Que de comienzo la competición!

No fue una típica mañana de comienzo de un torneo de tal magnitud. Los hombres encargados de la misión de rescate ensillaron sus monturas y prepararon sus enseres para partir con la salida del sol. En el aire reinaba un ambiente de tensión que podía cortarse con un cuchillo. Pero a pesar de todo ello las dimensiones que iba adquiriendo el evento estaban muy por encima que las de cualquier otro, para los centenares de escuderos y pequeños nobles, tanto los hijos de los hombres más poderosos como los de los pequeños hacendados rurales, aquel sería un día que jamás se borraría de sus recuerdos. Los caballos ataviados con los más variopintos colores iban de un lado a otro, unos llevados por armaduras andantes y otro por pequeños pajes que causaban algún revuelo que otro cuando, embobados, observaban alguno de sus héroes de las historias pasar. Sin ninguna duda Lord Gerold Hightower, el “Toro Blanco” era el mayor de todos ellos, con el permiso del príncipe Rhaegar y gracias a la ausencia de la “Espada del Alba”. Ser Bryden Tully tenía los mismos problemas para abrirse camino hasta las lizas, a su fama se le unía el caminar entre hombers, mujeres y niños que una y otra vez habían visto al caballero enfrentarse a decenas de problemas a lo largo de las Tierras de los Ríos. Ser Barristan Selmy, el héroe de Valle Oscuro; Ser Lewyn Martell, el enorme cuñado del príncipe, con su tez morena y una multitud de armas que adornaban su cintura; y por último, el jovencísimo Ser Jaime Lannister, armado caballero con solo 15 años y a los que todo joven escudero quería observar en buena lid.

Los acercamientos de los señores habían sido patentes durante los días anteriores, la Mano había tenido más trabajo que nunca, el Rey había puesto en su punto de mira a los señores ribereños por los acontecimientos ocurridos en sus tierras, los Martell, Hightower y los Frey eran sin duda a los que más se había visto intercambiar copas de vinos con vecinos lejanos en tiendas propias o ajenas. Por otra parte, los hermanos Greyjoy, los pequeños Lannister, la familia Tyrell y los Baratheon se concentraban en su propia seguridad y en organizar a sus caballeros, una victoria en un torneo como aquel reportaría grandes beneficios a todo el que ganara en las diferentes competiciones.

Había sido una sorpresa la ausencia de Ser Oswell Whent y todo el mundo lo tenía en mente al observar el rostro de Lord Walter en la tribuna, era palpable su irritación cuando pasó a presentar a los campeones que defenderían el honor y la belleza de su preciosa hija. Pronto se le pasó, el orgullo ocupó sus pensamientos, no era para menos, cuatro hermosos y jóvenes caballeros desfilaban de un lado a otro de la liza, ataviados, caballo y caballero, con sobrevestas amarillas decoradas con los murciélagos de los Whent. Desde la tribuna central de las gradas los observaba su padre, con el rey a su izquierda, sentada y con la mirada perdida; el Septón Luceon Frey a su derecha, mucho se había hablado del acercamiento de las dos casas; Lord Tywin, Lord Mace y un sin fin más de grandes personalidades compartían la mesa central. La voz de Lord Whent se hizo inaudible cuando el quinto caballero que defendería el honor de Lady Dana Whent entró en escena. Un caballo azul grana trotaba con gracia y en la sobrevesta de su caballero un gran pez negro parecía que saltaba vivo ante el griterío de jóvenes y mayores, aquel caballero era adorado por el pueblo de los Ríos.

Ser Duncan, Aegon, Rogerin y Triston Whent formaron a derecha e izquierda de Ser Bryden y juntos alzaron sus lanzas de torneo y retaron a los presentes.

El gran torneo de Harrenhall daba comienzo.

El primer día sería el turno para los caballeros menores y algunos más atrevidos, con ganas de enfrentarse a un gran número de caballeros. También para aquellos que necesitaban al menos una victoria para costearse el equipo, era evidente que los primeros días se descabalgaría a los caballeros menos diestros.

El caballero que inauguró el torneo fue un caballero hacendado de una familia menor de la corona. El tal Ser Allister Thorne no ocultó sus vergüenzas, retando al joven de los Whent; Ser Triston, sin dudar un instante se bajó la visera y tomo posiciones, mientras los abucheos del público enrojecían el rostro de Ser Allister. No fue al único que Ser Triston derrotó aquella mañana, el pequeño de los Whent demostró su bien enfrentamiento derrotando también al portentoso Lord Arnauld Clegane, que si bien no llegaba al tamaño de su hijo Gregor podría doblar en peso a su rival. El habilidoso Ser Triston Whent sería descabalgado por Ser Lyonel Corbray, el heredero de Hogar, en cuatro espectaculares lides que calmaron las expectativas de los más pequeños y tras haber descabalgado a otro rival del valle, un Lynderly. El heredero de los Corbray se mantendría como campeón al cabo del día, descabalgando a Ser Tytos Brax y a al padre de este, Lord Andros, que al retirarse el yelmo expulsó la cena y el desayuno del útltimo día, era evidente su mal estado de salud. También, inexplicablemente, conseguiría mantenerse sobre su montura en 6 de los 7 lances que duraría su enfrentamiento con Ser Elbert Arryn, heredero del Valle, y al que solo la mala suerte hizo trastabillar al caballo en última lid y cuando a todas luces se preparaba para asestar el golpe final.

Menos suerte tendría el segundo hijo de Lord Walter, el joven Ser Aegon sería descabalgado por Ser Melwys Darry, un capaz guerrero que representaba a su casa ante la ausencia de tío y padre, que atendían los problemas en sus tierras. Poco se pudo achacar al joven y atrevido Ser Melwys, que derrotó a dos rivales más antes de ser descabalgado por Lord Jorah Mormont de la Isla del Oso, que falló a la ida pero que de un brutal golpe en el pecho lanzó a su contrincante por los aires en la vuelta. Los sonidos de asombro se alargaron durante los instantes que transcurrieron hasta que se desvaneció la duda sobre la salud del caballero de los Darry. Tras esta demostración de fuerza solo tuvo que enfrentarse a Ser Ronald Vance de Antranta, que no supuso ningún inconveniente para el señor norteño.

Llegó el momento que muchos de los presentes esperaban, el orgullo de las tierras cercanas al Ojo de Dioses, el caballeroso Ser Duncan Whent, un hombre capaz, amable y amigo de todos, fue retado por Ser Adam Marbrand, un caballero del Oeste del que poco se sabía, salvo su amistad con Ser Jaime Lannister. El espectáculo que regalaron estos dos caballeros sorprendió a todos los presentes y lo que a priori era un enfrentamiento para abrir el apetito, llego a mantener sentados y tiesos en sus sillas a los grandes caballeros presentes, incluso el rey se permitió atender durante unos instantes. Tras 12 lides y cuando Aerys se planteaba dar la victoria al murciélago que defendía con tanto orgullo su casa, Ser Adam Marbrand se inclinó sobre su caballo y mediante un golpe descendente, que habría fallado ante cualquier otro justador, sorprendió a su cansado oponente y lo hizo trastabillar hasta caer del caballo. El heredero de Marcaceniza también derrotaría al heredero de los Vance, Ser Hugo, que veía con orgullo como su casa era avergonzada; a Ser Harlas Hunter y Ser Wylis Manderly, un hombre algo entrado en carnes al que solo los dioses saben como se le ocurrió retar a un justado de la talla de Ser Adam.

Otro de los hijos predilectos de Harrenhall que haría un buen papel sería Ser Rogerin Whent, derrotando a Ser Robin Piper y Ser Harys Swyft antes de que el bastardo de los Gemelos le retase. Ser Walder Ríos, un hombre frío y calculador que cabalgaba como si quisiera ralentizar a su caballo, cuando veía la rapidez y decisión de su rival, solo tuvo que hacer descender su lanza unos centímetros, dejando tuerto al caballo y provocando una tremenda caída que hizo temer lo peor a los presentes. Lord Leo Lefford, señor de Colmillo Dorado; Ser Kirth Vance, que pretendía recuperar el orgullo de su casa; y Ser Gilwood Hunter, prometieron que derribarían a tan deshonroso caballero, todos ellos fracasaron ante las tretas y la indiscutible técnica del caballero de los Gemelos.

El final del día se reservó para aquellos con el valor de retar a Ser Bryden Tully. El primero sería el noble y meditabundo señor de Colina Cuerno, que no consiguió borrar su sorpresa del rostro cuando pese a su tremenda técnica y la brutalidad de sus impactos, no consiguió derribar al Pez Negro de su caballo; no solo eso, en un grácil movimiento y ajustado golpe en el hombre, con la mitad de la fuerza de la que había golpeado Lord Randyl, este salía despedido como si de un resorte se hubiese tratado, muchos comenzaron a pensar que Ser Bryden podría perfectamente ganar aquel torneo. Mas el destino es caprichoso y tras derrotar a Ser Harras Harlaw, al que llamaban el “Caballero” de las Islas del Hierro, y a Lord Hugh Gradison “Barbagrís”, era evidente el valor de los señores isleños, Ser Bryden acusó su edad y advirtió de una lesión en la muñeca de la lanza. Pese a ello, en la última lid del día, rehusó abandonar, enfrentándose a Ser Gerold Grafton. Durante 15 espectaculares lides consiguió el Pez Negro resistir en su caballo, pues era evidente la falta de fuerza necesaria para derribar al caballero de Puerto Gaviota; el griterío iba en aumento, las voces que pedían que el Rey nombrar a Ser Bryden como campeón eran bien audibles, pero Aerys II hizo oídos sordos y finalmente, cuando Ser Gerold se inclinó sobre su caballo para lanzar un golpe devastador, Ser Bryden decidió esquivar la lanza dejándose caer, amortiguando el golpe con su escudo. Por poco pierde el equilibrio el sorprendido rival, lo que sin duda hubiera significado un empate técnico, pero finalmente se mantuvo sobre su corcel y ocupó su puesto como campeón.

Al final del primer día los campeones eran los siguientes:

Ser Adam Marbrand
Lord Jorah Mormont
Ser Walder Ríos
Ser Lyonel Corbray
Ser Gerold Grafton

-¡Demonios Corbray! ¡Si que tenias ganas de apalizarme! Creo que no me olvidare de ese lanzazo facilmente. Aunque si me pagas una buena jarra de cerveza, hare un esfuerzo. Ayudame a levantarme, que creo que acabo de descubrir articulaciones nuevas, solo asi puedo explicar tantos dolores como tengo…

Catelyn observó con paciencia y orgullo como su tío era capaz de hacer caer a hombres como Randyll Tarly, el famoso caballero de Colina Cuerno, del cual se decía que era uno de los más feroces hombres de todo Ponienten. También cayó el único caballero que conocía de las Islas del Hierro, un hombre que portaba la guadaña como estandarte y que, curiosamente, también portaba una espada valyria, como el rival anterior. También descabalgó a otro hombre, aunque de ese no tenía gran conocimiento.

Sin embargo en el último lance ella se dio cuenta del movimiento de su tío. Pero aún así se enorgulleció de escuchar como la gente pedía que le diesen a su tío aquel puesto que defendía. Pero el Rey Aerys no hizo caso. Aerys le hacía erizar el vello de su nuca. Cada vez que lo observaba, Catelyn veía una sombra muy demacrada de lo que era Rhaegar Targaryen, su hijo. Su padre, Hoster, que observaba la liza junto a ella y su hermana Lysa, ya les había hecho saber que debían de tener cuidado, y estar siempre junto a él o su tío. Siempre así.

Por eso Catelyn Tully fue la primera en estar junto a su tío cuando este cayó, cuando la gente vitoreo a Brynden Tully…aunque ni hubiese mantenido su posición como campeón.

Otra noche de intensas orgías y ríos de vino inundaron Harrenhall. La mayoría de los caballeros presentes pudieron escuchar las risas de Lord Robert y los gemidos de las damas que lo acompañaban hasta altas horas de la madrugada. Los justadores, sin embargo, prefirieron dormitar en sus tiendas a una hora prundencia. Había mucho en juego, se hablaba de un premio tal que podría valer bien un castillo.

El segundo día de torneo dio comienzo en un ambiente de divertimento y jolgorio tal como no se recordaba en Poniente desde los tiempos de Jaehaerys el Conciliador, y todo ello a pesar del clima de sospecha y conjuras que reinaba entre las calles improvisadas del complejo de tiendas adornadas con cientos de blasones distintos. No había señor en los Siete Reinos que no desease conocer todo acerca de sus iguales, solo unos pocos sabían que solo el tiempo, y en consecuencia la muerte, otorgaban ese conocimiento , dedicándose a beber y fornicar como debiera hacerse en un evento de tal magnitud. No hubo mejor momento de éxtasis que la entrada de Ser Lewyn Martell en las lizas, un hombre enorme cuyo rostro moreno despuntaba ante el brillo de su armadura blanca, adornada por tiras de cuero de donde colgaban numerosos cuchillos. Sin duda era un caballero extravagante que hacía las delicias de los más jóvenes y curiosos.

Ser Lewyn retó a uno de los grandes justadores del día anterior, Ser Adam Marbrand, ofreciendo un gran espectáculo como apertura del día. Tras 5 lances y pese a la superioridad enérgica y técnica del de Marcaceniza; la envergadura, potencia y también excelsa habilidad del dorniense decantaron la balanza hacia el caballero de la Guardia Real, que con un grito enalteció a la multitd, ¡Por Dorne! ¡Por Lord Whent! y mirando de soslayo a Aerys, con la cabeza pensando en su querido compañero, añadió con un ligero tono de seriedad meditada, y por el Rey, obviamente. Ser Bryce Caron tampoco sería rival para el enorme caballero de Lanza del Sol, ni tampoco Nestor Royce, Mayordomo del Valle. Pero al final del día y cuando parecía que Ser Lewyn alcanzaría las rondas finales, Lord Jon Connington apareció en escena, ataviado con una elegante y sencilla armadura, cabalgando con sobriedad, elegancia y delicadeza. Se movía como una daba pero sus movimientos eran calculados como los de una serpiente. La justa duró mucho menos de lo que los espectadores deseaban y esperaban, 3 lances en los que el señor de Nido del Grifo parecía intocable, finalmente y emulado uno de los grandes movimientos vistos durante el torneo, golpeó con suma delicadeza el hombre de Ser Lewyn, desequilibrando y haciéndolo caer, como si de una leve brisa matinal se hubiese tratado.

Tras un espectacular inicio llegó el momento que todos estaban deseando, el Príncipe, sorprendiendo a todos, entro en las lizas portando su lustrosa armadura negra coronada por el dragón tricéfalo. Los pasos de su corcel eran acompañados por una diversidad de murmullos, gestos de asombro y suspiros de damiselas y algún que otro señor menor. Con un evidente gesto revanchista señaló a Ser Gerold Grafton añadiendo, es hora de que abandonéis un puesto que no os corresponde mi señor. La determinación de Rhaegar hacía creer a los presentes que podría derribarlo de un solo golpe, pero no por nada había resistido el caballero de Puerto Gaviota envite tras envite del mejor caballero de los Ríos. Pese a todo, Rhaegar parecía invencible sobre su caballo, solo Ser Arthur Dayne lo había derribado años atrás, en el Torneo de Lannisport; y finalmente el joven Grafton mordió el polvo con cierta dureza producto de su aguante tenaz. El heredero del reino solo tuvo que enfrentarse a un osado caballero de Occidente llamando Ser Armory Lorch, un hombre cruel hasta la médula, palpable hasta en sus andares pero más que nada por la rudeza y desprecio con la que trataba a su escudero. Rahegar Targaryen no tuvo piedad y de un certero y brutal impacto en la frente derribó a su adversario, el Príncipe detestaba a los hombres crueles y Ser Armory tardaría en olvidar la lección aprendida.

Aquella jornada se prometía como una de las mejores en la historia de los torneos y más cuando apreció en escena el legendario “Toro Blanco”, un héroe para todo los presentes y el caballero de más renombre de Poniente. Digna resistencia opuso el señor de Isla del Oso ante tamaño despliegue de habilidades, muchos incluso aseguraron que ciertas veces el Mormont estuvo muy cerca de derribar a su rival y ponerse a la altura de los grandes favoritos de la competición, pero tras 8 envites el Lord Comandante se alzó con la victoria. Aún mayor fue la resistencia que opuso el Jabalí de Occidente, Ser Lyle Crakehall, que finalmente perdió los dientes tras una decena de envites al golpearse el rostro con su escudo en la caída. El último rival al que se enfrentaría aquel día Lord Gerold sembró la emoción y la nostalgia familiar del público. Ser Baelor Hightower retaba al tío de su padre con una sonrisa en los ojos. No peleo por la recompensa querido tío, si no para demostraros que la sangre de vuestra casa se honra generación tras generación. No había rival mejor para demostrar aquellas palabras. Patente fue ante todos la igualdad de ambos caballeros, si no hubiera sido por la tremenda experiencia de Ser Gerold, el joven heredero de Antigua se hubiera alzado con el puesto de campeón. El público perdió el conteo de los envites y finalmente expulsaron la tensión acumulada de años en un suspiro de alivio al ver a su héroe confirmar que todavía no existía un rival acorde para él.

El único de los campeones del día anterior que mantuvo su puesto al finalizar la segunda jornada fue Ser Walder Ríos, algo que no extrañó a los entendidos de justas, la técnica y las malas artes del Frey lo convertían en un rival a tener en cuenta, aunque muchos dudaban de su capacidad para resistir ante los grandes justadores. En esta ocasión descabalgó a ser Myles Mooton en justa lid, mediante un golpe que podía haber hecho caer a cualquiera de los dos, pero el joven compañero del Príncipe acusó las copas de vino de más que Ser Richard había conseguido que ingiriera la noche anterior. Por último, se enfrentó a Ser Vardis Egen, antiguo escudero de Lord Jon y patrocinado por este mismo, que demostró ser un digno justador, aguantando tras 12 envites los diversos y poco honorables golpes del caballero de los gemelos en el enfrentamiento más largo de la jornada. Finalmente, Ser Vardis falló por poco el último golpe y salió despedido de su silla prácticamente sin oponer resistencia.

Ser Lyonel Corbray era considerado el campeón más mediocre de la jornada, muchos de los presentes hubiesen deseado ver en su sitio al joven heredero del Valle, Ser Elbert Arryn, pero la suerte no siempre beneficiaba al más habilidoso. Durante aquel día todos los caballeros habían deseado retar a rivales de más renombre, dejando a Ser Lyonel con cara de pocos amigos. Pero lo que sucedió instantes antes de que se decretara el final de la segunda jornada dejó perplejo al público; el Rey se estaba alzando cuando un nuevo participante le interrumpió y de no haberse tratado de la llegada de un caballero misterioso, lo que incitó su curiosidad, seguro que cualquier otro hubiera pagado cara su osadía. El Caballero de la Triste Figura fue anunciado ante todo el público, un escuálido y bien equipado caballero se presentaba en las lizas, retando con su lanza al heredero de Hogar. La irritación de Ser Lyonel se convirtió en divertimento, estaba seguro de descabalgar a aquella poca cosa, una broma de la orden de caballería. Pagó su orgullo e imprudencia con un golpe que le dislocó el hombre. Sin saber muy bien como su ágil contrincante había esquivado su golpe y lo había lanzado por los aires en un golpe ascendente que hizo las delicias de los asistentes.

Los campeones al finalizar el segundo día son:

Lord Jon Connington
Lord Gerold Hightower
Ser Walder Ríos
El Caballero de la Triste Figura
Rhaegar Targaryen

Las justas del día habían sido intensas, Aerys había estado visiblemente nervioso durante las mismas, siguiendo cada lanza que se cruzaba con las del príncipe Rhaegar y respirando aliviado cada vez que su hijo salía del lance aún en lo alto del caballo.

El heraldo de los Whent dio por finalizadas las lizas y tanto señores como público comenzaron a abandonar la explanada de torneos en busca de nuevos entretenimientos cuando las trompetas resonaron y su alteza real comenzó a hablar.

La generosidad de Lord Whent organizando tamaños festejos es ya legendaria. Para mostrar mi gratitud para con Lord Whent he decidido sufragar con todos los gastos de un banquete real que se celebrará mañana. Mas, para no distraer la atención del evento principal con mis demostraciones de generosidad los retos a los campeones defensores se aplazarán por un día. Resolviéndose mañana el torneo de melee

—¡Viva el generoso rey Aerys!

Que el torneo se alargase un día más y bajo la promesa de un festejo costeado nada más y nada menos que por el mismísimo rey despertó los ánimos de la grada ocupada por los hombres del Dominio, con Mace Tyrell entre ellos.

Un día más en este torneo bajo la sombra de ese castillo jorobado y maldito…

El honor del Norte había durado dos días a lomo de un corcel, pero era mucho más de lo que había esperado sin la presencia de Brandon “Mi hijo podía haber ganado este torneo.” Se maldijo por haber sufrido el desagravio de aquellos bandidos. Pero no se regodeo en su pensamiento y se levantó dejando a sus hijos pequeños en la grada.

-Vamos Eddard, felicitemos al campeón. - Lord Rickard espero a que el joven Lord Mormont se levantará y que se aseara levemente antes de acercarse - Felicidades Lord Jorah! habéis dejado el honor del Norte en todo lo alto, os agradezco en nombre de los Stark vuestra valentía y gallardía. Sois un digno guerrero y campeón. - extendió su brazo después de las palabras de agradecimiento de Lord Jorah y pasó a presentar a su hijo - Este es Eddard, mi segundo hijo, participará en la Melee junto a Jon Umber. Estoy seguro que tendréis muchas experiencias que compartir. -

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Jon se quitó el casco, sudoroso pese a la brevedad del duelo. Su escudero, un jovenzuelo de una pequeña casa juramentada al Nido de Grifos que se llamaba Alistair Pendragon, le acercó un odre con agua para que se refrescara. Lo hizo mientras le quitaban la armadura y sintió el alivio de desprenderse de aquel peso, por ligera que fuera.

-Gracias, Alistair. -Tendió los guantes a su escudero. -Serás un buen caballero un día.

El joven sonrió, emocionado, y corrió a llevar las cosas a su pabellón. Jon se acercó a donde Ser Lewyn estaba terminando de desembarazarse de su armadura. El sol de los Martell brillaba en las placas y en los estandartes cercanos.

-Os felicito por vuestro torneo, mi señor. - Martell se giró hacia él, una sonrisa en el rostro a pesar de la derrota. Su caballerosidad era legendaria. Un espejo en el que mirarse para un joven que aún se comenzaba a abrir paso en el mundo. Se fijó en sus cabellos, canos ya en muchos lugares, y se preguntó si hubiera podido derrotarlo hace diez años. -Ha sido un honor cruzar la lanza con vos.

  • Los jóvenes son capaces de ganar a aquellos que ya tenemos nuestros años.- Ser Brynden Tully caminaba, seguido por algunos hombres del Tridente (como casi siempre). Se había dirigido a saludar a Lewyn Martell, otro hombre con el que había compartido la lucha en los Peldaños de Piedra. Aunque Brynden tenía años encima, la marcialidad le había mantenido erguido y en forma.

Las palabras de Gerold Hightower y Barristan Selmy se mantenían en su cabeza. Todo lo que le habían propuesto le rondaba…pero Brynden permanecía con una idea fija, y era difícil hacer cambiar de parecer a alguien como él.

  • A vos, Lord Connington, os he de desear que tengáis pericia, y suerte.- Se pasó la mano por la muñeca. Si no le hubiese importunado podría haberse mantenido en lo alto del corcel y se habría mantenido como un campeón en aquel torneo. Aún así no era algo que le hubiese preocupado demasiado.- Quizás, en otro torneo, podamos cruzar las lanzas.

Los adversarios del príncipe no habían sido de gran valía, teniendo en cuenta la gran cantidad de contendientes: los caballeros presentes con mayor pericia que Grafton y Lorch se contaban por docenas. Eran pocos los que se atrevían a desafiarle debido a su dominio de la lanza, pero Rhaegar sospechaba que aquel día también tenía que achacarlo a su posición: nadie se atrevía a incurrir en la ira del rey Aerys; ningún hombre quería tener el honor de herir a su heredero por accidente. Rhaegar disfrutó viendo al resto de participantes justar, pero especialmente cuando vió a su amigo Lord Connington descabalgar con tanta pericia su tío político. Fue de los primeros en acercarse a él para felicitarlo.

— Habéis justado con pericia, amigo mío —felicitó el príncipe al señor del Nido del Grifo—. Espero veros como uno de los campeones al final del torneo y que podamos batirnos en justa lid.

Eran muchos los caballeros que habían abandonado la competición. Todos los participantes de Dorne, que no habían llegado a justar, salvo por la aparición del Guardia Real, que en la práctica no tenía más familia que la familia real. El resto de los hijos de Lord Crackehall, Lord Westerling del Risco y también el joven caballero, recién casado, Ser Jaime Lannister; habían anunciado su ausencia en la competición. Los que lo conocían sabían que Lord Tywin estaba al borde de colmar su paciencia para con el rey y el reino y nadie quería despertar la ira del león.

Las lizas de la mañana no contaron con la presencia del rey, algo decepcionante para la mayoría de ellos, que vieron nuevamente una ofensa del rey para las costumbres del reino. Todo el mundo sabía que se encontraba en su pabellón atendiendo a la Mano, tras detener la marcha de los hombres de Lannister, que esperaban fuera del castillo en formación. Los enfrentamientos tuvieron un sabor agridulce. Lord Jon Connington consiguió derrotar sin dificultades a Lord Selwyn Tarth, Ser Orton Merrywether y a Lord Jonos Bracken, todos hombres orgullosos, pero salvo el ribereño justadores todos de escasa competencia.

Solo dos hombres reunieron el valor para retar al Lord Comandante de la Guardia Real. Lord Gregor Forrester, un altivo señor norteño, vasallo de Bosqueespero, que salvo quedar patente su escasa práctica en tales lides dejó en alto el honor de su casa. El segundo, Ser Barristan Selmy, uno de los grandes justadores de Poniente que definitivamente no tuvo un gran día. Lord Gerold Hightower era un guerrero excepcional y mientras Ser Barristan se había dedicado a escoltar a Ser Jaime, el capitán de los Capas Blancas había estado practicando con ahínco y derrotando a caballero tras caballero. Los lamentos de la gente se extendieron por las gradas, quizá muchos que habían apostado grandes sumas por el ganador del Torneo de Bastión de Tormentas, tres años antes.

La fila de caballeros que pretendían desafiar al bastardo de Lord Walder Frey era considerable, muchos le detestaban por las técnicas utilizadas, otros por la actitud de sus hombres a su llegada a Darry, rumores que ya habían llegado hasta Harrenhall. Ser Morton Waynwood calló primero y tras el un penoso Lord Gyles Rosby que por poco se mantenía erguido en el caballo. El gran momento de Ser Walder llegó cuando Lord Bryen Caron se subió al corcel, aquel sí era un justador que podía poner en peligro su puesto como campeón. Por siete veces se cruzaron, llevando la iniciativa el caballero de los Gemelos, que dos veces impacto brutalmente contra Lord Bryen y partiendo dos lanzas. Pero el señor de Nocturnia aguantó estoicamente a su rival hasta que aprovechando un descuido impacto en su costado y lo lanzó fuera de la liza. Tras derrotar al caballero de los Ríos que comenzaba a aparecer en las apuestas de vencedor, poco pudieron hacer Ser Martyn Cassel y Ser Mandon Piper contra el caballero de la Tormenta.

Llegó el momento que muchos esperaban, la aparición del Caballero de la Triste Figura, y el rey, desesperado por saber de quién se trataba seguía sin aparecer. El primero en retarle, Ser Donnel Swann, otro tormentí, estaba confiado y seguro de derrotar al escuálido justador. Pero en el primer envite y como un resorte la lanza del caballero misterioso se partió en la cabeza de Ser Donnel, que quedó derribado e inconsciente. Lord Wyman Manderly fue el siguiente, con una sonrisa en el rostro y poco preocupado por el resultado de la liza pero deseoso de conocer la identidad de aquel hombre. Fue el siguiente en caer ante la extraña habilidad del caballero. Lyn Corbray, el pequeño de los Corbray aprovechó su momento y sabedor de que aquel sería el único rival al que podría desmontar lo retó con la lanza en ristre. Tras romper sendas lanzas ambos caballeros se enfrascaron en un segundo envite donde apenas se rozaron, ambos calculaban sus movimientos con precisión. Lamentablemente y para desgracia de muchos jóvenes allí presentes el Caballero de la Triste Figura fue descabalgado y la multitud coreaba su deseo por conocer la identidad de aquel caballero misterioso.

Fue en aquel momento cuando el rey apareció de nuevo en las lizas, con Tywin Lannister a su lado, un hecho desde luego sorprendente para todos, sobre todo cuando el resto de los Lannister había partido ya hacía unas horas, dejando, por lo visto, a su señor y Mano del Rey junto al rey. Aparentemente aquel era su lugar.

Lyn Corbray señaló al rey. ¿Deseáis saber la identidad del hombre al que acabo de derrotar? Alzó los brazos, abrazando con ellos los aplausos y vítores de la multitud, una multitud algo menos espectacular que la de los primeros días del torneo. @hammer_ortiz

Lyn, portáis un apellido ilustre y con vuestras palabras me honráis, vuestros servicios no quedarán sin pago. La tradición dicta que una vez derrotado un caballero misterioso debe revelar su rostro, y así espero que se cumpla. — el rey paró unos instantes.

Y en cuanto a vos, Ser Lyn, arrodillaros, os habéis ganado el título. — con un gesto llamó a Ser Barristan que obedeció sin dudarlo y avanzó para armar al hombre del Valle como caballero

Ya habéis oído a su Majestad. - Dijo Lord Tywin señalando al caballero anónimo. Había una notable desgana en la voz de la Mano. - Descubríos.

Derrotado el bastardo de Walder Frey se levantó del suelo y se retiró entre abucheos del campo de Liza.

Al pasar cerca de un grupo de asistentes a las justas uno de ellos lo increpó duramente: “Bastardo, eres un cerdo , tu madre seria una ramera salida del mismísimo nido de pulgas” - Aquel pobre desgraciado no sabia lo que había dicho, Walder Ríos soltó su caballo y rápidamente soltó un derechazo directo a la mandíbula de aquel mequetrefe, quien no viendo venir el golpe se desplomó en el suelo. Ríos miró a los otros tres esperando respuesta por su parte , pero hicieron como que la cosa no iba con ellos. Walder Rios siguió su camino sumido en pensamientos varios relacionados con los últimos acontecimientos en Darry. Quizá debería personarse allí para comprobar que los rumores eran ciertos.

Lord Jon Arryn habia visto el escudo el primer día, su corazón habia dado un vuelco. Miro en derredor, su sobrino Elbert, Vardis, el jovencisimo Andar Royce, su sobrina Giselle con su prometido Ser Graham Hadyng, faltaba uno de sus parientes. No… Sabia quien era el joven y escualido caballero misterioso.

Ser Elbert lo entendio casi a la vez que su tio. ¡Mierda! Otra vez se le habia escapado el mocoso. Busco la mirada de su tio y vio en ella resignacio. La suerte estaba echada, el rey habia visto un caballero misterioso y estaba emocionado aparentemente, solo se podia esperar y ver que pasaba. Para sorpresa de Elbert y Jon, el chaval, descabalgo decentemente a Ser Lyonel Corbray. Bien penso Elbert, el honor familiar se recupera. Paso de la preocupacion por su joven escudero y primo, a un inicio de intriga y admiracion, al chaval debian rozarle los huevos con las piernas al andar, o eso o era burro como el solo. ¿A quien se le ocurriria?

Despues de Lyonel Corbray, vino Donnel Swann y lo siguio Lord Manderly. Ninguno habia cosechado renombre con anterioridad en el campo del honor, pero aun asi, casi doblaban su peso, bueno, Manderly lo doblaba de sobra. Elbert estaba maravillado. Su escudero habia llegado mas lejos que el en el torneo. No lo estaba haciendo nada mal. Llego el momento temido, un justador mejor, dio al traste con las ambiciones del mocoso. Pero peor aun, habia llegado el momento de descubrir su identidad. ¿Como se tomaria el rey y el resto de presentes el hecho de que un escudero que no llegaba a los 14 dias del nombre hubiera derribado a 3 caballeros ungidos, mucho mas fuertes y experimentados que el?


El caballero de la triste figura, joder, se habia autobautizado con el mote que su primo Elbert le habia puesto. habia pintado el escudo familiar con colores diferentes, pero sin cambiar el contenido. ¡Nadie se habia dado cuenta! Pero que maravilla, habia tumbado a Lyonel Corbray, a Ser Donnel Swann y a Lord Wyman Manderly, habia caido contra su cuarto contendiente, pero no podia estar mas contento. ¡Lo habia hecho bien! y aun no habia llegado a cumplir los 14!

Se retiro el yelmo. Su rostro no era conocido en esta tierra por lo que hasta que no hablo pocos notaron diferencia entre que estubiera cubierto o descubierto su rostro. Solo sus parientes y compañeros de viaje provenientes del valle lo reconocieron rapidamente. El escudero de Ser Elbert, el escualido y temerario nieto de la hermana de lord Jon. Unico hijo de Ser Denys Arryn y Myriam Waynwood.

Hinco la rodilla, pues hablaría al rey directamente y seguro que era la mejor manera de hacerlo. Se abrio la visera del yelmo, para sacarlo con mayor faciliad, habia quedado abollado con la caida. Con el yelmo en la mano y de rodillas, se quedo unos instantes bloqueado. ¡Cuanta gente! Pero la voz salio de el por fin.

-Majestad. Jasper Arryn. ¡Para serviros a vos y al reino!

Aquella mañana de torneo ser Baelor había despertado magullado, herido no en el orgullo pues había justado dignamente contra el mejor guerrero de Poniente, pero si en sus costillas, allí donde el golpe contra el suelo al ser descabalgado había sido más fuerte. Nada más despertarse había pedido a su escudero que enviase un cuervo a Antigua y después se había dirigido a la liza a ver los combates del día. Tenía ganas de ver de qué era capaz su tío abuelo y ya que le había derribado esperaba que ganase él al menos.

En el camino fue pensando en todo lo sucedido con los Lannister y el gesto se le fue ensombreciendo a cada paso. Aquello no era un buen presagio, eso lo sabía bien. Sin embargo al llegar a la liza decidió que era momento de ver el espectáculo y apoyado junto a la baranda que separaba la arena y rodeado por varios de sus caballeros empezó a ver los lances. Solo desentonó cuando celebró la victoria de Lord Gerold frente a ser Barristan, un hombre muy querido por el pueblo llano. Al acabar el lance fue en busca del Lord Comandante para darle la enhorabuena y de camino vio la pequeña pelea del Frey con un simple campesino. Negó con la cabeza y siguió su camino, los Frey no estaban haciendo demasiados amigos en esos días entre el pueblo.

Al llegar al gran océano de tiendas de todos los colores se guió por la intuición para encontra la nívea lona del Lord Comandante – Lord Gerold, no hemos tenido tiempo de hablar demasiado y se que este no es el lugar pero mi padre no me perdonaría si volviese sin decíroslo. Desea que si os es posible en un futuro vayáis a visitarlo, hace años que no os ve y esta deseando volver a ver al hermano de su padre. Le gustaría ir a Desembarco pero Antigua lo retiene. No os molesto más, solo quería deciros eso, sois bienvenido siempre que gustéis en el hogar de vuestra familia – dijo ser Baelor con toda la educación del mundo antes de despedirse ofreciéndole la mano y darse media vuelta.

Su hermana estaba en la grada y ya llevaba demasiado tiempo sola. Tal y como estaba el ambiente en Harrenhall no iba a dejarla sola demasiado rato, aquello era como un avispero zumbando.

El rey estaba visiblemente sorprendido, su mirada buscaba enemigos en todas partes y lo que había encontrado era tan solo un chiquillo buscando la gloria de ser un caballero. Aerys bajó lentamente del estrado y se aproximó al joven Arryn.

Doy fe de que tenéis destreza de caballero, muchacho— el rey caminaba lentamente mientras Lyn Corbray aún esperaba la espada Ser Barristan en los hombros para levantarse —¡Lord Gerold!— gritó Aerys —Esta ha sido una liza digna de caballeros, aunque entre ambos contendientes no sumen si quiera mi edad. Si Corbray se ha ganado las espuelas, Arryn lo ha hecho también. Es un día de regocijo para el Valle, habéis ganado dos aguerridos caballeros

Ser Barristan esperé a que el Lord Comandante estuviera en posición y entonces, al unísono, entonaron:

En nombre del Guerrero, os encomiendo ser valiente. En nombre del Padre, os encomiendo ser justo. En nombre de la Madre os encomiendo defender a los jóvenes y a los inocentes. En el nombre de la Doncella, os encomiendo proteger a todas las mujeres…

-¡Gracias majestad! Espero ser digno del titulo de caballero y serviros a vos y al reino con honor.

Lo vivido era un sueño para todo niño que estuviese presenciando el torneo. Si hasta hace días solo se hablaba de Ser Jaime Lannister, el caballero que con apenas 15 años había derrotado a uno de los bandidos de la Hermandad del Bosque Real, ahora se cantarían baladas sobre Ser Jasper Arryn, un escudero al que no se le podía contar todavía 14 días del nombre, el Caballero de la Triste Figura, que recibía el título de caballero tras descabalgar a tres señores. De entre ellos, solo había supuesto un reto real y otro había sido el hermano mayor del que por fin acabaría descabalgándolo. Desde luego existía gran diferencia entre los caballeros de torneo y aquellos que se ganaban las espuelas en el campo de batalla, pero en aquellos momentos las razones de un título como aquel quedaban en segundo plano.

Cuando los ánimos se calmaron y Ser Jasper acudió a celebrarlo con su familia, Ser Lyn se preparó para su siguiente rival. Descabalgó fácilmente a Ser Axell Florent de Agusclaras, pero la tensión se apoderó de él cuando Lord Yhon Royce subió a su caballo y se preparó al otro lado de la liza. Hasta tres lanzas partieron el recién nombrado caballero y el señor de Piedra de las Runas y tras 9 envites tocó a su fin el sueño del pequeño de los Corbray, que había llegado a caballero antes que su hermano mayor y heredero de Hogar.

Llegó el turno del los valientes que se atrevieron a retar al Prínicipe. Un isleño, como no podía ser de otra forma, y un joven caballero del valle ambicioso y con sueños de grandeza. Lord Gorold Goodbrother y Ser Symond Templeton. Ambos fueron incapaces de resistir ni dos envites del Tarharyen que primero les tomaba la medida y luego golpeaba allí donde asomaba la vulnerabilidad. Sin duda sus excelsos dones provenían de su sensibilidad y capacidad de prestar atención a los mínimos detalles.


Tras a pausa de la tarde, donde se sirvieron aperitivos fríos y jarras de cerveza y vino se anunció que a la caída de la tarde se celebraría la final del torneo de Harrenhall.

Lord Gerold Hightower había sido con mucho el competidor que mayor número de rivales había descabalgado, y de mayor renombre, por lo que se decretó que quedaría fuera del primer sorteo de la final. La fortuna fue caprichosa, enfrentando a Rhaegar Targaryen y a su íntimo amigo Lord Jon Connington, por otro lado Lord Bryen Caron cruzaría su lanza con la de Lord Yhon Royce. Nadie pudo achacar nada al señor de Nido del Grifo por caer ante tal dominio de la lanza, de hecho fue una liza para el recuerdo, escribiendo como el amor fraternal que se profesaban ambos caballeros quedaba a un lado de la competición. Aunque dependiendo de las versiones algunos añadirían que posiblemente tal amor estuviese balanceado a favor del Príncipe, lo que difuminó la decisión y la rabia que Lord Jon Connington había impreso en sus envites anteriormente. La final se decidió cuando Lord Bryen Caron descabalgó a Lord Yhon Royce. Ambas lides fueron tremendamente competidas, necesitando 17 lances el primero y 14 el segundo para decidir los campeones. Trece lanzas fueron repuestas en el proceso.

Llegó el momento de decidir quién compondría la pareja final. El Príncipe Targaryen, el joven y apuesto Rhaegar tendría una tercera oportunidad allí donde Ser Barristan Selmy y Ser Arthur Dayne se las habían arrebatado anteriormente, en los torneos de Bastión de Tormentas y Lannisport respectivamente. Su rival, Lord Bryen Caron, el joven señor tormentí que había acompañado a Lord Robert en las largas noches de borrachera visitando prostíbulos allí donde los hubiese. En esta ocasión el Príncipe Rhaegar encontró Rhaegar un rival algo menos preparado que su amigo, pero que imprimía todo su corazón en lanza al impactar. La vida, sin embargo, siempre otorga ventaja a las aptitudes frente a las actitudes.

Rhaegar Targaryen sería declarado vencedor del Torneo de Harrenhall si descabalgaba al Lord Comandante de la Guardia Real. El capa blanca estaba exhausto por los esfuerzo del día y el Príncipe no dejaría pasar aquella oportunidad de salir campeón, de todas las que había tenido era sin duda la más importante. Y en una lid algo descafeína para el nivel que había tenido hasta el momento el torneo, Rhaegar ganó, había llegado el momento de que coronar a la Reina del Amor y la Belleza.