Un rato despues, ya en el castillo y estando presentes solamente la dama y ser Arthur. Miro a ambos lados para asegurarse de que nadie lo viera y se arrodillo mientras extraia de su zurron un huevo de dragon de color rojizo, frio y petrificado. Puede que nunca saliera un dragon de alli, pero el joven caballero habia cumplido su parte.
-Mi señora, para vuestro hijo.