósito en la vida.
Ejércitos
- Khalasar (alzado) [Numeroso –2, Caballería +2, Arqueros +2, Leva] FUE: 10
Objetivo
Llegar a Asshai de la Sombra, partiendo desde Qarth.
Misión
Rescato de la misión 5 este extracto útil para la resolución:
Tienes transporte y, además, un bono de +2 para la misión del viaje hasta Asshai.
Quizá, por otra parte, sea oportuno rescatar esto de la misión 2:
Tienes alojamiento y recibes ofrendas numerosas.
Usaremos las ofrendas para costear los costes del viaje y los suministros.
Por lo pronto, convencer a todos de ir a Asshai. De ahí que estén invocados los tokens que están. Es posible que quizá podamos organizar un pequeño convoy, a fin de cuentas, viajar con la Madre de Dragones y su khalasar ofrece más seguridad que ir por libre. Y en Asshai se pueden encontrar riquezas inigualables a cambio de los valiosos víveres que escasean en Asshai.
Y por otra parte, llegar. No vamos a tener mejor guía que Quaithe, que viene de allí y debería conocer el camino. Queda por gestionar el tema de las paradas y su duración, pero probablemente te escriba por WhatsApp para aclarar este punto, que será más rápido.
Localización
He hablado con hammer este finde, me dice que a partir de 3 días de navegación toca parar a repostar provisiones, subirá las reglas referentes la próxima semana, que se le pasó. En mi caso salvaríamos la bola para este movimiento, aunque nos metemos por mar abierto en el último tramo, bordeando las Islas de la Mantícora.
Pasamos por Yin (el equivalente a la capital de la China de Martin, que es Yi Ti) y Turrani (una ciudad del Japón de Martin), tu me dirás si quieres que aquí haya lugar a que suceda algo, pero ya me hice este finde mi esquema ideal de tiempos y si queremos a Daenerys en Poniente a finales de Mayo mejor ir al grano e ir directos a Asshai. Una parada de rigor para descansar y reaprovisionarse rápido y ya, es por lo que apostaría yo.
- Una flota de tamaño 1 necesita 1 día para ir desde Qarth hasta Yin (6 hexágonos de costa, a marcha normal en 24 horas).
- Una flota de tamaño 1 necesita 16 horas para ir desde Yin hasta Turrani (4 hexágonos de costa, a marcha normal en 16 horas)
- Una flota de tamaño 1 necesita 22 horas para ir desde Turrani hasta Asshai (1 hexágono de costa y 3 hexágonos de mar abierto, a marcha normal en 22 horas)
Haciendo suma:
El trayecto total desde Qarth a Asshai, sin contar pausas, es de 2 días y 14 horas (11 hexágonos de costa y 3 hexágonos de mar abierto, a marcha normal en 62 horas)