Que de comienzo la competición!

Esperad, Lord Rickard— el rey gritó mientras, con paso ligero, recorría la distancia que separaba su palco del de los Stark. —Habláis de deshonra pero yo no veo deshonra alguna para vos o vuestra casa, el príncipe no ha hecho más que recalcar un hecho que todo Harrenhal ha podido contemplar, habéis criado a una hija formidable que reúne en sí las mejores cualidades del Norte. — Aerys hizo una pausa, dejando que la joven Stark se ruborizara aún más, si eso era posible —Si no queríais que Poniente observara a vuestra hija deberíais haberla dejado en Invernalia, aunque por como reacciona la muchacha no creo que ella lo hubiera querido. Quizás Lord Robbert pudiera sentirse ligeramente ofendido, al fin y al cabo es su prometida, pero nada que no pueda dispensarse tras una amigable charla, y desde luego que mi hijo tendrá que responder ante su señora esposa más tarde, pero que las cosas más triviales parezcan fundamentales es prerrogativa de las mujeres

El rey ya había alcanzado el palco de los norteños y se dirigía a ellos, con Lord Gerold a la diestra y Ser Barristan a la siniestra, desde el embarrado campo de torneo, mientras el príncipe calmaba a su corcel. —Mas, si tan grande creéis el desagravio que tratáis de abandonar vuestro puesto sin el permiso real, plantead vuestro caso y exigir vuestra compensación aquí y ahora, ante todo Poniente, y la justicia del Rey resolverá.