Misión IV (Porsenna): el regreso de la autoridad imperial

Pues te entendí mal.

Entramos en tropel y se les dice a los fiska que nos den todas sus armas y abandonen el castro, y si se niegan, los arrastramos por la fuerza. Si alguno se pone tonto nos lo cargamos. En cuanto a las tropas: que saqueen lo que consideren, porque le vamos a prender fuego al castro entero. Especial interés en joder las fortificaciones. La justificación: no lo podemos guarecer y no quiero dejar nada en manos del enemigo. Y en todo caso, la culpa es de la jarl, que las ha abandonado a su suerte. Si se hubiera rendido honorablemente habríamos respetado el castro.

A los fiska sin hogar se les dice que si van a Alba Julia tendrán un nuevo hogar, refugio y cobijo, si se se quedan en la zona, ellos verán, no podemos garantizar su seguridad, estamos en guerra.

Al tal Erik, que se vaya con su escolta a Rivendal con el siguiente mensaje: quiero la cabeza del McEndall que encabezó la rebelión, y quiero su sumisión antes de que acabe el mes. De lo contrario, lo aniquilaré. Que le devuelvo a estos hombres porque no valen nada y no mato a inocentes, pero con los cabecillas criminales y sus acólitos no voy a tener piedad ninguna.


Hasta que no me resuelvas la misión III no me muevo de aquí para dar nuevas órdenes, ya me dirás tiempos estimados para hacer mis cuentas.

Entretanto el ejército descansa en un campamento realizado en las cercanías, se aprovisiona y se intenta recuperar de la moral que se resintió en el desembarco.