Los roces generados a lo largo de los días de torneo se plasmaban ahora en las actitudes de los diferentes señores de Poniente. Entre las diferentes chanzas que se habían ido repitiendo, peleas y espinosas tácticas de competición se había generado en el ambiente una calma tensa que había estado muy cerca de explotar con la boda Lannister, en la coronación de Lyanna Stark como Reina de la Belleza y finalmente con el reto que el orgulloso Lord Robert había lanzado al Príncipe. Este se había excusado ante un centenar de diferentes señores nobles, bien por miedo a despertar la ira de su padre o al portentoso físico del Baratheon, durante años se debatiría la actitud del Príncipe; mientras unos veían a un cobarde que prefería la lira a la espada, otros veían a la clase de gobernante prudente que los Siete Reinos necesitaban.
Cuando comenzó a extenderse el rumor sobre la huida de la Princesa Elia nadie quiso quedarse para investigar lo sucedido, todo el mundo temía la reacción del rey y pronto las diferentes comitivas se afanaron en marchar a sus respectivos territorios. Los primeros en abandonar Harrenhall fueron los Greyjoy, sin contar a los Lannister que dejaron el torneo tras la boda de Jaime y Cersei. Los dornienses, fueron los siguientes, muchos de ellos confusos y con visible miedo en los rostros, habían quedado sin nadie a quien seguir y sus tierras quedaban muy lejos de aquel lugar. Fueron los primeros entre un río de gente, en los próximos días miles más abandonaría la fortaleza y sus gentes olvidarían pronto como por unos días habían sido el centro de Poniente, y quien sabe si protagonistas del futuro de los Siete Reinos.