Misión XXXII: El gran final

Misión XXXII: El gran final

Venimos hasta con música para ambientarlo todo.

Tokens y PoVs

Rhaegar Targaryen, que es PoV y token.
Príncipe de los Siete Reinos, que es token.
Mano del Rey, que es token.
Oswell Whent, que es token.
Myles Mooton, que es token.

Desarrollo de la misión

Nuestro primer objetivo es llegar con todos los presos a la Fortaleza Roja y entregárselos a Aerys. Descarto el escenario de que Aerys los ejecute al instante, esperará al menos un tiempo. Caso de que Oberyn haga algo que se salga del protocolo, se le pasa a cuchillo inmisericordemente. Por otra parte, supongo que Aerys acusará a Oberyn de traición en cuanto lo vea e intentará prenderle, nosotros colaboraremos con él. Si muere, muere, me es indiferente. De hecho, es mejor que acabe bien muerto. Que Ser Oswell se encargue de eso.

Después de nuestra llegada a la Fortaleza Roja hablamos con lord Varys y le exponemos unos detalles de nuestro Pinnacle of Human Achievement. Básicamente quiero su concurso para sobornar a los Capas Doradas y derrocar a Padre.

Por último habrá que ver que hace Padre con respecto a los prisioneros. Si opta por la opción de la quema en masa, habrá que acelerar el proceso del golpe sin esperar la confirmación de Varys, marchando a las puertas de la Ciudad y ordenando su apertura para que entren nuestros ejércitos. Si Aerys opta por resistencia violenta pues qué corra la sangre, qué remedio, pero le ofrecemos retiro en Rocadragón y velar por su vida, que medio reino lo quiere muerto.

En cualquier caso, nuestro objetivo final es matar a Oberyn, tomar el poder y exiliar a Padre en Rocadragón. En ese orden.

Roleo de la conversación con Varys

Nota: pensaba ponerte esta misión aparte del esquema general, así que solo te quedas con roleo de esta parte.

El príncipe de Rocadragón recibió sentado en un banco de piedra del bosque de dioses de la Fortaleza Roja. Rhaegar no había escogido el lugar por devoción religiosa, si no por su discreción. El eunuco, puntual como siempre, no se retrasó ni un minuto y apareció a la hora convenida vistiendo ropas humildes.

Gracias por venir, Lord Varys.

El saludo del príncipe Rhaegar fue escueto pero no carente de cortesía. El consejero de los rumores bajó la cabeza con suma reverencia y elegancia.

Mi señor Mano, es un placer veros volver a casa victorioso y habiendo aplastado la rebelión —empezó el eunuco con su melosa voz—. Nunca dudé de que debíais ser vos quién pusiera fin a…

Dejaos de palabrería inútil, no os he convocado para eso, el tiempo que tenemos es breve y breve seré yo —la Mano del Rey habló en un que no tenía réplica y Varys calló—. Dijisteis que hablaríamos tras la caída de Lord Tywin y aquí me tenéis, pero esta vez no vengo a hablar, vengo a deciros qué va a pasar y qué espero de vos, suponiendo, claro, que servís al reino con la misma devoción que soléis pregonar en privado.

» La situación está clara. Stark, Arryn y Tully no aceptarán la paz mientras mi padre esté en el trono. Ser Arthur Dayne ha ido a parlamentar con ellos y así me lo transmitió hace unos días. Hemos salido vivos de milagro de las fauces del león y no estoy dispuesto a volver a probar suerte en una batalla cuyo resultado es incierto. El reino ya ha sangrado bastante. Mi padre debe de abdicar y debe aceptar su retiro en Rocadragón antes de que sea condición indispensable para la paz el fin de mi dinastía. Y ahí entráis vos.

» Tenéis a vuestra disposición la mayor red de espías del continente, usadla para persuadir y amenazar a quién sea necesario pero antes de que acabe la semana quiero a los Capas Doradas fieles a mi causa, a todos ellos. Sin la Guardia de la Ciudad las puertas de Desembarco pasarán a mi control y mis ejércitos podrán entrar para aplastar cualquier resistencia al nuevo orden que surgiese. Hablad con Lord Baelish para conseguir el oro, no lo conozco pero no lo necesito para saber que es un hombre ambicioso, y un hombre como él sabe más que nadie que para que germinen las semillas que ha aprovechado a plantar gracias al caos necesita tiempo. Tiempo que solo puede darle la paz y no mi padre, que es el caos perpetuo. Prometedle lo que sea pero ganáoslo para la causa, yo, después, me encargaré de cumplir vuestro trato.

» Hace un tiempo fui un necio que creía en la virtud de los hombres y en los relatos de viejas glorias que se relataban en los libros de historia, pero ese hombre murió en esta guerra. Ahora soy un hombre pragmático que sigue buscando lo mejor para el reino, y si tengo que ir al infierno por conseguir ese fin, sea. Tenéis unas pocas horas para decidir de qué lado estáis pero no os engañéis: esta es la última oportunidad que tiene Poniente de alcanzar la paz evitando más carnicerías inútiles. Y es, quizá, la última oportunidad de mantener un Poniente unido tras la contienda. Así que pensároslo con prisa, y pensároslo bien, Lord Varys, porque la hora es crítica y el tiempo se agota segundo a segundo. Cuando os decidáis hacédmelo saber.

Y sin esperar respuesta, Rhaegar Targaryen se levantó para volver hacia los interiores de la Fortaleza Roja, dejando solo y pensativo al eunuco bajo la fría brisa de la noche y el cielo estrellado. La luna, brillante, se mostraba creciente. Era, para el vulgo, la luna del traidor.


Llevo desde diciembre lanzando órdagos y jugandomelo todo a los dados y a apuestas arriesgadas, seguimos en la misma tónica, si caigo aquí pues bueno, demasiado lejos hemos llegado.

Cuando cruzáis las Puertas del Rey, Ser Jonothor, al frente de un grupo de Capas Doradas avanzan hacia vosotros con las dagas desenvainadas, eres el único que observa este hecho, a la distancia, cuando aún empujan a unos cuentos civiles para llegar a a columna por la que os abrís paso. En su mirada de odio encuentras la respuesta, el y su grupo de hombres van a acabar con la vida de Oberyn Martell a la sombra de las murallas, sin juicio, sin piedad. Ante tus ojos observas la inminente masacre y la división irreparable que eso supondrá para los Siete Reinos si eso sucede.

Tienes escasos segundos para actuar, ¿qué hace el Príncipe y Mano del Rey?

No parece que haya mucha elección, ¿no? El amigo Oberyn ya sabe que le he traicionado, intentará matarme a la menor ocasión. Si evito ahora que le maten es posible que consiga huir y será un puto dolor de cabeza mientras siga vivo. Habría sido mejor capturarlo en la Fortaleza Roja y liquidarlo silenciosamente pero bueno, los planes nunca van como están establecidos en el papel.

Rhaegar se lava las manos con su vida. Con la de él y la de todos que traten de defendenderle.

No tengo tiempo para hacer un roleo guapo, es que no puedo. Pero te lo dejo aquí.

Ser Jonothor Darry sale de la muchedumbre visiblemente cabreado y queda frente a la Mano. Pasan unos segundos tensos hasta que con un ligero movimiento Rhaegar se hace a un lado dejando pasar al pequeño grupo de Capas Doradas armadas hasta los dientes.

Oberyn desenvaina y se prepara para defenderse (Jon Connington te dijo que estaba ahi, no?) tu amigo Jon desenvaina también, comienza una lucha encarnizada frente a las murallas, la multitud huye despavorida, algunos amantes de la sangre se quedan para observar como decenas de caballeros y señores de Dorne son masacrados mientras defienden a su Príncipe. Oberyn consigue llevarse a más de una decena de guardias y Ser Jon acaba, épicamente con la vida de Ser Jonothor.

Finalmente Oberyn y Jon Connington mueren mientras Rhaegar observa la escena petrificado, sin poder moverse, paralizada por el odio que había desarrollado hacia Oberyn este último año, suficiente para hacer desaparecer su profundo sentimiento de justicia.

También podemos añadir dos nombres de señores importantes de Dorne a las muertes (que decida Hammer, habla con el antes de hacer el roleo).

//Para deponer a tu padre o lo que quieras hacer, hazme otra misión y especifica bien cómo lo quieres hacer.

Sí, no quedo ninguna duda al respecto.

Excelsa recta final.